Capítulo 21.
Benji
Nunca antes había vivido una experiencia tan angustiante ni desesperante como la que estaba viviendo ahora con Emilia. No tenía ni puta idea que hacer,ni como ayudarle.
—¡Termina de llegar maldición! ¡Me voy a morir aqui!— ella grita con todas las fuerzas que le quedan mientras se retuerce en el asiento delantero.
— Cinco minutos solamente, porfa aguanta un poco— aceleró, voy a más de 140 km por hora. Me salto todos los radares y limites de velocidad.
—¿¡QUE AGUANTE!? ¿¡QUE MIERDA TE PASA!? — Emilia está desesperada al punto de que golpea la puerta. Luego me sostiene la mano en la que tengo agarrado la palanca del auto. Tengo que ahorillarme en la carretera es imposible conducir así.
—Voy a llamar a emergencias, no puedo conducir asi— las manos le tiemblan, el corazón me late con fuerza, estoy desorientado al punto que no tengo ni puta idea de dónde estamos. Ella me apreta con tanta fuerza que me duele.
— Me siento muy mal Benji, me voy a desmayar — agrega y me suelta la mano. Está pálida. Me desajusto el cinturón y bajo del auto. Abro la puerta de su asiento y le desajusto también el cinturón. Ella baja los pies y coloca su cabeza en mí hombro.
—Respira, todo estará bien lo prometo—Tomo el teléfono con la mano que tengo libre.
— 911 ¿Cual es su emergencia?— habla la voz de la operadora en la línea.
—Estamos en la carretera, mi.. mi.. mi—Tartamudeo cuando Emilia vuelve a quejarse, no ha pasado más que unos pocos minutos antes de la última contracción.
—¿Que sucede? ¿En que carretera está? ¿ Con quien esta? —
—Mi esposa está en trabajo de parto, no se en qué carretera estoy— Estoy en crisis, desorientado.
—¿Cual es su nombre? ¿Como sabe que está en trabajó de parto—
— Benjamín pero ¿Que clase de pregunta es esa? ¡joder tiene contracciónes cada vez en menos tiempo!— le gritó. Emilia grita, todo es un caos.
—Vale, vale... Cálmese Benjamín—
—¡¿Que me calme?! ¡NO LA ESCUCHA GRITAR!— Estoy alterado.
—Si le escuchó, pero tiene que calmarse para que pueda resolver la situación.— agrega yo ya tengo ganas de colgar el maldito teléfono. Pero no tengo idea de que hacer, necesito su ayuda. — no cuelgue su llamada, coloque el teléfono en altavoz y entre en su GPS—
—ya — agregó
—Dile que vengan ya Benji ¡El bebé ya viene!— Emilia presiona.
—Ella dice que el bebé ya viene— le digo angustiado.
—¿En que km estas ?— entro al GPS.
—Km 95 a la altura de la entrada a la ciudad— contesto.
— bien, eso es bueno están a 5 minutos en auto ¿Puedes conducir?—
—¡NOOO! ¡Manden una puta ambulancia ahora!—
—Bien, Benjamín ya va en camino la ambulancia. Mientras vienen no cuelgues solo sigue mis instrucciones—
—ok— respondo y miro a Emilia.
—¿Esta la cabeza del bebé en el canal de parto?—
—¿¡PERO QUE!? ¿Como voy a saberlo?— me quejo, Emilia me mira y asiente. Eso significa que sí. —Ella dice que sí — contesto angustiado, eso es malo, muy malo.
—Bien, tendrás que ayudarle al bebé nacer — se me baja la tensión de solo pensar eso. No puedo ver sangre.
—¡No puedo hacer eso!— refutó, Emilia me clava las uñas en el brazo.
—sí, si que puedes— me dice sacándose el pantalón como puede.
— No puedo ver sangre, estoy mareado — confieso y Emilia sonríe.
— no lo dejes morir por favor — Emilia me súplica. El que se quiere morir soy yo. Estoy cagado del miedo, pero no hay más opciones. Emilia coloca mi mano y siento la cabeza del bebé. Juro por Dios que estoy alucinando, de verdad voy a ser la partera...
—¿Señor está ahí?— la operadora de 911 sigue ahí, he puesto el móvil en altavoz en la guantera del auto.
—Sí, aquí estoy. La cabeza está ahí— agregó sin mirar, no puedo hacerlo la sangre realmente me asusta. No puedo desmayarme.
—Bien, a la cuenta de tres su esposa debe pujar con fuerza Durante Díez segundos, hasta que salgan los hombros del bebé — da indicaciones que no puedo procesar.
—No entiendo que dice pero solo puja — le digo y Emilia asiente, está agotada y ya no tiene fuerzas ni para gritar.
Ella puja con todas sus fuerzas, y por fin veo la cara del bebé y también sangre... Se me va el aire. Cierro los ojos y me concentro.
—Esta la cabeza afuera—
—Bien, que vuelva a pujar durante 10 segundos más — la operadora ordena.
—Otro más Emilia, 10 segundos — le miró la cara y el mareo se me pasa. Ella asiente y toma aíre antes de pujar. Cuento hasta diez en mi mente porque apenas y puedo hablar. Los hombros salen y el resto solo necesita un sólo pujo. El niño cae en mis brazos, lo tomó y se lo coloco en el pecho. Ella llora, el bebé llora y yo les juro que quiero llorar también. Esto ha sido una puta locura... Menudo sufrimiento traer un hijo al mundo. Después de esto besaré a mi madre cuando la vea lo juró.
Escuchó las sirenas de la ambulancia y siento mucha felicidad al escuchar las sirenas de la ambulancia llegar por fin a auxiliarnos.
— ¿Señor está todo bien?— la operadora pregunta.
— Si, ya ha nacido el bebé y llegado la ayuda. Muchas Gracias — le digo con honestidad.
—No es nada ¡felicidades para los dos! Menuda historia la del nacimiento de vuestro bebé, que su madre lo trajo al mundo sin anestesia y su padre se armo de valor para asistirla — Me siento extraño, estoy feliz y triste al mismo tiempo. Me encantaría que ellos realmente fueran míos... Pero son prestados. Estoy seguro que Kylian va a volver y Emilia va a perdonarlo. Estarán juntos, y serán un familia feliz.
—Gracias— agregó y camino hacia la ambulancia.
—Buen trabajo chico— uno de los paramédicos me felicita. Le sonrió, pensando que pidieron llegar antes y ahorrarnos la agonía. —¿Te quieres limpia las manos ?— me ofrecen agua y jabón. Miró mis manos manchadas de sangre y de inmediato me desmayó....
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Emilia