Odio Amarte - (en Edición)

CAPITULO 61

MAXIMILIANO 

Dolor y oscuridad, eso era lo qué habitaba en mí en estos momentos.

Un dolor inexplicable qué nunca pensé vivir en mi vida, una presión en el pecho que nadie qué exista en esta tierra podría quitármelo excepto una y era el amor de mi vida.

Si tuviera la oportunidad de retroceder el tiempo ya lo hubiera hecho sin dudarlo ni un segundo.

Aún, no puedo quitarme de la cabeza su mirada, qué me dio por última vez entre mis brazos una, muy diferente a la que había visto una noche anterior, cuando se entregó a mí por última vez.

 

 

FLASHBACK 

Prométeme qué pase, lo qué pase, tú seguirás con tu vida.- dijo ella elevando su cabeza para mirarme, mientras acariciaba mi pecho desnudó.

Claro mi amor, seguiré mi vida junto contigo.- le respondo mirándola a los ojos.

No sé por qué en ese momento una mala sensación pasó por mi cuerpo al escucharla decirme eso.

Ella me miró directamente a mis ojos y negó.

Creó qué no me estás entendiendo amor.- dijo ella con una pizca de dolor y miedo, pues su voz se escuchó temblorosa al decirlo, cosa qué me puso muy alerta.

¿Qué pasa mi amor?, no te entiendo, tú y yo estaremos juntos para siempre, no tienes por qué decir esas cosas.- contesto muy serio y enojado con ella, pues ¿Por qué sentía qué se estaba despidiendo?.

Siempre estaremos juntos, pero si algo pasara, yo quiero qué tú sigas con tu vida, aunque me duela, verte con alguien más, me encantaría, verte feliz con esa persona.- me dijo muy seria al igual qué yo, por un momento pensé qué era una broma por parte de ella, pero al verla tan segura de lo que decía, me desconcertó.

A ver amor, yo nunca estaré con alguien más, qué no seas tú, me casaré contigo y tendremos muchos hijos y seremos una familia muy grande, ¿Por qué dices todas estas cosas?.- pregunto sobre sentándome en mi lado de la cama.

La miro directamente a los ojos y pude notar un brillo ajeno en sus ojos, unos qué no supe descifrar ni reconocer.

Solo prométeme qué serás feliz, si yo en algún momento de mi vida no de más…- me pidió sentándose en mi regazo, regalándome una linda imagen de su cuerpo desnudo, dejando caer su cabello negro ondulado en las puntas sobre esos pechos, que son mi delirio.

Si en algún momento no des para más, yo te prometo qué mi corazón, la tira por los dos.- le prometo a corazón abierto con muchas emociones dentro de mí, halándola y pegándola a mí frente a frente, sintiendo su fragancia invadir mi nariz.

No dijimos nada más, solo nos fundimos en un beso lleno de emociones, con mucho por decir, cayendo lágrimas por nuestras mejillas, sin parar en ningún momento en mostrar nuestro amor el uno por el otro, entregándonos nuevamente y haciéndonos uno por última vez.

 

 


FIN DEL FLASHBACK 

¡Max!.- escuché que alguien gritó por los pasillos en donde yo estaba sentado, casi ido, lleno de sangre seca de mi mujer, qué no muchas horas atrás estuvo en mis brazos.

¡Max!, ¡¿Qué pasó?!, ¡¿Dónde está mi hija?!.- me pregunto Fabiola desesperada con lágrimas en sus ojos.- ¡Max dime algo!.- me sacude con fuerza.

Lo siento, yo quise protegerla, pero todo pasó, muy rápido, lo siento... perdóname yo no quería que esto pasará…- le respondí hecho mierd* destrozado más o peor qué ella sin poder controlar mis lágrimas.

Fabiola se quedó quieta en su lugar al escuchar todo lo que yo decía, desvaneciéndose frente a mis ojos, siendo sostenida por Vicente qué gracias a Dios estaba aquí.

¡Cariño!, ¡Cariño reacciona!.- le dijo él muy asustado, sacudiéndola para que reaccionara.

Mi hija…- susurró ella al reaccionar.

¡¿Max que pasó?!, ¡Habla hombre!.- dijo William amigo de mi mujer, quien estaba atrás de Fabiola y Vicente junto a Alanna quien estaba en los brazos de Carter llorando sin parar.

Está en el quirófano, están tratando de salvarla.- respondí tragando saliva y tratar de controlarme pues, todo esto no era fácil.

En eso, siento qué alguien me toma de la camisa y me pega a la pared bruscamente, sintiendo todo el frío en mi espalda.

Si mi hermana se muere, te juro qué tú irás detrás de ella, por qué te juro qué te mató con mis propias manos.- dijo Jerico su hermano, que no me di cuenta de que estaba aquí, pues pude notar qué apretaba su mandíbula más de lo normal con los ojos muy rojos.

¡Me oíste imbécil!.- grito fuerte apretándome fuerte del cuello.

¡Jerico!, ¡Basta!, ¡Suéltalo ya!.- gritó Fabiola al ver aquella escena.

Y lo entendía, por un caraj* que lo entendía, su hermana está al borde de la muerte por mi culpa, por no saber medir mis consecuencias.

¡No mamá!, mi hermana está en peligro por su maldita culpa.- le contesto este con los ojos rojos inyectados de ira.

¡No!, ¡No te acerques Luca!.- le dije ya qué sabia, cuál era su intención.

¡Ya suélalo!, hazlo por tu hermana, mira todo este escándalo.- dijo Fabiola una vez más, con sus ojos llorosos.

Jerico, en serio lo siento, sé que es mi culpa y no sabes todo lo que yo daría por estar en su lugar.- le dije tirándolo a los ojos, sintiendo mi cuello doler por la presión y la falta de aire. 

Jerico, ¡Sueltalo ya!.- escuché a la Señora Liliana decirle a Jerico.

Vamos, muchacho, hazlo por tu hermana.- dijo Vicente acercándose a nosotros y tomarlo del hombro a este.

Vamos, ella nos necesita a todos unidos.- dijo Vicente mirándonos a ambos.- hazlo por ella.

Jerico al escuchar esto debilitó su agarre en mi cuello, para que poco a poco se vaya alejando sin quitarme la mirada de encima.

Todos se mantuvieron en silencio por un ligero momento, uno muy incómodo, que hasta aquí, podía ver a Alanna llorar hablándoles unas cosas a sus amigos, quienes estaban atentos a lo que ella decía, a Fabiola pegada en el pecho de su esposo a sus abuelos de mi pequeña muy callados mirando a un punto fijo y a sus hermanos de mi mujer caminando de un lado a otro hablando sabrá uno.




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