Ofelia

21.

Suelto la carpeta y apoyo mi espalda en el respaldo.

Mi mirada está clavada en un punto fijo.

No pestañeo, no me muevo y no pienso, no puedo pensar. Sé que respiro porque sigo viva ¿verdad?

Levanto la carpeta y camino hacia las puertas del ascensor, me pongo el abrigo.

— Ofelia— Claudia me habla pero la ignoro.

Las puertas del ascensor se abren, subo en él y la miro antes que las puertas vuelvan a cerrarse.

— No me esperen a cenar.

Camino por las calles de la ciudad con la carpeta en la mano y busco la dirección de sus abuelos, la vi hace un rato entre los papeles. No queda muy lejos de casa, decido ir caminando, el maldito frío me refresca las ideas.

Pienso mil cosas que decirle, desde la excusa para tocar el timbre o como le diré que sé sobre Beatriz Jones.

El edificio es lujoso, no esperaba menos. Me sorprende encontrar en el puesto de seguridad a Richard, el ex seguridad de nuestro edificio.

— ¿Richard?— sonrío amablemente— creí que te habías jubilado.

— ¿Señorita Brown? Que placer volver a verla— sonríe y extiende su mano que estrecho enseguida— estoy jubilado, solo acompaño a mi hijo por la navidad, él trabaja en este edificio y ahora salió a hacer unas compras ¿Puedo ayudarla?

— Me alegro mucho— suspiro y vuelvo a sonreír— Si, mi novio vive en el edificio. Bueno él no, sus abuelos— me corrijo— En el octavo ¿puedo subir?

— Claro señorita ¿Quiere que avise?

— En realidad es una sorpresa— susurro agachándome en el mostrador— ¿te importaría?

— Para nada— Richard sonríe y me señala con la mano los ascensores.

— Feliz Navidad Richard.

— Feliz Navidad señorita Brown.

Las puertas del ascensor se abren en el piso ocho y tomo coraje para salir. Según la carpeta los abuelos viven en el B, es un piso con solo dos departamentos, por lo que no es difícil de encontrar.

Golpeo sutilmente la puerta y unos minutos después una mujer, que por las fotos reconozco es la abuela de Xander, abre la puerta.

— ¿Puedo ayudarte?— pregunta amablemente.

— Hola señora, soy Ofelia una amiga de Xan. Vivo muy cerca y quería saludarlo por Navidad, espero no molestar.

En realidad ahora que lo pienso es la idea más estúpida del planeta ¿Qué amiga caería sin invitación el día de navidad?

— Para nada— sonríe y me invita a pasar— que guapa eres...— me ayuda a quitarme el abrigo— hace frío afuera ¿almorzaste? ¿Quieres algo caliente?

— Almorcé y no, gracias. Estoy bien.

— Sígueme, los chicos están en la sala de televisión.

En el camino nos cruzamos con un señor, a quien me presentan como el abuelo de Xander y cuando llegamos a una puerta, la mujer golpea y pasa sin esperar respuesta. Doy un paso detrás de ella y la imagen es más que dolorosa.

Una chica llora, Xander la abraza y acaricia su cabello.

— Abuela ¿Te importaría dejarnos...

Su voz se silencia cuando me ve detrás de su abuela.

— Ofelia— suelta a la chica que me mira confundida.

— Mi papá tenía razón...— digo con los ojos llenos de lágrimas.

La abuela de Xander no entendía nada, me observa llorar y coloca una mano en mi brazo — ¿Qué pasa Xander?

— Lo siento, tengo que irme— digo volviendo a la realidad — Lamento haberlos molestado— miro a la abuela de Xander y sonrió— Gracias por recibirme es una mujer muy amable.

Salgo del cuarto y camino todo lo rápido que puedo, del cuarto se escuchan gritos histéricos, supongo que será Beatriz. Tengo los ojos tan nublados que no veo nada, justo antes de llegar a la puerta me choco con alguien. Seco mis lágrimas y reconozco al padre de Xander que sostenía mis brazos para que no cayera al suelo.

— Lo siento— le digo sorbiendo por mi nariz.

— ¿Quién eres?— pregunta amablemente, aunque preocupado por los gritos del cuarto.

— ¡Ofelia!— Xander me llama

— Lo siento, no debí venir.

Paso al hombre por un costado y salgo del departamento sin prestarle atención a nadie más.

Llamo al ascensor, que parece reírse de mí al tomarse tanto tiempo para llegar.

— Espera— Xander sujeta con suavidad mi muñeca. Sostiene en su otra mano la carpeta — Esto no es así.

— ¿Ella no es tu prometida?— pregunto soltándome de su agarre.

— Lo era...

— ¿Y qué hace aquí?

— Vino intentando que solucionáramos las cosas, apareció esta mañana.

— ¿Cómo nunca me lo dijiste Xander? ¿Acaso no te parece que es algo que alguien le cuenta a su novia? ¡Ey! Sabes hace unos meses estaba comprometido.

— ¿Novia?— levanto la mirada y veo a la chica parada detrás de Xander.

— Bea ¿puedes volver adentro?

— No, quiero ver por quién me cambiaste...

— No tengo ganas de esto...— susurro entrando al ascensor.

— Ofelia, no te vayas.

No respondo, las puertas se cierran y minutos después estoy caminando por las calles de la ciudad. Casi todo está cerrado, solo una loca desencantada andaría el día de Navidad caminando por la calle.

Me senté en una cafetería, bebí café, pedí pastel de calabaza, luego un pastel con crema y chocolate. Bebí chocolate caliente con galletas navideñas y pase mucho tiempo pensando en muchas cosas, menos en Xander. Cuando note que la noche ya estaba instalada busque mi celular para ver la hora, pero entonces note que no lo traía conmigo. Suspiro y miro la tele que tenía amurada a la pared del fondo, las 22 horas.

— ¡Mierda!— exclamo sorprendida por el tiempo que llevaba sentada en este lugar.

Salgo y camino despacio hacia mi casa. Cuando llego encuentro a John hablando por teléfono en la puerta.

— ¡Esta aquí!— anuncia aliviado — ¡Ofelia! ¿Dónde diablos estabas?

Lo observo confundida, John nunca me habla de esa manera. Peor lo ignoro y tomo el ascensor privado que nos lleva al pent-house.

— ¡Aquí estás!— escucho la voz angustiada de mi abuela y la veo venir a abrazarme.




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