William
No puedo dejar de tocarme la boca, estaremos cinco horas uno al lado del otro en el tren. No sé si pueda contenerme para no volver a besarlo, porque se siente como el cielo hacerlo.
Reviso mi celular, viendo para mi disgusto mensajes de Luke diciendo que debí pasar por una farmacia. Yo estoy nervioso por conocer a sus padres y él con la mente podrida.
Entonces lo veo llegar.
Viene arrastrando su maleta más la jaula donde tiene a Lalo dentro.
Con solo recordar el nombre del gato, me lleno de vergüenza. Solo yo pude ser tan estúpido como para no saber el nombre de la criatura más importante para Sebastián.
──Buenos días ──saluda al llegar.
Se sonroja cuando lo veo fijamente a los ojos, es… totalmente lindo.
Tengo que forzarme a reaccionar para no quedar como un idiota.
──Hey, buenos días. ──Sonríe con cierta timidez, a lo que avanzo para agacharme frente a la jaula del gato──. Hola, Lalo. Por fin sé tu nombre, creía fielmente que te llamabas gato.
Dicho de esa manera, suena bastante estúpido.
──Para la próxima, deberías preguntar ──refunfuña Sebastián.
Sonrío algo divertido.
──Para la próxima, debes presentar. Tú eres el mediador, es tu responsabilidad darnos a conocer. Apestas tanto en esto como en tu trabajo en la oficina.
Cuando su mal humor crece, mi diversión también lo hace. Es chistoso ver cómo siempre quiere regresarme la pelea.
──No me insultes, gruñón. Que siempre puedo cancelar y decirte que no irás…
Bueno, suficiente de su rabieta.
Guarda silencio cuando me pongo de pie, tomo su barbilla para mantenerlo quieto y rozo su labio inferior con mis dientes con suavidad antes de presionar mi boca contra la suya. Él me corresponde con timidez y mi corazón se acelera.
Acabo de besarlo frente a todos.
Vuelvo a alejarme, algo nervioso por lo que yo mismo acabo de hacer.
──Cálmate y vamos ──ordeno.
Tomo mis cosas y comienzo a caminar para alejarme, dejándolo atrás.
Puedo notar que está totalmente nervioso por todo esto, es bastante obvio. En todo el proceso de abordaje del tren estuvo moviéndose de lo más inquieto y cuando nos sentamos en nuestros respectivos puestos… su rodilla comienza a sufrir convulsiones. Pongo una mano en su pierna con la mayor suavidad posible y así detener los espasmos.
──Don Gato, respira ──pido──. ¿Qué te tiene así?
──Pues… ¿qué le diré a mamá cuando te presente? ¿O a todos en general? ¿Qué esperas que diga? ¿Tal vez deba…?
Dios mío. Cada vez que se vuelve loco con sus preguntas, me asusto tanto como él.
Respiro y tomo su mano con calma, silenciándolo.
──¿Qué dijimos sobre las preguntas, Don Gato? ──pregunto con calma.
──Que no, pero… esto es importante ──insiste──. No sé cómo manejar la situación.
Sonrío con algo de tristeza.
Hay una realidad que yo debo aceptar de él, y esa es… que todo es nuevo a sus ojos. Sé que le preocupa la opinión de su familia, que puede que hasta le dé vergüenza.
Me guardo ese miedo y me enfoco en darle tranquilidad.
──Hey, cálmate. Que apenas me besaste ayer. ──Me encojo de hombros para transmitirle tranquilidad y despreocupación──. Diles que soy un amigo.
──Eso es faltarte al respeto ──responde al instante.
¿Ah?
──¿A qué te refieres con eso?
──No eres mi amigo ──responde con cierta pena──. Eres mucho más.
Ah, mierda.
En ninguna otra relación… me dijeron algo parecido al inicio, ¿esto quiere decir que es una buena señal?
──Para ser el chico confundido, eres el primero que me dice eso así ──admito.
──¿En serio?
──En serio ──respondo──. Normalmente soy escondido durante todo su proceso de aceptación.
Se ve sorprendido de lo que le digo y yo siento vergüenza por haberle contado algo como eso.
Pero es cierto, siempre me han dejado tras bambalinas mientras procesan todo lo nuevo que esto implica. Y ver a Don Gato de lo más tranquilo con la cercanía, de lo más preocupado por mi sentir… que por primera vez siento que soy yo el que está en un nuevo terreno.
Y Sebastián me sigue dejando sin palabras, porque acerca su mano a la mía para tomarla. Veo con suma atención como acaricia todo el dorso con su pulgar.
Increíble.
──Lamento escuchar eso.
Veo de nuevo sus ojos, esperando ver algo de duda, pero no.
Bien ahora el que tiene miedo soy yo, porque esto parece demasiado bueno para ser cierto.
──No te preocupes, pero… ──Me aparto ligeramente para ver todo su rostro con atención──, aunque no me escondas, tómalo con calma. Es muy pronto para que les digas algo.