Ofrenda De Amor (lady Frivolidad) Trilogia Prohibido 1 Y 2

XXXI PARTE 1

“Destapando jugadas.

Planeando derribar fichas que ya no son útiles en el juego, a nombre de una enmendación.

Porque en realidad nadie especula lo que esconce el corazón del que creen el verdadero tirano, cuando solo se atreven a pensar que nunca ha portado uno, y por eso la razón de sus actos.

Pero ninguno ahonda.

Solo dan por presupuestado como si fuesen mejores seres humanos.

Pero lo cierto es que como al resto de los individuos que habitan en el mundo, el mayor pecador tambien percibe remordimientos, y anhelos que quiso llevar a cabo, aunque los años y terceros lo orillaron a ese suceso.

Pudo rescatarse, no obstante no lo deseo por convertirse en redentor, accediendo a su propia crucifixión.

Al igual que la ficha suprema de su tablero, esa que sufría y por más que intentaba no hallaba la forma de ayudarla antes de lo establecido, siendo solo el momento indicado que marcaría ese camino que debería recorrer.

Porque todo estaba planeado, solo se esperaba que saliese mejor de lo valorado”

****

 

Belalcazar, provincia de Córdoba.

(Andalucía, España)

Castillo de Belalcázar.

Finales de marzo de 1805…

 

Una de sus contadas cualidades era caracterizarse por ser un hombre metódico, analítico, y en sobremanera prevenido.

No dando puntada sin dedal.

Tratando de que cada acción fuese meticulosamente medida, con sus pros y contras especificados para no tener ningún contratiempo de última hora que empañase sus planes, en donde hasta las ideas de respaldo funcionasen en los posibles escenarios.

Pero al parecer en el último tiempo habia perdido el sentido de percibir cualquier bache en el camino, antes de siquiera ser planteado por el contrincante.

Se sentía cansado, cosa que era sorprendente para un hombre de su carisma que vivía para darle frutos a sus ideales.

A base de templanza, haciéndose al nombre que le habia costado sudor y sangre forjarse.

Y todo en ese aspecto subsistía bastante claro, aunque recientemente se cuestionaba un evento que desde hace décadas habia dejado de ser algo que siquiera le interesase.

« ¿En realidad esos fueron sus ideales?»

« ¿Estuvo alguna vez interesado por lo menos en habitar ese mundo en el que toda la podredumbre era por su culpa?»

Suspiro con pesadez, mientras con el alfil, efectuando el movimiento diagonal correspondiente eliminaba a uno de los caballos de su adversario, entre tanto le daba otro trago, apenas si quiera remojándose los labios a la bebida que estaba degustando.

—Sabes que no soy de entrometerme en asuntos que no me conciernen, pero ver al mejor jugador de ajedrez dejando a su Rey voluble para que con un mero movimiento el jaque mate se efectué, es algo preocupante en realidad— esbozo su contendiente en tono serio, pero no por eso menos relajado, sacándole una sonrisa amarga al tiempo que negó con pesadez, instándolo a que fuese el primero en darse el privilegio de decir a viva voz, aunque no se lo creyesen que venció al mejor jugador de los últimos tiempos, Lord Francisco Javier de Borja, Conde de Belalcázar.

—Haz tu movimiento magistral— lo alentó a que lo liquidase y pese a que el aludido sonrió, haciendo el amago de acatar su orden, negó con gesto divertido para reacomodarse, mirándolo con la sabiduría que daba el conocer las bajezas del mundo, habiéndolas experimentado en carne propia, para al final apropiarse de algunas, al verlas agradables hablando de manera visual como sensorial.

— ¿Que ocurre Francisco?— interpelo cruzando la pierna, mientras enfocaba sus ojos avellana en el mencionado, entre tanto se pasaba la mano por la barba a medio crecer otorgándole un semblante reflexivo.

—Nunca te has caracterizado por ser una persona entrometida Cristóbal— repuso haciéndolo sonreír—. Y créeme cuando te profeso que no es ni el momento, ni estas tratando con el hombre indicado para iniciar con tu proceso de inducción a cotilla— rio por lo bajo, denotando la poca afectación por sus palabras.

—No tengo espíritu de matrona o solterona— concedió sonriendo de lado, para después regresar su boca a una fina línea, demostrando que enserio estaba inquieto—. Solo me preocupo por mi padrino— dejo su fachada de juerguista desprendido de la vida, para tener aquella charla que con nadie se habia atrevido a realizar el mayor de la sala—. El único que me ha aceptado con mis desfases, otorgándome un papel en este mundo que consigo desempeñar a la perfección sin caretas— resoplo—. Asi que lo mínimo que puedo hacer ante eso, es ofrecerte ser un escucha.

—Tengo un viaje que preparar y…— no estaba para sentimentalismos absurdos que no lo llevaban a ningún lugar.

—Sentirte culpable por lo que le ocurrió a Luisa no cambiara los resultados— freno su intento por erguirse, a él marques dar en el clavo, sobre lo que lo tenía en ese estado sin más preámbulos.

—No vayas por ese camino Belmonte— advirtió en tono fúnebre que en absoluto le intimido.

Era de los pocos que no le afectaba escuchar aquella voz tan cargada de aviso.

—No fue un descuido, solo no pudiste premeditar que ese par de desquiciados quisiesen comprometerle de una manera tan denigrante— escucharlo de nuevo le hacía hervir la sangre—. Lo supo sortear como buenamente pudo saliendo aparentemente ilesa— rio con sequedad por eso último.




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