"Lo bueno de los años es que curan heridas,
lo malo de los besos es que crean adicción."
(Joaquín Sabina)
El sábado quedamos en asistir a una fiesta en la residencia de uno de los amigos de mi hermana. Nos cambiamos y llegamos bastante tarde y entre todo el caos de gente, encontramos a mi hermana y a sus amigos.
Comenzamos a tomar, no sé cuántos tragos pero me relaje al saber que Beth jamás bebía y que ella velaba por nuestra seguridad. Comencé a bailar cuando un reggaetón rompió con el ambiente aburrido de la fiesta, saque a Sol a bailar y me sorprendió lo bien que sabía moverse. No parecía del tipo que supiera bailar música latina, pero si hay algo que puedo decir de Soledad es que ella no deja de sorprenderme para bien. Bailamos hasta que un par de chicos, muy guapos por cierto, nos sacaron a bailar. Sol se alejó enseguida y la perdí de vista.
El chico coloca sus manos en mi cadera y me acerca a su cuerpo entonces susurra en mi oído: — ¿Primer año?
No respondo solo lo observo y asiento mordiendo mi labio inferior.
— Eres guapísima...— su mano sujeta mi mejilla mientras la otra continua enredada en mi cintura y me besa, sin pedir permiso. No es necesario, lo dejo.
Nos movemos sin separar nuestros labios.
— ¡Ofelia!— alguien me toma del brazo y me obliga a separarme del chico.
— ¿Qué haces?— pregunto molesta al encontrarme el rostro furioso de Xander.
— Eso debo preguntar yo Ofelia...
— ¿Y este quién es?— pregunta el chico con el que me estaba besando.
— Un ególatra insoportable— sonrió mirando a Xander a los ojos.
— Tomaste demasiado porque no vamos a tomar aire.
Asiento, no sé porqué lo hago, y camino con Xander tomándome la cintura pero me giro un segundo.
— ¡Ey guapo! — grito notando la tensión en los dedos de Xander — No me dijiste tu nombre...
El chico sonríe y se acerca, sujeta mi mandíbula y la gira para hablar a mi oído:
— Alex...
Sonrió y me alejo cuando Xander tira de mi cintura.
Nos sentamos en el patio de la residencia, la noche está fría por lo que me estremezco. Xander se quita la chaqueta de cuero y la pone en mis hombros.
— ¿De verdad Ofelia?
Lo miro divertida pero no respondo. Está muy molesto, demasiado y no entiendo porque.
— ¿Así te comportas cuando estás ebria?
— No estoy ebria Xander Hunter... Estoy lúcida y sé que ese chico...— me cuesta recordar su nombre— Alex... es guapísimo y besa muuuuuy bien.
— Ni siquiera sabías su nombre...
— ¿Le pides identificación a cada chica con la que te acuestas?— Levanto mis hombros — Vaya...— de pronto me rio y busco con la mirada a su alrededor.
— ¿Qué?— mira detrás de sí.
— ¿Tu perrito faldero te dejo solo cinco minutos?
— ¿Quién?— pregunta con una enorme sonrisa.
— Tu novia...
— ¿Qué novia?— pregunta divertido.
— La que llevas colgada de tu brazo como un accesorio, cada día.
— ¿Celina?
— Tu chaqueta huele muy bien Xander...— respondo ignorándolo — Demasiado.
Me pongo de pie y comienzo a caminar por el césped, me saco un tacón, luego el otro y camino hasta volver a sentarme y recostarme en el suelo. Cierro los ojos y aspiro el aire fresco.
— Te enfermaras...
— ¿Por qué te importa?— pregunto sin abrir los ojos pero con una enorme sonrisa.
— Porque me importas Ofelia...
Niego con la cabeza y muerdo mi labio inferior.
— ¿Por qué?
— ¿Tiene que haber una razón?
— Siempre hay una razón para todo Xander Hunter...
Abro los ojos cuando lo siento acomodarse a mi lado. Estamos en la misma posición que habíamos estado aquella noche, acostados uno junto al otro. Sonrió y me devuelve la sonrisa.
Me siento, muy rápidamente, y él me observa curioso.
— Hola Xander Hunter...—me mira como si no entendiera lo que digo.
— Creo que estás muy ebria Ofelia Brown.
Me rio y me siento sobre mis rodillas.
— Tal vez, pero este...— lo señalo divertida— es el Xander que salió conmigo la otra noche. No el hueco plástico que se pasea por los pasillos de la universidad.
— ¿Sabías que estas completamente loca?
— Dime algo que no sepa...
Xander se incorpora y se acerca un poco, parece nervioso y, sinceramente, lo disfruto.
— Algo que no sepas ¿eh?— sujeta mi mejilla y sin que me lo espere se coloca tan cerca de mi rostro que nuestras narices se rozan — Me gustas Ofelia— sin dejarme reaccionar sella nuestros labios.
Es un beso suave, nada desesperado. Se toma su tiempo y yo me acomodo para disfrutarlo, no sé porque lo estoy disfrutando. Odio a Xander Hunter, pero en este momento cierro los ojos y me dejo llevar por mi lado más primitivo ese que me dice que en realidad Xander Hunter me vuelve loca y me hace sentir demasiadas cosas, cosas que me estoy cansando de reprimir.
Me acerco un poco más y Xander abraza mi cintura. Cuando el aire escasea nos obligamos a separarnos.
— ¿Qué fue eso?— pregunto conteniendo la risa.
— Te dije algo que no sabías...
— Hiciste algo más que decir.
— Así soy...— levanta sus hombros, se pone de pie y me ofrece su mano para levantarme.
— Igual no me dijiste nada que no supiera...
— Lo sabías ¿eh?
Entrelaza sus dedos con los mío y comenzamos a caminar con mis tacones en la mano, sin pensarlo demasiado estamos volviendo hacia la residencia.
Llegamos a mi habitación y me detengo en la puerta, Xander se encuentra parado en la pared y me mira con una tonta sonrisa de lado.
— ¿Me invitas a pasar?
— ¿Por quién me tomas Xander Hunter?
Levanta sus hombros y camina dos pasos hasta la puerta de su cuarto — al menos lo intente— sonríe y se pierde en la habitación.