Un Año Después
──Noah…
Él casi que me llora.
──Sebas, para. Apenas y recuerdo lo primero que me pediste.
Lo miro perplejo.
──Solo te he pedido una cosa, y fue el horario.
Mi amigo parpadea, y luego ríe como si nada.
──Ah, cierto. Aquí está. ──Toma una hoja y me la entrega──. Disculpa el drama.
¿Para qué disculparse si lo volverá a hacer?
Edith se me acerca y me entrega los pendientes que debo revisar antes del mediodía, lo cual es preocupante porque son las once de la mañana. Ya quiero tirarme al suelo y fingir que estoy muerto.
──Gracias, Edith. ──Le sonrío levemente.
Al final hablé con Julián para que le diera otra oportunidad, que me ocuparía personalmente de que pueda tomar el ritmo de trabajo. Y hasta el momento lo ha hecho muy bien, lo cual me alegra. No quería que ella se quedara sin trabajo por una razón personal.
Cuando tengo todo listo, Edith se me acerca.
──Reunión con todos los encargados junto al equipo de expansión en diez minutos ──me recuerda.
Hago una mueca sin contenerme.
Tiene lado bueno y malo.
El bueno es porque veré a William en esa reunión, lo malo es que es con expansión. Lo cual significa, en otras palabras: Israel.
Las pocas veces que lo he visto, nunca me ha dicho nada. Pero sigue lanzándole tantas miradas llenas de desdén a mi gruñón, que todo es posible.
──Me voy entonces. ──Ella asiente y se dirige a mi antiguo escritorio para continuar.
Noah me guiña un ojo.
──Saludos al jefecito.
Rio y asiento, saliendo de allí.
Llego rápido al piso de abajo donde está la oficina de Julián, ya varios se encontraban sentados en la mesa, entre ellos, William. Y aunque me muero de ganas de estar a su lado, me siento al otro extremo, justo al frente de él.
Tremendas vistas.
Ya a estas alturas, ni me da vergüenza pensar en lo jodidamente bueno que está. Y lo mejor es que: es todo mío.
Yo ser el menos posesivo del planeta, yo no conocer los celos.
William parece adivinar lo que pienso, porque saca sus lentes y se los pone, sonriendo levemente.
Me las voy a cobrar.
Pero llegan todos, dando así inicio a la reunión.
Fue algo tediosa, no mentiré. Me hizo falta una buena taza de café para mantenerme despierto, pero logré mantenerme activo y atento debido a que tuve que tomar notas de una que otra cosa. Lo importante a tener en cuenta.
Y finalmente termina.
Apenas me levanto y acomodo mi silla, Israel me pasa una hoja que no dudo en aceptar. No ha dicho nada, pero sé que me está pidiendo algo.
──¿Crees que puedas revisarlo para mañana?
Lo ojeo.
──Sí, claro.
Sonríe levemente, pero apenas se acerca un paso… un gruñido que ambos conocemos muy bien lo detiene. Israel entorna los ojos, pero no dice nada y simplemente se marcha de la oficina.
El gruñón se me acerca con prudencia. Al estar frente a todos y sobre todo frente a Julián, no tenemos espacio a errores.
──¿Te llegó el modelo que te envié? ──pregunta──. ¿Era lo que necesitabas?
──Sí, gracias. ──Me enderezo para mirarle──. Noah te envía saludos.
──Dile que igual, que se pase a visitarnos este fin de semana.
Sonrío.
──Le diré.
Un carraspeo nos interrumpe.
──¿Listos? ──pregunta Julián y ambos asentimos.
Salimos todos en silencio, y mientras todos se dirigen al ascensor para bajar, yo debo desviarme para subir y volver a trabajar. Termino usando las escaleras para no perder tiempo, sonriendo cuando noto pasos que me siguen de cerca.
──Julián te matará ──advierto.
──Debemos ser rápidos para que no nos descubra ──responde William, juguetón.
Miro a todas las direcciones, asegurándome de que no hay nadie y al estar seguro tomo el rostro del gruñón para acercarlo a un beso profundo, uno casi salvaje. Mientras más prisa tenemos, más desesperación solemos mostrar.
──Compraremos algo para la cena. ──dice William entre besos──. Con todo lo que Julián nos envió a revisar, llegaremos muertos.
──Me parece bien. ──Tomo su piercing con sumo cuidado con mis dientes, jugueteando un poco antes de apartarme──. ¿Te he dicho lo mucho que me encanta tu piercing?
El gruñón suspira cuando comienzo a tocar el que tiene en la oreja.
──Para antes de que me haga otro. ──advierte, finalmente alejándose──. Nos vemos esta noche, Don Gato.
Sonrío y retomo mi camino con las escaleras.