Oficialmente No Profesional

Capítulo VIII

William

Ha pasado un mes y todo ha marchado bien. Todo tranquilo dentro de lo que cabe.

──Señor William, espere. ──Sebastián corre detrás de mí──. Por allí no es, recuerde que la oficina de Julián queda más abajo.

A estas alturas, parece mi secretaria o algo así.

──Ah. ──Me giro y me redirecciono──. Bueno, ya que estás aquí te vienes conmigo.

──No, no. Yo tengo que…

──Conmigo. ──repito en una orden. Suspira y me sigue, resignado, lo que aprovecho para agregar──: Y deja de decirme señor.

No necesito voltear para saber que está sorprendido.

──Es incómodo llamarte por tu nombre.

──¿Qué propones? ──le pregunto.

Esta vez sí me detengo para observarlo. Eso lo sonroja un poco, pero aun así el necio no desvía la mirada o retrocede.

──Gruñón de mierda te queda muy bien ──responde con total honestidad.

No puedo contenerme y suelto una risa.

Creo que es la primera vez que me mira reír abiertamente, y por alguna razón su sonrojo cobra más fuerza.

──De acuerdo, Don Gato.

Apenas suelta una sonrisa discreta, bajo a ver ese gesto.

Gira, William. Gira antes de que se dé cuenta.

──¿Tengo algo en la boca? ──pregunta, intentando limpiar suciedades que no existen.

Maldita sea.

──Un arañazo de un gato, pero supongo que eso es normal.

Refunfuña, pero no dice más. Solo continúa su camino conmigo en total silencio.

Sus llegadas tardes se han visto reducidas de cinco a diez minutos cuando mucho, y aunque sigue sin ser lo ideal… ha ido mejorando. Al menos ya tengo un plan B por si vuelve a descuidarse.

Llegamos a la oficina de Julián y allí todo empieza.

Le insistí a Sebastián que me acompañara porque quiero que vea la nueva distribución de tareas en los departamentos, más que todo para evitar el incidente de contabilidad de aquel día.

Fue una discusión difícil, porque fue una balanza de quien hace más que quien, y Julián terminó por hacer esta reunión.

──¿Quedó claro? ──pregunta el jefe mientras nos observa. Todos asentimos en respuesta──. Bien, les enviaré un correo con lo conversado para que quede por escrito.

Don Gato y yo nos regresamos en completo silencio, pienso en decirle algo. Pero cuando llegamos, nos encontramos con que había una visita inesperada.

──¿Te falta mucho? ──presiona Israel a Noah──. Por favor, más rápido. Tengo a alguien interesado en este centro, y si no te mueves, ¿qué diablos mostraré en esa reunión?

Alzo una ceja.

Yo podré ser lo que sea, podré tratar a Sebastián de una forma bastante cuestionable. Pero yo no lo presiono de esta forma tan grosera para algo que parece ser de última hora.

──Israel, ya lo estoy haciendo. Deme solo un momento… ──pide Noah, pero es interrumpido por él.

──No, es que tú eres demasiado lento. ¿Dónde está el tierno con cara de niño…?

Bien, eso me sacó de quicio.

──El niño, tiene un nombre y es Sebastián. ──digo tajante y él se gira hacia mí──. ¿Cuál es el apuro? ¿No puedes esperar? Esto no es una sala de emergencias.

Israel se endereza, y aunque duda al verme, continúa.

──Noah es demasiado lento, ¿lo sabías?

¿Y esta actitud tan egocéntrica qué?

Lástima que yo tengo más cuando me enojan.

──¿Y hace cuánto que se lo pediste? ──titubea y eso me irrita más──. ¿Hace cuánto, Noah?

──… hace diez minutos, su reunión es en cinco.

──Deja eso ──ordeno──. Para que la próxima, el señorito pida las cosas en un tiempo razonable.

──¡Hey! ¿Sabes lo mucho que necesito…?

──Pues tendrás que esperar a que yo mismo haga lo que sea que necesites, porque tienes absolutamente prohibido hablarle así a cualquiera dentro de mi departamento.

Me dirijo a mi oficina para dar por finalizada la discusión, pero el idiota me sigue para insistir. Cuando lo escucho cerrar la puerta con fuerza, me preparo.

──Que seas el favorito de Julián no te da derecho de hablarme así frente a otros.

Vuelvo a verle.

──Necesito que te ubiques ──indico──. Porque mientras tú solo atraes interesados para nuevas franquicias, nosotros nos encargamos de todo lo legal para concretar lo que tú haces. Sin nosotros, estás en el aire, porque simplemente no te sabes ninguno de esos procesos, nosotros en cambio, sí qué podemos hacer tu trabajo con facilidad. Así que, el día que necesites algo de nosotros, organiza tu vida y pídelo con tiempo.

Avanzo hacia él sin vacilar, algo que parece ponerlo ligeramente nervioso.

»Pero nada te da el derecho de tratarlos así de esa manera, cuando mucho yo. Que tengo que presionarlos, pero nadie más lo hará. Porque tú no eres supervisor de absolutamente nadie, así que puedes bajarte de esa nube increíblemente pequeña y aprender a respetar a tus compañeros.



#3043 en Novela romántica
#1013 en Otros
#388 en Humor

En el texto hay: comediaromantica, slowburn, gaybl

Editado: 10.11.2025

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.