Le sirvo comida a Lalo mientras marco a mamá, ella me responde casi al instante.
──¡Hola, cariño! ──saluda de lo más feliz, haciéndome sonreír──. ¿Cómo estás? ¿Cómo te preparas para salir mañana a vernos?
Lalo viene corriendo para comenzar a comer, acaricio levemente su cabeza en un intento de canalizar mis emociones. Sobre todo, por los nervios, si bien ya Noah fue hace un año conmigo a visitar a mis padres, con William es totalmente diferente.
¿Cómo presentar a un amigo el cual me agarra la mano, me abraza como si fuera un peluche andante y otros tipos de gestos que… me acaloran entero?
La vergüenza me domina de solo pensar en eso.
──Muy bien, mamá. ──Me levanto para dejar a mi gato comer en paz──. Quería hablarte sobre eso, precisamente…
Me interrumpe.
──Me prometiste que vendrías, ni se te ocurra…
──No, no. Solo que saldré el lunes, no mañana ──explico──. Hay una fiesta aquí en mi oficina, e iré.
──Sabes lo que opino de que bebas en un sitio que no sea en casa, Sebastián.
Arrugo la nariz, me encamino a mi habitación para recostarme.
──No pienso beber, sé perfectamente que nada bueno puede salir de eso. ──Me arrojo sobre la cama y tapo mis ojos con mi mano antes de seguir hablando──. Es que… quieren que yo asista y no pude decir que no.
Confesar eso es vergonzoso, no quiero ni recordar o pensar demasiado del momento en el que lo tenía pegado a mi espalda y… cómo estuvimos en su apartamento luego de eso.
Me golpeo la frente con fuerza, porque el calor no deja de subir.
Maldita sea, gruñón. Tienes mi cabeza hecha un completo desastre.
Llevo una mano a mi boca, él y su costumbre de tocarla como si…
──Oh, bueno. Está bien, solo ten cuidado.
Ahora me siento incómodo.
──Otra cosa más. ──murmuro y carraspeo, intentando mantenerme sereno──. Iré con un amigo.
──¿Vendrá Noah? Entonces en ese caso…
──No, no… es… otra persona. Es mi supervisor, sé que… bueno. Es que ahora somos a-amigos y… él quiere ir y… le dije que sí, y…
Muerdo mi lengua al notar que me volví un desastre con las palabras, solo puedo desear que mamá no me indague sobre eso.
Queda en silencio un momento, poniéndome de lo más inquieto.
──De acuerdo, cariño. Todo amigo tuyo es bienvenido. ──Me relajo nuevamente al escucharla.
Termino contándole un poco de William, aunque me cuesta horrores. Me tenso de forma automática cuando pienso en él, y siento que hablar es mucho peor. Entre los nervios, balbuceos y sonrojos estaba haciendo el ridículo, parecía ser incapaz de decir su nombre sin que se me acelere el corazón. Al menos nadie me estaba viendo para presenciarlo.
De pronto me encontré deseando tenerlo cerca, con sus actitudes y cercanías que, aunque me asustan… me hacen sentir tan malditamente bien. Solo William puede hacerme sentir seguro en un terreno que aterra, no sé cómo lo logra.
Agh, me cae mal.
En eso, tocan el timbre. Giro la cabeza hacia la puerta de la habitación, me entra la pereza con solo pensar en levantarme.
──Mamá, me llaman. Nos vemos pronto, ¿sí? ──Me incorporo con desgana, solo quiero dormir──. Saluda a papá.
──Claro, hasta pronto.
Me levanto y aunque le doy una galleta a Lalo para mantenerlo distraído, cuando abro la puerta pega un salto para salir de casa. Solo que esta vez no llega lejos, porque William ya se encontraba agachado para atraparlo.
Vuelve a ponerse de pie, acariciando a Lalo en la mandíbula. Este desiste de sus intentos de escape y cierra los ojos de lo más complacido.
Traidor.
──¿Qué haces aquí? ──pregunto.
Me mira mal.
──A que te suelto el gato ──amenaza.
Ante esa advertencia, me acerco y le quito a Lalo.
──Con eso no se juega. ──gruño y retrocedo, pero William no hace nada para pasar──. ¿Vas a quedarte allí?
Entra sin vacilar y cierra la puerta.
──¿Por qué me invitas a pasar de esa manera tan grosera?
Manipulador.
Aunque, para variar, tiene razón.
──Lo lamento, estoy cansado. No es excusa, pero… es la razón. ──Sonrío apenado──. ¿Por qué viniste?
──Para comprar los tiquetes, me siento culpable por haberte forzado a cambiar de fecha.
Entrecierro los ojos.
──No te he dicho si voy a la fiesta o no.
Parece sorprenderse.
──¿Eso quiere decir que la respuesta es no?
¿Responder y hacer el ridículo? O… ¿no responder e igualmente hacer el ridículo?