Ofelia

11.

— Gracias por acompañarme— Papá besa mi mejilla justo antes de entrar al salón.

Es viernes y estoy acompañándolo a una gala de beneficencia que se celebraba en la ciudad de Boston. Claudia no podía asistir y Romina tenía que estudiar para un examen, por lo que esta noche solo seriamos los dos. En realidad solo sería yo, papá odia las entradas a eventos en soledad y solo me necesita para pasar los fotógrafos, luego se pierde para hablar de negocios. Realmente la caridad es solo la excusa que tienen los ricos para juntarse a hacer negocios e inflar sus egos creyéndose que hacen algo bueno por los demás.

Nunca me agrado acompañarlo a eventos, es aburrido, la gente me saluda y ni siquiera sabe mi nombre, solo soy "la hija de..."pero ver la cara de orgullo con la que papá me lleva del brazo me hace feliz. Me gusta que se sienta orgulloso de mi ¿eso acaso está mal?

Papá me regaló un bonito vestido de gala, él tiene muy buen gusto, mucho mejor que el mío para este tipo de eventos. Es color plata ajustado hasta la cintura y desde ahí se ensancha hasta el piso con un bonito tajo en la pierna.

Atravesamos la entrada, muchos fotógrafos nos toman fotos y algunos periodistas le preguntan quién soy y dónde está Claudia, es como si buscaran la primicia de papá abandonandola por una mujer más joven, casi rozando la ilegalidad. Peor él, acostumbrado a las cámaras, sonríe y responde, abrazándome por los hombros, con orgulloso "es Ofelia, mi hija".

Lo miro embobada, se siente tan bien saber que pese a lo difícil que fue el comienzo, no se arrepintió de darme un lugar en su vida. Mi padre podría haber dicho que no quería cuidarme, me habrían mandado a un orfanato y quien sabe lo que hubiera sido de mí. Sin embargo, aquí estoy caminando por una alfombra roja, rodeada de fotógrafos y luciendo un vestido que debe costar varios salarios mínimos.

Presiono con fuerza su brazo y entramos al enorme salón.

— Ya puedes respirar— papá sonríe, sabe cuánto odio estas cosas y me entrega una copa de Champagne. Los dos sabemos que odio el Champagne, la copa es para él. Para cuando termine la suya.

Comenzamos a caminar entre la gente, las mujeres lucen trajes que se notan excesivamente costosos, muchas miradas se dirigen hacia papá. Y no, créanme, una nunca se acostumbra a esas miradas sobre su padre. No sé cómo Claudia lo soporta. Papá me presenta con varias personas y me limito a sonreír y asentir a sus conversaciones, la realidad es que no los escucho y me importa una mierda lo que hablan.

Me disculpo con el grupo y me acerco a una mesa donde hay mucha folletería de la causa a la que se está donando y recién ahora me entero que es una subasta. La fundación se llama "Hope for children" por lo que dice el folleto es una asociación sin fines de lucro, tiene sede principal en Boston pero están ramificándose por todo el país. Se dedican a asistir a niños provenientes de hogares disfuncionales que, por algún motivo, la justicia ordena sean alejados de sus familias. Ellos tienen casas de acogidas donde viven no más de 8 niños. En estos hogares los niños pasarán el tiempo que necesiten, ya sea hasta que sean restituidos a sus hogares o hasta que alguien los adopte y en caso que ninguna de esas cosas sucedan, los niños crecerán en un ambiente muy parecido al de un hogar tradicional.

Observo el folleto en detalle, las fotos son de los hogares. Hay una mesa servida con niños,  desde bebés hasta adolescentes, comiendo a su alrededor, en otra foto están en un parque de diversiones y en otra en lo que parece una parrillada de jardín. Sonrió y continuó mirando las fotos que hay en la mesa, hay niños tan pequeños. No puedo evitar sentir una punzada en el estómago, yo podría haber sido uno de ellos, en el mejor de los casos.

— Interesante causa ¿verdad?— no lo veo, no hace falta. Reconozco su voz.

— ¿Qué haces aquí Xander?

— Supongo que lo mismo que tú— Sigue hablando a mi lado— Acompañando a mi familia.

Lo observo por primera vez y me quedo asombrada con su aspecto. Es la primera vez que lo veo vestido de forma elegante. Él suele vestirse bien, pero muy informal. Hoy lleva un traje negro, con camisa gris oscura y corbata negra. Está muy guapo ¿Para qué lo voy a negar?

— ¿Tu padre está aquí?— pregunto nerviosa buscando al mío con la mirada.

— Tranquila Ofelia, no es la primera vez que nuestros padres se cruzan en algún evento— señala con el dedo a un grupo de hombres, papá y Oliver están entre ellos, enfrentados y ni siquiera se miran, pero parecen civilizados.

— ¿Sabes por qué se llevan mal?

— Ya me lo preguntaste...

Una camarera pasa con una bandeja llena de bebidas. Nos ofrece algo, Xander me acerca una copa de vino blanco y la rechazo, no me gusta. Sonríe y toma otra que tiene gaseosa, me la ofrece y la acepto, el se queda con el vino.

— No sé cuál es el conflicto Ofelia— continua— pero en los negocios puede haber muchas rivalidades, eso no significa que se comporten como animales cada vez que se ven.

Asiento en silencio tomando un trago de mi bebida.

— ¿Y si no fuera por negocios?— pregunto tomándolo por sorpresa.

Me mira intrigado.

— Digo, si lo que los enemistó no fuera un negocio...

— Hunter y Brown, nena— Xander toma mi mano y comenzamos a caminar juntos frente a la enorme mesa llena de folletos— todo se limita a negocios entre ellos.

Suelto su mano con delicadeza, no me molesta su tacto. Debo admitir que me gusta, es solo que no me siento cómoda estando papá cerca.

Observo la mesa y comienzo a leer las donaciones para la subasta.

— ¿Un paseo en helicóptero?— pregunto sorprendida — Todos lo que están aquí tienen dinero suficiente para pagar un vuelo en helicóptero.

— Es simbólico, lo hacen por la causa. No porque no puedan pagarlo.

Sonrió — supongo que así mantienen limpia sus conciencias.




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