MAXIMILIANO
Otro sueño hecho realidad al saber que mi mujer está embarazada de nuestro primer bebé hecho gracias a la gran pasión y amor que ambos nos tenemos.
Un hijo suyo y mío que jamás esperé venir en estos momentos, pero que está siendo esperado con muchas ansias, ya no veo la hora de poder tener a esa pequeña vida entre mis brazos que lleva mi sangre por sus venas.
Aún recuerdo ese día como si fuera ayer cuando mi mujer me dijo que estaba embarazada, lloré como un niño al saber que mi bebé venía a este mundo y pasé muchos días sin poder dormir al saber que mi vida cambiaría drásticamente por un pequeño que ya amaba aun sin conocerlo.
Han pasado 5 meses y mi mujer tiene una pancita pequeña para el tiempo, me preocupé mucho cuando el médico dijo eso, pues según él que lastimosamente era hombre el encargado de llevar el control del embarazo de mi mujer desde el primer momento que supimos, ya se habrán hecho idea de como me puse cuando ese idiota tuvo a mi mujer abierta de piernas para ver a mi bebé desde adentro, ya que según él era muy pequeño para hacer una ecografía normal desde su vientre.
Emily me miró preocupada al oír lo que dijo el médico, pues temía mi reacción.
Fue un infierno tener que soportar todo ese tiempo al ver eso, hasta que pude ver un lindo y pequeño punto latir en la pantalla, fue otro momento más en que lloré al oír sus latidos.
Hoy día era la cita en donde vamos a saber qué sexo era nuestro bebé y ya la familia y amigos habían hecho una apuesta de que podía ser.
Alanna quiso hacer una revelación de sexo, pero mi mujer y yo decidimos que no sería así, pues nos daba igual que podía ser nuestro retoño y no queríamos apuestas, no con nuestro bebé.
Es por eso, que todos están al tanto de qué sexo es nuestro bebe, todos los hombres de ambas familias y amigos querían hombre, ya que no estaban dispuestos en dejar que tuviera novio si fuera una niña y me han llenado la cabeza de preocupación, pues yo no estaba dispuesto dejar que mi bebé tenga novios, no hasta el día que yo me muera.
Mi mujer dice que estoy loco, pero no es así, puesto que yo sé el tipo de hombres que hay en el mundo y yo no pienso permitir que le rompan el corazón, si llega ser una niña, no me arrepentiría en desaparecer cadáveres seguidos.
Y a quien quiero engañar me aterra todo esto, pues no sabría que hacer si fuera una pequeña versión de mi mujer, estaría quemando de celos y estaría dispuesto a meterla a un convento, así no comparta sus ideales de las Iglesias, todo por qué ella se mantenga segura de idiotas, así como lo fui yo un día.
Quieres dejar de pensar tanto.- me dice mi nena, sacándole de mis pensamientos, acercándose a mí con su pequeña pancita en donde estaba mi futuro heredero y pequeño gran amor.
Es que... si es una niña, seré un loco posesivo y sobre protector con ella, así como lo soy con su madre.- contesto preocupado, envolviéndola en mis brazos y dándole un beso.
Estos hombres son unos idiotas.- se quejó ella apretando su mandíbula, negando, pues yo ya sabía a quienes se refería.- no tienes que dejar que te llenen la cabeza con tonterías.
Hay mi amor si supieras todo lo que me han dicho.- pensé.
¿Ya estás lista?.- pregunto una vez que veo la hora.
Sí, ya vámonos.- contesto ella viendo esos ojos brillantes que tanto amaba.
Todo este tiempo fuimos cómplices de su crecimiento y de sus pequeñas patadas que daba al escucharme hablar.
Subimos al auto, para dirigirnos hasta la clínica en donde estará ese médico esperando por ver qué sexo será mi bebé.
El camino no fue tan largo, pues donde ambos vivimos queda muy cerca y elegimos el lugar no solo por qué es bueno, sino que está lo más que suficientemente cerca para cortar si mi mujer entre en labor de partos.
¿Trajiste todo?.- pregunto a mi mujer antes de bajar, asegurándome que todo está bien.
Sí, tranquilo amor.- contesto ella acariciando mi mejilla y mirándome con ojos de amor.
Es que estoy muy nervioso, hoy era un día que jamás olvidaré.- digo con el corazón a punto de estallar.
Lo sé, ¿Tú crees que yo no?.- dijo ella mirando su pancita, a la cual acaricie.
Hoy sabré que serás mi amor.- le dije a mi bebé besando el vientre de mi mujer.
Ambos bajamos del auto y tomó la mano de mi mujer para ingresar a la clínica y subir por el ascensor al piso 5 en donde estaba el médico y su consultorio en donde será el chequeo.
Mis manos tiemblan y sudan al subir a la cabina de metal, dándose cuenta mi mujer quien besa mi hombro y envuelve sus brazos en mi brazo izquierdo pegándose a mí dándome aliento.
Llegamos al piso en donde estaba el consultorio del doctor, quien ya nos espera listo para hacerle unos de los últimos chequeos a mi mujer para ver cómo estaba y qué sexo será mi bebé.
Toco la puerta del médico oyendo un adelanté detrás de la puerta y si esperar más ingresamos ambos para ver al doctor sentado en su silla sin hacer nada, al parecer.
Y claro que lo iba a encontrar así, si había pedido que no nos hiciera esperar más y tuve que pagar un poco más para eso, pero no me quejo.
Señores Thalassinos, buenas tardes.- nos saludó a los dos, levantándose de su escritorio para darnos la mano.
Buenas tardes, doctor.- lo saluda mi mujer con una sonrisa.
Tomen asiento.- dijo, invitándonos a sentarnos .- y dime, ¿Cómo ha estado?.- pregunto mirando a mi mujer.
Incómodo, ya ni siquiera puedo dormir bien.- le contesto acariciando su vientre.
Lo imagino, hay algunos bebés que suelen moverse mucho en las noches, ¿Compro lo que le recomendé?.- le pregunto.
Si, lo hice, pero alguien, lo tira en las noches, por qué, según no puede abrazarme luego.- dijo ella mirándome de reojo, haciendo reír al médico y ocasionando que coloque los ojos en blanco.
Era cierto, no lo voy a negar, me encanta abrazar a mi mujer en las noches, pero esa maldita almohada en forma de jirafa no me deja abrazar a mi mujer y me pone una distancia que odio.