Oficialmente No Profesional

Capítulo XLIX

William

Estamos a mayo y nada que veo a Sebastián con la evaluación que le pedí de los chicos.

Creo que me ignoró.

Le di el tiempo suficiente para que por su cuenta lo hiciera, que se diera cuenta del por qué se lo pedí en primer lugar y nada que toma la iniciativa. Se me acabará el tiempo a este ritmo, y no tendré más ideas de como insistirle.

Acomodo mis lentes mientras lo observo, está levemente inclinado sobre el escritorio de Edith. Parece estar ayudándola, pero no haciéndolo por ella.

Bueno, al menos allí hizo caso.

Entonces lo veo entrar al almacén.

No, William. Caca.

Don Gato me hizo una extensa lista de reglas que debo seguir si no quiero que se enoje, lo cual es una tortura. No tengo permitido ni un mísero beso desde que entramos al edificio.

Aunque esa regla sí que la hemos roto varias veces.

──¿Sebastián necesitará ayuda? ──pregunta Noah al aire, es claro que es para mí.

Cállate, imprudente. ¿No ves que estoy desesperado?

Ojeo mi pantalla cuando me llega una notificación, nada más y nada menos que el molesto de Israel. Molestando como siempre por una tontería que él puede perfectamente hacer.

Lo haré después… si me acuerdo.

Luego de un rato, salgo de la oficina para «supervisar» yo a los chicos, cuando en realidad… solo superviso a…

──¡Buenas! ──Entorno los ojos hacia Israel──. Necesito eso que te envié para mañana…

Debí suponer que si no lo hacía vendría directamente.

──Si me lo pides de esa forma tan amable, lo vas a recibir con fecha de mañana, pero dentro de un año.

Rueda los ojos y se gira hacia los chicos. Pero cuando se acerca a Sebastián, seguramente para molestarlo, termino dando un paso para detenerlo. Y creo que es algo que no debí hacerlo de forma tan obvia.

Porque me mira con interés.

──Olvidaba que era el bien más preciado de por aquí.

──Sí, lo es. ──respondo de mala gana. Sebas nos mira de reojo algo incómodo, lo que me frena a seguir escupiendo cosas.

Solo que, como si yo hablara chino o algo, Israel acerca su mano a él.

Yo no suelo ser obvio cuando de una relación se trata, no soy impulsivo o hago locuras frente a otros. Pero como en otros aspectos de la vida, Sebastián vuelve a marcar la diferencia.

Porque tomo a Israel de la muñeca con fuerza, tanta que gruñe en voz baja.

──Jefecito. ──llama Noah, haciéndome reaccionar.

Lo suelto al instante, sorprendido de mi propio gesto. ¿Qué rayos me pasa?

Contra todo pronóstico, Israel se aleja.

──Bueno, intenta tenerlo para mañana, ¿puedes? ──pide de forma más tranquila, extrañándome. Se encamina hacia la puerta con calma, mirándonos mientras toma la perilla──. Me harías un enorme favor.

La sensación que me produce este cambio es… extraña.

──De acuerdo ──respondo.

Sonríe.

──Ah, y… ¿Don Gato?

Sebastián voltea de inmediato ante el apodo, no dándose cuenta de lo que acaba de confirmar.

──¿Sí? ──pregunta, para rematar.

Sí, se ve tierno. ¿Pero es tonto o qué? Hasta Noah parece estar buscando suturas para coserse la boca.

Israel alza una ceja, parece… como si le molestara.

──Nada, solo… ayúdame con que tu supervisor haga lo que le pedí. Te lo agradecería.

──Claro.

Sale de la oficina sin agregar algo más, y lo más chistoso de la escena, es que solo hay dos personas que no entienden del todo lo que pasó. Y esas son: Edith y Sebastián.

Esto es malo, si le llega a decir algo a Julián con esa mala intención…

No me queda de otra, lo sigo.

──Israel… ──empiezo a advertir.

──Que me hayas seguido solo me lo confirma más ──interrumpe──. Esperaba más de Sebastián, no creí que tuviera tan mal gusto que…

Que hable así de él… no lo tolero. Siempre pueden decirme lo que quieran, a estas alturas no me afecta en lo más mínimo, pero cuando dicen algo de Sebas, todo cambia.

──No estamos juntos ──suelto con dureza.

Se cruza de brazos.

──Ah, ¿entonces eres tú el que está enamorado solo?

──Bueno, ¿qué más da eso?

Menea la cabeza, pulsa el botón para llamar al ascensor antes de volver a mirarme.

──¿Qué pensará Julián…?

──Mira ──lo interrumpo──. Tú y yo tenemos que estar de acuerdo en algo: Sebastián es un buen trabajador que no molesta a nadie, devuélvele un poco de toda esa amabilidad que suele ofrecerte aun cuando yo se lo prohíbo.

»Pero este rencor que sientes… es conmigo, con él no. ¿Puedes?



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En el texto hay: comediaromantica, slowburn, gaybl

Editado: 10.11.2025

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