Odio Amarte - (en Edición)

CAPITULO 62

MAXIMILIANO 

Casi todas estas 24 horas me la pasé despierto, negándome a ir en ningún momento.

Pues, aún tenía la esperanza de que ella pueda despertar, sin aún poderme quitar aquellas imágenes de ella completamente llena de sangre entre mis brazos.

Hace más de dos horas tengo información que ya no solo es Jimena la que está muerta, sino que todos esos malditos enfermos que dañaron a mi mujer, queriéndola arrastrar con ellos, pero ella una vez más me demostró que ella es la fuerte entre los dos.

Verdaderamente, ella es un milagro entre todos nosotros, pues las oraciones de cada uno fueron escuchados y a Dios gracias que ella ha pasado estas 24 horas eternas.

Estoy más que desesperado por entrar a verla, ya en la habitación que la han asignado, una privada y solo para ella claro está, pues ninguno de nosotros iba a permitir que ella comparta una habitación con alguien más.

Ten, come algo.- dijo Luca tendiéndome una bolsa de papel con un vaso de café negro sin azúcar.

Gracias, ¿Qué sabes?.- le pregunté al recibir y tomar un sorbo de café.

Los Ferreira, quisieron interponer una demanda, por asesinato.- me respondió, sentándose a un lado mío.

Esos estaban completamente locos, a caso se les olvida que su hija hizo todo esto y por culpa de ella, mi mujer está así y que un no despierta.

Qué hagan lo que quieran, tengo pruebas más que suficientes que su hija es culpable.- dije soltando una pequeña risa sin gracia.

Pero, ellos no lo ven así, así que tendrás que llamar a tus abogados.- me respondió serio.

Ya lo hice, ya hablé con ellos antes, es mejor prevenir y ya están al tanto.- contesto notando qué Alanna y Franco se acercaban.

Hey, ¿Qué tal?.- saludo Franco, dándome una mirada cómplice.

Cabe recalcar que él no tiene las manos sucias de sangre, pues él solo se encargó de ver que otros junto con Owen hicieran su trabajo.

Bien, mi mujer ya salió de Uci.- dije algo alegre y tranquilo, era como si esa gran tentación se fuera de mis hombros.

Si yo hubiera estado ahí…- susurró Alanna lo suficiente para que la pueda escuchar.

Verla con los ojos llorosos y con esas grandes ojeras bajo sus ojos me conmovió.

Hey…shh, tranquila, Ali, tampoco hubieras hecho algo, era muy peligroso y tú pudiste estar en peligro también.- le dije mirándola a los ojos, siendo abrazada por Franco pegándola a su pecho.

Pero, es que yo…- dijo con voz entrecortada.

Él, tiene razón, cariño, no podías hacer nada.- le dijo Franco de acuerdo conmigo.

Es que yo vi todo, verla como la arrastraban hacia esa camioneta y parecía como muerta, solo atine a esconderme al escuchar todos esos disparos y ver luego a Henry y a Rafael heridos, gritando por ayuda.- contó todo eso ella entre lágrimas, algo que yo no lo sabía y recién me enteraba.

Por eso, esos dos hombres tienen todo mis respetos, pues más les importó salvar la vida de mi mujer que el de ellos mismo y sé que trataron de hacer todo lo posible para que no se la lleven así estando heridos.

No fue fácil para mí oír todo lo que ella decía, eh imaginar aquella escena.

Lo hecho, hecho está y lo importante ahora es que ella está viva.- dijo Franco con voz gruesa y lleno de rencor.

Es cierto Alanna, lo valioso es que ella sigue viva.- le dije también, fortaleciendo lo dicho por Franco.

Max.- escuché la voz de Vicente, quien caminaba hacia mí.

Qué no dude en ponerme de pie una vez más, hasta acercarse a mí.

Dime.- dije una vez que se acercó a mí.

Ya la instalaron en su habitación, ya podemos ir a verla.- me dijo serio y con gesto de no estar muy contento con mi presencia.

Pero intuyo que fue Fabiola quien lo mandó a venir aquí a decirme.

Sé qué no estoy siendo muy bien visto por la familia de mi pequeña y los entiendo muy bien, pero aún no quiero decirles la verdad, hasta que mi mujer despierte y ambos contar toda la verdad.

Ok, muchas gracias Vicente.- le agradezco desde lo más sincero de mi corazón, por permitirme estar ahí con ella y ellos.

Ok…- fue lo único que me respondió, para luego mirarnos a todos rápidamente y dar una vuelta e irse por donde vino.

Felicidad es lo que tengo ahora y una sonrisa que no puedo borrar, pues volveré a verla y estaré a su lado el tiempo que yo quiera estar.

Bueno, es mejor que vayamos de una vez.- dijo Luca, para luego todos ir hasta el ascensor e ir al 5 piso, en donde ella se encontraba.

Al salir pude ver que nadie estaba afuera y estoy seguro de que todo están adentro viéndola.

Sé qué ella aún no despierta, pero tengo la esperanza de que ella despierte ahora.

No espero más e ingreso a la habitación y no estaba más que equivocado, pues todos estaban aquí.

Todos se quedan observándome callados y serios, siguiéndome con la mirada hacia donde yo me dirigía que era ella por supuesto.

Mi amor…- susurró una vez que me acerco a ella.

Quien se veía que estaba quieta en su lugar sin estar entubado, más bien con uno colocado en su nariz y conectada con muchas máquinas, controlando su respiración y sus latidos, que eran un placer para mí escuchar que su corazón latía.

Beso, su cabeza, sin poder controlar las lágrimas una vez más.

Yo sabía que tú eras fuerte, pero ahora tú me has demostrado que eres más que eso.- sigo susurrando en su oído, notando de reojo que ella no tenía su anillo.

¿Dónde estaba su anillo?, ¿Por qué ya no está con ella?.

Se que tuvieron que quitárselo, pero, ¿Por qué no se lo han colocado de nuevo?.

Trato de mantener la tranquilidad, pues de nada me sirve estar enojado, pero que ni crean que por eso no voy a reclamar.

Supongo que ya te puedes ir, ¿No?.- escuche la voz de su hermano mayor, dirigiéndose a mí, parado a los pies de su hermana.

Ya sabes que está viva, pues ya puedes irte.- volvió a decir haciéndome señas hacia la puerta.

Brian, yo no quiero pelear yo…- me interrumpió. 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.