Oficialmente No Profesional

Capítulo XXXIII

William

Mordisqueo mi bolígrafo mientras escucho a Julián indicándome sobre algunas observaciones y quejas que quiere que trabaje, todo sin apartar la mirada de los papeles frente a mí.

Julián no es precisamente el más paciente de todos, si bien es amable y comprensivo… suele presionar sin descanso cuando quiere algo en el trabajo. Sé que es algo normal en los fundadores, no es la primera vez que me sucede esto en un empleo.

──¿Cómo han avanzado los chicos del departamento? ¿Sí están trabajando? ──Asiento──. ¿Noah?

──Mejorando ──respondo con sinceridad.

Si bien está algo mal de la cabeza, hace bien su trabajo. No puedo quitarle el crédito.

Eso no quita que debo tener cuidado con sus imprudencias, ya me descubrió. Aunque no me diga nada directamente, las miraditas que me da cuando me acerco a Don Gato me lo dejan muy claro.

──¿Y la pasante? ──pregunta──. Necesito que seas honesto, porque de contratarla cuando termine sus pasantías, despedirla sería…

──Complicado. ──Termino por él. Cuando subo la mirada, él me asiente──. Lo hace… bien. Se suele distraer, pero bien.

Ella está bajo la supervisión de Sebastián desde que comencé, sacar una evaluación detallada y mejor explicada… tendría que hacerlo él. ¿El problema? Que a mi Don Gato no le gusta hablar mal de ningún compañero bajo ninguna circunstancia, es algo que no he podido lograr que ceda.

Ni siquiera con ella rompiéndole el corazón fue suficiente para que diga algo. Lo cierto es que Sebastián es… bastante bondadoso en esa parte.

Es claro que no quiere dejar a nadie sin trabajo, que su experiencia lo dejó así. Pero tengo que estar detrás de él para que no trabaje doble, solo porque ella no quiere hacer lo suyo.

Tendré que decírselo, así se enoje.

Julián, quien no parece convencido, vuelve a asentir.

──William, ¿cómo lograste que Sebastián dejara de llegar tarde? ──Vuelvo a bajar la mirada──. Dime el truco que usaste. Tiene un par de meses llegando treinta minutos antes todos los días, no creí que eso fuera posible.

Pongo todo de mí para no sonreír.

No puedo decirle que le mentí sobre su cambio de horario cuando le dije que era a las seis cuando no es así, su horario sigue siendo a las siete. Pero funcionó. Mientras finjo regañarlo por su demora, él sin darse cuenta está llegando temprano.

A veces me siento culpable, porque lo he visto correr para llegar puntual a la hora. Siento que me matará cuando se entere.

──Solo… usé mi ingenio.

Julián carcajea.

──Debí contratarte hace dos años, creía que Sebastián era un caso perdido en ese aspecto ──dice──. Bueno, con su puntualidad y su trabajo… me quedo más tranquilo. Tienes mucha razón sobre él, puedo ver lo mucho que ha avanzado. Estoy totalmente de acuerdo con tu elección.

Escuchar eso me alegra.

──Genial.

Hablamos de un par de puntos más, hasta que se levanta para irse de mi oficina.

──Otra cosa. ──le digo y me mira con interés──. Edith y Noah están organizando una pequeña fiesta para navidad, les dije que sí siempre y cuando dejen todo como estaba. Si le parece bien, claro…

Asiente.

──Sí, claro. Adelante. ──Sonríe──. Te tomaré la palabra sobre que es bueno darles una recompensa luego de tantos avances.

Salgo detrás de él de mi oficina para hablar con los chicos, y me encuentro a Edith haciéndole pucheros a Sebastián.

Suspiro.

¿No que ella no lo veía de esa manera? ¿Por qué le está haciendo esos gestos?

Los celos por poco no me hacen acercarme y besarlo con todas mis ganas para marcar territorio, pero hasta yo sé que no puedo hacer tal locura. Pero con solo recordar aquel beso… me la pone difícil.

Ha pasado demasiado tiempo, muchísimo. Siento que estoy al borde del colapso, me volveré loco si no lo hago pronto.

Me acerco a ellos, viendo con cierto resentimiento el rostro rojo de Sebastián.

Contrólate, William. Tú lo pones mil veces más rojo que eso.

Apenas Julián se va del todo, empiezo.

──¿Sucede algo? ──cuestiono con cierta amargura.

Los pucheros de Edith ahora se dirigen a mi persona.

Me arrepiento, que mejor se los haga a Sebastián. Es algo incómodo.

──Que quiero convencerlo de que se queden un día más antes del viaje para que puedan venir a la fiesta de navidad, no quiero que se vayan y se la pierdan.

Me dirijo a Sebastián, quien luce algo culpable.

──Bueno, él es quien decide. ──Me encojo de hombros.

──Pero… ──Apenas veo cómo Edith toca el brazo de Sebastián para seguir insistiendo, hablo de nuevo.

──Trabajen. ──pido y los tres lo hacen al instante. Algo cómico de ver.

Pero Don Gato se levanta para ir al almacén en donde están los expedientes. Me veo tentado a seguirlo, pero no creo que sea buena idea por como…



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En el texto hay: comediaromantica, slowburn, gaybl

Editado: 10.11.2025

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