Odio que te Amo

16.

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Emilia.

Un home Run de los Redbirds alborota toda las gradas. Intentó volver donde está Benji, pero la celebración es apoteósica. Recibo varios empujones, uno de ellos me hace caer al suelo de rodillas.

—¡Mierda!— exclamó mientras me levantó del suelo con los ojos llorosos otra vez.

Solo quiero relajarme y no hay forma de hacerlo... Tengo demasiados problemas, no estoy feliz en casa, no puedo volver al antiguo departamento de Nathan porque la Soledad me rompe, Maya está de viaje a casa de su abuela en California, Dustin y Nathan no están, Todos en el pueblo hablan de mí, Kylian me odia y también a nuestro hijo, no tengo el valor de llamar a los Elwoods...

Todo es una puta mierda, mi vida es un caos absoluto. No puedo tomarme una puta cerveza, ni siquiera puedo tener sexo para desahogarme...

«Voy a enloquecer»

Al menos logro ver a Benji a lo lejos. Me limpió las lágrimas, no quiero que se aburra de verme siempre triste. Me hace bien su compañía. Es lo único agradable que hay ahora.

—¡Ey!— me saluda animado, se nota que está Feliz por las carreras de los Redbirds. También que lleva al menos unas cuatro cervezas.

—Home Run, lo he visto — agregó mientras miró con ansias el nuevo vaso de cerveza que le sirven.

—No puedes beber Emilia, lo sabés — Me dice, siento vergüenza de que se de cuenta que ansío beber.

—Me Estoy muriendo ya no lo soporto más — le confieso.

«si no puedo beber al menos intentaré tener sexo»

—¿Te sientes mal? ¿te duele algo?—cuestiona preocupado. Me niego con la cabeza. Él me mira un poco confundido.

« Debe pensar que estoy loca»

— Necesito relajarme Benji, estoy muy estresada, ahora mismo no hay nada que esté bien en mi vida —

«Estoy a punto de hacer una estupidez, pero el fin justifica los medios»

— ¿Que te apetece hacer? — agrega con un tono alto. Los Redbirds han hecho un hit y todo se ha alborotado otra vez.

Hay gritos y cánticos.

—Tengamos sexo— le digo de una vez y sin pensarlo. Se que lo más probable es que se niegue y que después de esta estupidez todo se ponga raro aquí, pero tengo qué intentarlo. Necesito drenar, prefiero que sea él, a qué sea un Desconocido.

— No te oigo, hay demasiado ruido aquí — dice y se acerca un poco hacia mí. Me río de mi misma, me siento realmente patética. —¿A donde querías que fuéramos? — cuestiona ahora casi que en susurró.

Mi piel se eriza ante el contacto leve con su piel. Malditas hormonas...

—llevame a casa— me limitó a decir, y el me mira confundido.

—Venga, vamos ya— agrega y me toma de la mano para guiarme hacia el palco VIP.

— pediré las llaves, y le diré a Peter que te llevo a casa — agrega y abre la puerta.

Se sorprende igual que yo al no encontrar a nadie allí y pienso que tal vez este sea mi momento.

—¿A donde se fueron?— pregunto antes de decir nada más.

— No lo sé, seguro están intentando negociar un contrato con el catcher del equipo rival, estaban interesado en él— agregá caminando en dirección a la mesa de billar.

—¿Se tardarán?— cuestionó acercándome también.

—Un poco... Lo siento, no he traído ni auto. Tendremos que esperar— agrega avergonzado y yo solo le miró como un pedazo de pollo frito. —¿Te apetece jugar billar mientras?— me pregunta colocando las bolas de billar en forma de diamante encima de la mesa.

—sí— contestó, Maldigo a Kylian, seguro debe estar feliz sin mí.

—Empieza tú — me entrega el palo. Lo cojo y lo apoyo en el suelo, y me quitó la camiseta de los Redbirds para quedarme con el top rojo. Intentaré seducirle, aunque yo no me tenga tanta confianza. El Me mira de arriba a abajo, parece sorprendido. —¿Tienes calor?— me pregunta.

Tomo el palo y lo apoyo en la mesa, doy mi primer toque suave a la bola blanca, la primera bola cae dentro del hueco del extremo derecho. Benji me mira sorprendido.

—Un poco— le contestó. Y vuelvo a jugar y y otra bola vuelve caer dentro.

—¡Joder Emilia! Me da vergüenza jugar contigo, eres muy buena en ésto — agrega mirándome con angustia, no quiere hacer el ridículo.

— No seas quejica, solo juega sin miedo a perder — agregó y vuelvo a tocar la bola, está vez no tengo tanta suerte y falló. Pierdo mi turno, aprovecho la oportunidad para subir de nivel y me desabrochó el jean.

—¡¿Pero que haces?!— Benji me mira impactado, yo termino de dejar de caer mi pantalón al suelo y me quedo en panties.

— cada fallo equivale a una prenda afuera. Buena suerte Benji— Benji sonríe incrédulo de lo que ve y escucha. Pero parece que el plan no le disgusta porque acepta el desafío.

— Esto no acabará bien para mí, soy muy malo jugando ésto — agrega

«perfecto,eso es lo que quiero, diversión momentánea que me ayude a olvidar está pena »

—Esfuerzate— le ánimo y parece que mis palabras lejos de ayudarle le desconcentran más. Falla.

—Te lo dije— agrega riéndose mientras se desajusta la camiseta. Le miró fijamente y disfrutó de ver su torso bien definido al descubierto.

Su musculatura me llama a tocarle. Necesito que se acabe este juego ya, para que juguemos otro.

—Esta bien, lo mejor es que falles todo — le digo y tomo mi palo para volver a jugar en mi turno, la bola cae dentro.

—Mierda—exclama cruzándose de brazos. Vuelvo a jugar, la bola no entrá. Me quitó la gorra porque si me quitó el top quedaría con las tetas al aíre. — bien jugado Emilia...— agrega mirándome con un ápice de deseó. El el juego está funcionando, los hombres son muy básicos.

Benji vuelve a jugar, nuevamente no entra ningúna bola. El hace como si va a quitarse la gorra también, pero de quita el pantalón. Me sorprende.

—Es justo— digo acercándome hacia él, y colocándome de frente. —una jugada tan mala no podía tener a cambio una simple gorra— agregó mientras le intentó quitar su palo de billar de forma seductora, pero el no me lo entrega, se mantiene firme.




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