Odio que te Amo

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Emilia

Kilyan conduce hasta la Gran rueda de Seattle y se detiene ahí.

—¿Que hacemos aquí? — le pregunto confundida. Milán se encuentra dormido plácidamente en mis brazos.

—Vamos a dar un paseo, hablaremos, y después decidiré si los dejo ir a casa — Lo miró atónita, algo no está bien en él. Después de semejante espectáculo, amenazas con armas de fuego y un intento de secuestro, nos trae a la Rueda de Seattle para "hablar"

No soy psicóloga pero Kylian parece bipolar...

— Vale— le sigo el juego porque realmente quiero que nos deje ir a casa, todos deben estar muy preocupados. Salgo del auto con Milán. Afuera Kylian le cubre con una manta. Estoy aterrada de su comportamiento errático. Pero no pretendo hacer nada que lo haga enojar y vuelva a cambiar de personalidad.

Comemos hamburguesas y malteadas en un sitio frente al mar y luego Camino a su lado hasta llegar a la Rueda de la fortuna. El pide dos tickets VIP y rápidamente subimos. Me siento a la derecha y el as izquierda pero quedamos de frente.

—¿Que fue lo que nos pasó Emilia? ¿Cómo fue que me convertiste en un monstruo?— me mirá serio. Como dije antes estoy aterrada, actúa como un propio demente.

—No lo sé, realmente te desconozco...Ni siquiera me siento capaz de ser honesta contigo tengo miedo de que nos lastimes —

—TU ME LLEVASTE A ESTO, YO SOLO HE QUERIDO VER Y ESTAR CON MI HIJO PERO NO ME ESCUCHAS — Grita y de repente comienza a llorar de forma descontrolada.

—Por favor baja la voz, te escucho perfectamente... Vas a asustar a Milán...— le digo lo más calmada posible.

— ¿Sabías que Benji me denunció? ¡Me puso una puta orden de alejamiento! Me prohibió estar cerca de ti y hasta ahí se la compró está obsesionado contigo, Pero no le compró que me separé también de mi hijo — contesta lo miró fijamente, quisiera decirle que todo lo que está pasando es consecuencia propia de su actitud pero el no lo va a entender. —No quiero ir a la cárcel Emilia, no quiero tener que ver a mi hijo por las malas, dile que quite la puta orden de alejamiento, dile que le quite el apellido a mi hijo —

— Se lo diré, pero déjanos simplemente ir a casa, Milán necesita su leche especial, estar calentito en su cuna, necesita pañales, dormír tranquilo —

—¿QUE HAY DE MI? Yo donde quedo, me arruinaste la vida cuando me engañaste con Nathan, luego estaba Feliz con Selene y volviste a arruinarme diciendo lo del embarazo, luego me besaste y me hiciste romper con Selene, tu padre Casi me Mata a golpes y tú apareces igual con tu cara tan fresca, te juntaste con Benji para vengarte, te casaste con ese idiota para molestarme, le diste a mi hijo, me has vuelto un loco, un violento, un paranoico, un prófugo, un delincuente, tu me arruinaste, me has destrozado, no soy nada, no tengo nada— Kilyan vuelve a sacar el arma pero está vez se apunta él.

Vuelvo a ponerme de los nervios, y empiezo a llorar descontroladamente.

—¡Por favor no! ¡No lo hagas te lo ruego!— le estoy suplicando. Pero el continúa alterado.

—Le dije a Benji que te firmara el divorcio ¿que retirará los cargos y que se marchara lejos y sabes que dijo?— cuestiona y yo niego con la cabeza. —¡Que lo haría! ¡Que haría todo para que los dejará libre! ¿Cómo compito con eso? ¡El ya te tiene! Y tendrá a mi hijo —

—Te dejaré verlos, lo prometo. Solo necesitas ayuda psicológica... Y todo... Y todo estará bien...— musitó aterrada y Milán comienza a llorar.

— Límpiate las lágrimas y actúa normal, cambio de planes — musita cambiando nuevamente de personalidad. Obedezco. El guarda el arma y la Rueda llega abajo. El hombre nos abre la puerta y Kilyan me da la mano para ayudarme a salir.

Estoy temblando, me gustaría que alguien se dé cuenta de lo que me sucede pero Kylian hace un buen papel nadie sospecha.

Caminamos hasta el auto y subo nuevamente por órdenes de Kilyan. El toma otro teléfono de su auto y envía un mensaje. No se a quien, pero recibe una rápida respuesta. Después de leerla el simplemente sonríe y se vuelve a salir del auto y me abre la puerta nuevamente.

—Sal por favor Emilia — me indica. Abrazo a Milán con fuerza y obedezco. Salgo del auto y me paro frente a él. Kylian le quita la manta a Milán de la cabeza.

—Tiene frío — le miró suplicante.

—Lo se— agregá y se acerca a él. Le da un beso en la cabeza y luego me da uno a mí en los labios. Me quedó tiesa. No respondo. El se aparta y mete una mano en el bolsillo me asustó muchísimo. Pero me calmo al ver que saca un fajo de dinero junto a una cadena de oro. Me lo entrega todo — miéntele, háblale bien De mi — contesta y yo asiento — Coje un taxi, vuelve a casa — agrega

—¡Gracias!— musitó entre lágrimas y aunque Estoy preocupada por él corro hacia adelante antes que cambie de opinión.

No miro atrás y tomo el primer taxi que veo...

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Benji

—¿Te paso una ubicación así de la nada?— Edward Taddley Musita.

—Si, quiere que vaya ahora y que vaya solo — me desajusto el cinturón.

—Eso suena peligroso, puede que sea una trampa — Dustin agrega.

— Si, podemos ir tras de usted jefe— Antón sugiere.

— El fue claro, dijo que fuera solo y que no hiciera jugadas extrañas porque me podía arrepentir. Tiene a Milán y a Emilia, haré lo que dice, no voy a arriesgarme— abro la puerta y me bajo del auto.

—Tenga cuidado jefe — Antón Musita y yo asiento.

— Vuelvan a casa, todo estará bien — les digo y Luego me montó en el taxi.

—¿A donde lo llevó Caballero?— el taxista Cuestiona.

—a la Gran rueda de Seattle por favor — agregó y el taxista pone en marcha el taxímetro.

— Hay un poco de tráfico, nos llevará unos minutos de más — me aclara y yo suspiró. Es un mal día realmente, de los peores.

—Si, bueno solo quiero llegar cuanto antes — agregó y el hombre solo asiente. Coloca la radio y conduce en silencio el resto del camino.




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