22.

Xander me recoge temprano para ir a cenar a casa de sus abuelos. Estoy nerviosa, no, lo que sigue. Supongo que la forma en la que nos conocimos no son las mejores y me siento fatal por haber aparecido así. Por lo que me siento avergonzada como pocas veces en mi vida.

— Tranquila— Xander maneja relajado y coloca una mano en mi rodilla.

— De verdad me siento horrible por cómo me presente....

Suelta una carcajada irritante — Tranquila, mi abuela está encantada con que hayas aparecido— lo miro curiosa— no le agrada nada Bea.

— Oh...— me quedo pensando, mirando por mi ventanilla e inconscientemente levanto la comisura de mis labios.

— Además— presiona mi rodilla— le encanta el pastel de calabaza, con eso ya ganaras demasiados puntos.

Me rio fuerte y levanto la tarta— Y el de Claudia es el mejor del mundo.

Entramos al garaje del edificio y subimos, tomados de la mano, hasta el piso octavo. El nudo en mi estomago se hace cada vez más fuerte y al parece mi agarre a la mano de Xan también.

— Nena— levanta mi mentón para que lo observe— Vas a quebrarme un hueso— se ríe y contagia mi sonrisa— relájate.

— Lo siento— dejo un beso en sus labios justo cuando las puertas del ascensor se abren.

— ¿Lista?— pregunta metiendo las llaves en la puerta.

— No— susurro.

Él sonríe y me deja pasar primero.

— ¡Bienvenida!— el abuelo de Xan nos recibe.

— Gracias— sonrío y camino adentrándome en el departamento.

— Chico— golpea el cuello de Xander— ¿por qué la dejas cargar las cosas? ¿No has aprendido a ser un caballero?— el señor retira el pastel que cargaba y me guiña un ojo— esta juventud.

Escucho a Xander quejarse de algo y volteo a verme, está riendo. Es tan bonito cuando ríe.

— Soy Oscar, por cierto— el hombre de sonrisa amable se da vuelta y hace una pequeña reverencia que me da ternura. No podía no ser abuelo de Xander— el abuelo de ese orangután sin modales.

— Un placer, soy Ofelia...  — al fin nos presentamos como es debido. 

— ¡Oh sí!— vuelve a guiñarme un ojo— sabemos quién eres querida.

— Lamento lo de la otra noche...— vuelvo a sonrojarme por vez mil en lo que va del día.

— ¿Lo que pasó?— el hombre me ofrece su brazo y lo sujeto mientras caminamos hacia el comedor— No lo sientas, hiciste que esa niña mimada saliera de la casa.

Me sonrojo, no importa lo que digan nunca me había comportado de esa manera y es algo de lo que me arrepiento. Supongo que Xander está sacando un lado mío que no conozco.

— ¿Terminaste de entretener a mi novia?— Nos damos vuelta y Xan está parado en la entrada del comedor con esa soberbia sonrisa en su rostro.

— ¿Tu novia?— el hombre vuelve a mirarme — ¿De verdad eres la novia de este desastre?

Su comentario me hace reír — Eso parece...— respondo divertida.

— ¿Escucho risitas?— la abuela de Xan asoma por un lugar que supongo será la cocina y tomándome, completamente, por sorpresa extiende sus brazos y me da un abrazo tierno. Un abrazo que por supuesto no rechazo— Bienvenida— susurra en mi oído mientras da unas palmadas en mi hombro — Deja que me presente como corresponde. Soy Yaneli, la abuela de Xander.

— Es un placer, yo soy Ofelia...— sonrío avergonzada.

— ¿Eso es para nosotros?— pregunta señalando el pastel que sostenía el abuelo.

— Si, lo envía la esposa de papá.

— Muchas gracias, no tenías que molestarte ¿Quieres venir conmigo a la cocina?

— Abuela, creo que Ofelia preferiría quedarse conmigo...— interrumpe Xander.

— No— sonrío — Quiero ayudar a tu abuela ¿te importa?

Xan me observa como si fuera una especie rara y niega con la cabeza — para nada.

— Tu padre salió con tu hermano a hacer unas compras, ayúdalo en cuanto lleguen. Sabes lo fastidioso que se pone tu hermano para quitarse el abrigo...

Sigo a Yaneli hasta la cocina y ni bien entrar me invade el aroma de comida casera.

— Huele muy bien— comento apoyando mis manos en la pequeña isla.

— Gracias cariño— la mujer deja el pastel en la mesada y abre el horno para revisar lo que sea que haya dentro — Supongo que tu madre debe cocinar, ese pastel tiene muy buen aspecto.

— ¿Claudia?— pregunto y enseguida me explico — Mi mamá murió cuando era pequeña, Claudia es la esposa de mi padre y si, cocina mucho y muy bien.

— ¿Tienes buena relación con ella?— pregunta mientras se mueve por la cocina con mucha soltura— Lo siento— se disculpa dándose vuelta— soy demasiado curiosa, Oscar siempre me lo hace notar. Ignórame.

— Tranquila, no me molesta. Después del espectáculo que monte... lo mínimo que pueden hacer es preguntas.

— Olvídate de eso cariño— mueve su mano quitándole importancia— sabes, yo jamás echaría a una amiga de Xander, es mi nieto y lo amo...— hace una pequeña pausa y se para frente a mí— pero esa niña, es demasiado caprichosa y maleducada.

Levanto la comisura de mis labios y decido cambiar de tema, no quiero saber nada de esa chica — Me llevo muy bien con Claudia. Pero nunca me anime a llamarla mamá, pese a que es tan amorosa conmigo como lo es con su hija, nunca hizo diferencias. Es solo que...

— No es tu madre...— me interrumpe cerrando una puerta de alacena y mirándome con entendimiento— Es lo que siempre Xan me dice.

— Xan habla mucho de Amelia— las dos nos miramos y sonreímos— es hermoso escucharlo, tiene tantos recuerdos lindos. Fue una madre amorosa.

— Estoy muy orgullosa de mi hija— suspira— hubiera sido una madre increíble para Jacob también, pero Oliver está haciendo un gran trabajo.

— Parece un buen padre...— comento distraida.

— Lo es, uno amoroso. Jacob necesita cuidados especiales, que le presten mucha atención y Oliver siempre se hace un tiempo para él.

— ¿Cuidados especiales?— pregunto confundida.

— ¿Xander no lo menciono?— me observa curiosa — Jacob tiene el trastorno del espectro autista, no es muy notorio pero le cuesta relacionarse con las personas, no confía en la gente. Por eso no te sorprendas si te ignora— se da la vuelta y me mira pensativa— Xander debería habértelo dicho, te sentirías incómoda si no lo supieras.