EMILY
Viernes por la noche ya totalmente lista para mi despedida de soltera, organizado por Alanna y mis primas, quienes ya me tenían preocupada, pues no sabía que cosa ellas iban a hacer, ya que no quisieron decirme nada, pero lo único que yo se es que no estará mi mamá ni ninguna de mis tías y eso para mí es una advertencia de que lo que se viene es fuerte.
¿En serio tenemos que celebrar esto?, por qué mejor nos quedamos aquí y celebramos los dos juntitos.- me hablo Max detrás de mí besando mi hombro y abrazándome de la cintura mientras que terminaba de arreglarme frente al espejo.
Desde aquí pude sentir su rico perfume que él se había puesto, junto con una camisa de seda negra con su pecho descubierto en una gran parte y unos pantalones que para qué les digo, ese trasero está a todo su resplandor o mejor dicho todo su cuerpo.
Max ha querido tratar de convencerme de no ir con Alanna, mis primas y algunas amigas a mi despedida de soltera.
Yo les prometí que iría y no puedo decirles que ya no voy a ir así como así.- contesto mirándolo al espejo y terminar de colocarme mis aretes.
Pero, es que tú no sabes que es lo que hacen en una despedida de soltero.- refuta soltando un gruñido al verme totalmente lista y decidida en no dar mi brazo a torcer.
¿Y tú si?.- le pregunto yo en forma de respuesta elevando una ceja y cruzarme de brazos.
¡Pues, claro que sí!.- exclamó frustrado y dando un resoplo.- ¿Ya se te olvida que estuve casado antes de que tú llegaras a mi vida?.
Yo no quiero que veas a otro hombre que no sea yo y más si están desnudos restregando sus feos cuerpos sobre ti y peor aún si los tocas.- dijo él separándose de mí para caminar de un lado a otro enojado y celoso.
¿Y quién dijo que yo los iba a tocar?.- pregunto cruzada de brazos.
Alanna.- contesto.- yo la escuché hablar con Franco diciéndole que ya tenía a unos strippers para que tus los tocara, por qué sería la última vez que verías a otros hombres que no sea tu marido.- me dijo soltando toda su preocupación y yo ya sabiendo el por qué de eso.
Alanna, cuando no ella, abriendo su bocotá en el peor momento y peor aún sabiendo que Max puede estar más cerca de lo que cree.
Además, ¿Vistes a tu prima?, estuvo acosando a mi hermano todo este tiempo que está aquí, ya él ni siquiera puede venir tranquilamente a vernos.- dijo él negando y sentándose en la orilla de la cama.
Era cierto, tenía que hablar con ella, pues ella no puede ir y estar acosando a mi querido Lío, ya él pone ni siquiera sabe qué hacer o en donde esconderse, sabiendo que ella puede estar ahí y tratar de tocarlo.
Tengo que hablar con ella seriamente.- pensé.
Amor.- lo llamo.- solo será un ratito, por qué mañana tenemos un día muy largo y tenemos que dormir temprano para no estar soñolientos para mañana.- le digo acercándome a él para que esté tranquilo, sentándome en sus piernas.
Sí, mañana serás mi esposa, La Sra. Thalassinos.- dice él muy orgulloso y feliz de saber que los dos vamos a unir nuestras vidas para siempre.- y eres toda mía.
Y tu todo mío.- le digo mirándolo a los ojos al hombre que amo.
Siempre he sido tuyo, desde que nos volvimos a ver.- dijo, susurrando, sintiendo el aliento fresco de su boca y rozando sus labios con los míos.
Mi corazón no para de latir aceleradamente ni tampoco ese cosquilleo que se expande por mi pecho cada vez que este hombre habla.
Te amo.- nos dijimos los dos a la misma vez sin quitarnos la mirada en ningún momento.
Max no aguantó más y atrapo mi boca con la suya, robándome el aliento ahí mismo siguiendo el beso y morder su labio inferior y escuchar un gruñido por parte de él.
El beso subía la intensidad del calor de nuestros cuerpos cada vez más.
Max no espera mucho y me sienta a horcajadas en sus piernas, ocasionando de que mi vestido se suba de más, cosa que Max no perdió para nada el tiempo y metió su mano dentro de mi vestido haciendo maravillas con sus dedos en mi centro y punto de placer encima de mi ropa interior.
Max…- gimo su nombre sin dejar de besarlo y disfrutar de lo que él me hacía.
¿Te gusta?, quédate conmigo y disfrutemos los dos solitos.- susurró él por segunda vez en mis labios sin quitarme la mirada y seguir con su trabajo ahí abajo.
Iba a gritar que si me quedaba con él y mandar al diablo lo que todas ellas tenían hecho para mí, pues mi Afrodita, versión hombre, me estaba ya conquistando.
Pero, como todo no es color de rosa, alguien vino a interrumpir nuestro momento.
¡Emily ya vámonos!.- grito la voz de Alanna detrás de la puerta.
Ambos nos quedamos quietos al escuchar la voz chillona de Alanna quitándonos todo lo sucedido y progresado.
M¡erd@.- gruño Max entre dientes al darse ya cuenta que su plan fue destruido por parte de Alanna.
Ya, ¡Ya voy!.- contesto bajándome de las piernas de Max lo más rápido posible y con un gran y tedioso problema entre mis piernas.
Entro al baño y trato de arreglarme lo más que puedo, escuchando las quejas de Max del otro lado.
¿En serio te vas y me vas a dejar con este gran problema?.- me pregunta Max una vez que me ve que salgo del baño, señalando su paquete bien recargado y listo para la batalla.
Ya abra tiempo para eso King kon.- respondo dándole una beso y tomar luego mi cartera con todo lo necesario.
Aún sigo escuchando sus gruñidos y murmureos detrás de mí al avanzar hasta la puerta, hasta que recuerdo que tengo que decirle algo muy importante.
Ah, casi lo olvido.- digo deteniéndome en la puerta de la habitación con toda la atención de Max sobre mí.
Como yo me enteré de que otra mujer te hizo algo más o si me engañas no me esperes en el altar.- le digo señalándolo con mi dedo y muy serio para que vea que no estoy bromeando.
Espero yo lo mismo, por mi parte tienes toda mi fidelidad y no puedes dudar de eso mi amor.- me respondió él muy serio, pero a la vez con esa mirada de amor que me daba que salió de esos hermosos ojos azules brillantes.