El gruñón está curiosito estos días.
Solo que cuando le pregunto, me asegura mil veces que no es nada. Solo me queda confiar en eso, en que no es nada y no esté peleando de nuevo con Israel a mis espaldas por mi culpa… además de que…
Uh…
No puedo pensar así.
──William, joder. La película está allá ──me quejo.
──Nah, ya la vi. Tengo algo más interesante por aquí.
Comienzo a reír cuando me muerde el cuello. Con cada día que pasa, le doy la razón. No puede parar una vez empieza.
Está sobre mí, se supone que veríamos una película en el sofá con Lalo. Pero a medida que esta avanzaba, más me tocaba, es como si no pudiera contenerse siempre que me tiene cerca.
No es que me queje.
──Lalo nos está viendo.
──Es la única acción verá esta noche, ¿sabes lo mucho que debe de querer tener a una gata?
──No puede, aunque quiera. Recuerda que se lo quité todo.
William se estremece del horror.
──Eres cruel con Lalo, y no sirvió de nada. Se sigue escapando como siempre.
Me lamento ruidosamente, no hay día que no me arrepienta de hacer eso.
──Ya dije que lo siento.
──Eso no le traerá su bien más preciado devuelta.
Ahora suelto a reír a carcajadas, estas son tan ruidosas, que ninguno de los dos escucha cuando abren la puerta de mi casa.
──¡Dios! ──exclaman en la entrada de la sala.
Quito a William de encima de inmediato al reconocer la voz de papá, el pobre gruñón hace lo suyo: gruñir en el suelo ante el golpe que recibió.
Ah, sí. Olvidé mencionar que, al ser una casa de mis abuelos paternos, obviamente papá tiene la llave para entrar cuando quiera.
Ups.
Me mira con clara sorpresa, yo siento vergüenza de haber sido visto de esta manera. Y me avergüenza aún más lo que hubiese visto si tardaba cinco minutos más en llegar, porque de seguro habría visto cosas… interesantes.
Tiro de mi oreja.
Pero fuera de eso… estoy bastante nervioso. Porque pasaron los meses y nunca se lo dije directamente por nervios, algo me decía que se sentiría dolido por tardar tanto. Y yo en lugar de decírselo de una vez y no esperar más tiempo, decidí que era mejor agregar más meses a la condena.
Ni yo mismo me entiendo.
Respiro hondo. Bueno, ya me vio, no puedo esconderme.
──¿Cómo estás, papá? ──pregunto como si nada.
Él bufa, incrédulo.
──¿Cómo estoy? ¡Sorprendido! ¿Qué rayos hacían…?
Todo en mí empeora, miles de preguntas me presionan la cabeza con fuerza.
¿Se molestará conmigo por esto? ¿Pensará que no le tengo confianza? ¿Y si se pone más insistente que mamá con tema de nietos? Yo quiero gatos, no sé qué opine William de eso…
Mi crisis crece ante esa idea. ¡Es muy pronto para pensar en eso!
¡Dios… contrólate! No es el momento.
──No, b-bueno… intentábamos ver una película, pero…
──¿Una película? ──pregunta, entornando los ojos.
──Sí, esa. ──Señalo el televisor──. Buenísima, ganó el Oscar a mejor guion.
Yo y mis estupideces cuando estoy nervioso. ¡A nadie le importa la película!
──Sebastián, ¿desde cuándo está sucediendo esto? ──pide saber, aun totalmente sorprendido──. No me digas que durante esos días cuando fueron...
Tapo mi rostro ante la vergüenza.
Esto es demasiado. Demasiado para mí y entro en pánico.
Mamá lo tomó muy bien, sé que muy probablemente él se emocione de que esté con William. Pero en mi mente solo entra el horror de que me haya visto en ese maldito momento con William cuando no he sido honesto, yo quiero presentarlo como debe ser.
No por… haber sido descubierto haciendo esto.
──No, no estábamos por hacer nada de eso ──balbuceo──. Es que él… bueno, yo… en realidad, no se trataba de…
Genial, Sebas, ahora suenas como si ocultaras un crimen.
Pero guardo silencio cuando miro de reojo cómo William se levanta del suelo, sacudiendo su pantalón.
Eso me asusta.
»¿William?
Ni me mira.
──Si me disculpan, creo que deben hablar a solas.
Mierda que está molesto.
──¡Espera…! ──Me levanto e intento detenerlo, pero con solo ver a Lalo siguiéndolo, cambio de dirección y tomo al gato en brazos.
Y cuando escucho cómo cierra la puerta con fuerza, me muerdo el labio.
Lo lastimé.
De solo recordar cómo decía que siempre lo escondían o negaban cualquier relación con él y cómo siempre eso le dolía… mierda, malentendió todo. No estaba intentando negarlo.