Ofrenda De Amor (lady Frivolidad) Trilogia Prohibido 1 Y 2

XXVII PARTE 1

 

“Se están alcanzando los estándares tan esperados, el presente ya se va aproximando.

Aquel que viene de la mano de lo más deseado.

Porque nadie huye de su destino.

Y más temprano que tarde se enfrenta a este, ya que querer olvidar cuando se tiene un odio tan latente, hace que todo se afiance aún más de lo inminente.

Pese a que se juzgue como tal, no existe deserción, solo se dilata la acción principal, para retrasar el final.

Llenando de suspenso al contrincante, haciéndole creer que como siempre tiene todo adherido a hilos imaginarios entrelazados en los dedos de su mano tirana, dependiendo la suerte de los ánimos de tino.

Mas cuando nada está escrito, y el aliento que actúa por amor manifiesta que de a poco todo tiene repercusión.

Pues de a pasos cortos se va destapando la baraja del contrario, ya que para vencer no se debe solo saber jugar ajedrez, si no lo variopinto de los esparcimientos de mesa, dan a los naipes la escalera certera.

Porque en este tambien puede triunfar una Reina.

Ya que nadie estipulo que al jugarse por separado, mezclarlos estaba vetado”

 

*****

 

(Londres – Inglaterra)

Carlton house.

Julio de 1800

 

Lo habia considerado los últimos meses.

Sus días brindándole certezas, mientras analizaba las caras compungidas de sus bastados.

Sus propios pensamientos abarrotados de cuestionamientos que lo llenaban de rencor, a la par de frustración.

Se habia retractado para posteriormente replantearse muchas veces llegando a la misma conclusión, que lo orillo a mandar la misiva que solo hasta hace poco tuvo respuesta, la cual lo asumía esperando en aquel castillo laberintico con aire francés, que con lo poco que habia apreciado le daba un estilo fastuoso a la estancia en particular donde se ubicaba aguardando por nada menos que el Príncipe de Gran Bretaña e hijo de su alteza real Jorge III, George Augustus Frederick, más conocido como el Príncipe Prini.

No fue fácil llegar hasta ese lugar, pero todo lo valía si con eso conseguía lo que su cabeza estaba conjeturando en esos momentos.

Era la primera vez que pisaba la propiedad.

Pero necesitaba soluciones a futuro.

Unas que trajeran lo mejor para los seres que amaba, y el progenitor de este con lo que habia hecho no le garantizaba esa seguridad que tanto requería, mucho menos cuando resonaba por los alrededores del palacio una recaída a causa de la posible porfiria que sufría.

Dejándolo imposibilitado por el momento, consiguiente a eso poniendo a Pitt en el poder de ciertos asuntos, que como era de suponerse a su primogénito no le caía en completa gracia, ni a el venidos al caso.

Era la oveja negra de la familia, debido a sus excentricidades y libertinaje que no eran avalados por la corona, pero poseía influencias en la cámara de lores al igual que favoritismo ante el pueblo, y eso fue más que suficiente para tenerlo como su primera opción.

Se irguió al observar a uno de los sirvientes de este adentrándose a la estancia para indicarle que su alteza le estaba esperando.

Siguió por los pasillos al mayordomo, hasta cruzar por un pequeño jardín en el que poco reparo, para volverse a resguardar en las paredes llegando asi después de un considerable tramo, a las grandes puertas que hacían distinguir el escudo de Hannover sobresaliente, en donde seguramente se ubicaba el estudio principal del sujeto en cuestión.

La madera chirrió al ceder, siendo recibido por otro lacayo que le indico que se adentrara, pues ya estaba siendo aguardado.

Reparo de manera superficial en el lugar.

El estilo Luis XVI resaltando su majestuosidad.

Estanterías abarrotadas de tomos de los autores más ilustres.

Muebles de mesa muelles chinas y el estilo gótico resaltando en cada adorno, haciéndolo algo cargado en cuanto a decoración, tornándolo pomposo, pero él no estaba ahí con el ánimo de criticar, solo para hacer sus planteamientos basados en la posible realidad.

Algo vital.

Al fondo de la estancia hallo a la persona que tanto se habia hecho desear.

Sin siquiera haber proferido palabras, solo esperando a que su entidad se pronunciara.

Acorto los metros que lo separaban hasta quedar casi al frente de este, que en ningún momento se irguió de su silla para recibirlo, solo observándolo de manera exceptiva, mientras practicaba la reverencia propia de su estatus.

—Alteza— saludo en tono solemne consiguiendo de aquel un sutil asentimiento para con la mano indicarle que se ubicara frente a su entidad, y acto seguido despedir a las personas que estaban colocando un par de copas pese a lo temprano que era.

Ni siquiera habia ingerido el desayuno.

 —Una verdadera sorpresa que un Allard requiera una audiencia con esta humilde entidad— esbozo en tono filoso resguardándolo en formalidades, dejando de lado el saludo.

Al parecer el hombre que ya surcaba la cuarentena no le habia agradado su atrevimiento a la hora de contactarlo.

No respondió al instante, solo lo observo tomarse de un tirón el wiskhy que habia sido depositado instantes atrás, sin siquiera hacer una mueca.

» Asi que especulo según los eventos anteriores que no es una visita de cordialidad— directo al punto— ¿Qué tema viene a tocar en realidad?— interrogo sin rodeos—. Y espero sea sustancioso, justificando de esa manera que no me está haciendo perder deliberadamente mi tiempo Excelencia— tan directo como su padre.




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