Oficialmente No Profesional

Capítulo XXX

William

Apenas entramos al karaoke, me las ingenio para ponerme entre Sebas y el imprudente de Noah para que Edith desista en tomarme del brazo.

Y aprendo más de la amistad de ellos dos al estar ahí.

Es interesante cómo Noah siempre está intentando impulsar a Sebastián a la locura, ofreciéndole de todo para intentar y Don Gato siempre le dice que no. Pero solo al principio, porque luego termina cediendo para hacer reír a Noah. Y aunque Noah sea bastante imprudente y holgazán, parece que la felicidad de Sebastián es muy importante para él.

Y es bastante… observador.

──Siéntense ustedes allí ──nos pide, sonriendo con discreción.

Edith parece entender que se refiere a ella, pero antes de que pueda acercarse a mí, Noah la toma por los hombros y la sienta con él.

Se más obvio, Noah. Por favor. Nadie se está dando cuenta de lo que haces.

El imprudente me sonríe con picardía, me irrita que mi cara de amenaza no surta efecto en este momento.

Pero al ver el rostro confundido de Sebastián, me tranquilizo. La criatura es tan inocente que no entiende el comportar de su amigo.

Tomamos asiento en silencio al lado del otro.

Sebastián comienza a revisar su celular, totalmente perdido en el aparato y no me había dado cuenta que me había quedado como idiota observándolo hasta que Noah vuelve a interferir.

──Bonitas vistas, ¿no? ──me cuestiona.

Me enderezo y tomo el menú, el idiota ríe con total descaro.

Juro que lo despido mañana.

Parece ser un alcahueta, porque cuando llegué hacía eso mismo, pero con Edith. Es como si le encantara shippear a Sebastián con todo lo que se mueva, y es curioso que no parezca importarle si es mujer o no.

Y si lo pienso un poco más… me gané al mejor amigo primero que al que me interesa.

Cuando llega todo lo que pedimos, miro con asombro cómo Sebastián esta vez prepara todo para nosotros. Cortando, sirviendo y hasta haciendo una salsa improvisada, es impresionante que siga guardando esos conocimientos adquiridos en trabajos anteriores.

Pero quisiera saber que siente cuando lo hace, porque sé a la perfección que no fueron experiencias agradables. Aunque me preocupa tocar el tema, no puedo evitar preguntarle.

──¿Honestamente? ──me pregunta y yo asiento──. A veces, mis manos tiemblan cuando cocino. Siento que alguien aparecerá a gritarme por ser tan malo y lento.

Hago una ligera mueca.

──Entonces, no deberías…

──Shh ──me silencia──. Que cuando veo la reacción genuina de Noah o la tuya cuando prueban algo, lo malo se va. Termina siendo agradable.

Me sonríe con tanta ternura, que quiero acercarme más. Pero en su lugar, solo correspondo con otra sonrisa, una más pequeña para que Noah no empiece con sus tonterías.

──De acuerdo.

Sebastián vuelve a girar hacia la comida.

──Bueno, ¿esto te gusta? ──me pregunta en voz baja.

──Sí.

──¿Y esto?

──También.

──Bien. ──Toma una cuchara con todo──. Abre.

No dudo y le hago caso, esto de que me dé comida en la boca me está gustando. Y sumando sus habilidades con la cocina, da como resultado el paraíso.

──Me encanta ──digo en voz baja.

Sonríe y me sirve.

──Oye, sírveme a mí también ──se queja Noah. Don Gato rueda los ojos, pero lo hace──. ¿Y me das en la boca? Quiero el avioncito.

Noah abre la boca y Sebastián pone mala cara.

──Usa tus propias manos. ──masculla, haciendo a su amigo reír. Ambos comienzan a molestarse entre bromas.

En eso siento que un pie me roza la pantorrilla, de arriba a abajo. Me tenso al instante.

Y con la mirada que me da Edith, no dudo en lanzarle una mirada de advertencia. ¿Qué diablos le sucede?

Estoy por pensar seriamente que hablo chino, ¿se le reseteó el cerebro que no recuerda lo que le dije hoy mismo?

Miro a Noah.

Vamos, imprudente. Piensa en algo y ayúdame.

Es imposible que me entienda, porque después de todo que va a saber él de lo que sucede bajo la mesa. Pero Noah parece también presentir las imprudencias, no solo hacerlas.

──Edith, ¿y si nos cantas una canción para nosotros? ──pregunta y la toma del hombro para sacudirla con suavidad.

Ella se distrae, por fin dejándome quieto.

──Bueno… pidamos cervezas primero. ──Ni espera nuestra respuesta, las pide directamente.

Hago una mueca y me giro hacia Sebastián, pero este tenía otra cucharada lista para mí.

Dios mío, hazme tuyo ya.

Abro la boca, sintiéndome de lo más consentido por él.

──Don Gato. ──susurro al terminar de tragar──. No quiero que bebas.



#3043 en Novela romántica
#1013 en Otros
#388 en Humor

En el texto hay: comediaromantica, slowburn, gaybl

Editado: 10.11.2025

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.