Lavo mi cara con fuerza, ya van dos veces y todavía no logro quitar lo caliente que me siento.
Porque no puedo dejar de pensar en lo que pasó anoche, mi mente es incapaz de parar de reproducir cada segundo, esta vez el alcohol no me detuvo en memorizar cada detalle. Y en parte siento vergüenza, porque en toda mi maldita adolescencia, nunca me toqué con las novias que tuve en mi propia casa a escondidas de mis padres.
Pero con William ni lo dudé.
De solo recordar la expresión de ese gruñón mientras lo hacía, termino lavando mi cara por tercera vez. Solo que esta técnica no funciona.
¿Y si le pido que lo haga de nuevo?
¡NO!
Estoy avergonzado. No creí que… me gustaría tanto.
Salto del susto cuando tocan la puerta.
──¿Sebas? ¿Estás bien? ──Procedo a la cuarta ronda de enjabonarme la cara cuando escucho a mamá del otro lado de la puerta, qué vergüenza siento──. Tienes cuarenta minutos allí dentro.
Corrección: llevo cuarenta minutos intentando calmar lo necesitado que estoy.
¿Qué diablos me pasa?
──Estoy bien, mamá. Ya salgo.
──De acuerdo, cariño. Pero me preocupa el tiempo que estás allí, mejor te prepararé un té para ayudarte a…
La vergüenza de que William escuche eso, me hace girar y abrir la puerta de golpe.
──Shh. ──suplico, poniendo un dedo sobre mis labios──. No digas eso tan fuerte.
Mamá alza las cejas.
──¿Ese es el problema? ──pregunta, bajando la voz──. ¿O es que la cerveza de anoche te cayó muy mal? Tienes toda la mañana muy extraño.
Siento el calor volver a mi rostro.
──No, no es nada…
Pero mamá toma mi rostro con ambas manos.
──Estás ardiendo, Sebastián. Mejor recuéstate.
Bueno… no suena a mala idea, tal vez William vaya y…
Mi sonrojo empeora y puedo notar cómo la preocupación en mamá crece.
Pero antes de que alguno de los dos diga algo más, William aparece con una tranquilidad que envidio totalmente. Solo él puede tocarme de forma que me deja sin cabeza y luego estar como si nada, no debería sorprenderme.
──Necesito salir a comprar unas cosas ──avisa──. También Armando me dijo que hay un restaurante de comida china que les encanta, pensaba en comprar y traer para el almuerzo.
Mamá me suelta para responderle.
──Se había tardado en pedirte algo ──refunfuña mamá──. No es necesario, William. Nosotros debemos consentirte a ti, no al revés.
El gruñón le sonríe.
──Sí es necesario, así aprovecho para conocer el lugar. Todo se ve… muy bueno por aquí.
El gruñón me mira al decir lo último. Quiero quejarme por ese descaro, ¿no ve que estoy que me muero?
──Bueno, si vas por aquellos lados, te encargaré algo de medicina para Sebastián.
Eso cambia la expresión en él, volviéndose en una totalmente preocupada.
──¿Te sientes mal?
──No…
Mi mamá palmea mi estómago.
──Bueno, parece que…
──Mamá. ──me quejo y ella ríe──. Estoy bien, puedo acompañarte. Te puedes perder si vas solo por allí.
──¿Seguro? Porque si necesitas descansar…
──Estoy bien ──insisto y comienzo a caminar──. Déjame cambiarme y nos vamos.
Apenas veo cómo se muerde el labio, giro y me encamino con rapidez a la habitación.
Salgo una vez que estoy listo y me dirijo con el gruñón a la salida, ambos en completo silencio. Y no sé si seré solo yo, pero… lo deseo tanto que si abro la boca será para pedirle que me lo haga de nuevo.
Nos encontramos con papá antes de irnos. Él se ve emocionado cuando nos vamos, con eso confirmándome que efectivamente él le pidió a William comida china en primer lugar. Papá no suele tener vergüenza a la hora de pedir algo, suele avergonzar a mamá muchas veces.
──Tus padres son muy amables ──empieza él una vez estamos afuera──. Me alegra haber venido, pero quiero ser honesto y decirte que cuando me preguntan por ti… me pongo nervioso.
Sonrío un poco, es de las cosas más tiernas que ha dicho.
Cuando ves a William es alguien completamente serio y con una expresión fastidiada, con cero paciencia. Y aquí está, tímido por hablar con mis padres.
──Les caes muy bien, de eso no te preocupes.
──¿Iban mucho de pesca?
──Un poco, yo solía esconderme para evitar hacer el ridículo. ──Entonces lo miro──. ¿Por qué preguntas eso? ¿Quieres saber más de lo que solía hacer de pequeño?
No duda al momento de responder.
──Quiero saberlo todo.
Escuchar eso me llena de emoción. Me encanta que quiera saber todo de mí, así como yo quiero saber todo de él.