Oh~my lady?!

Esto es guerra

Temía que la imagen que tuve de mi padre se rompiera en cuestión de segundos. Él era mi héroe y siempre lo sería, no quería escuchar nada malo de él.

Me levanté abruptamente y retrocedí, no pude contener las lágrimas. Me sentía vulnerable.

 

—N-no deseo saber nada… Si son cosas malas, por favor, no me lo diga. Se lo suplico.

—Jamás diría cosas malas de él. A él de debo mucho.

— ¿A mi papá…?

 

Me pidió que volviera a sentarme y accedí. De un momento a otro, el semblante del señor Rupert había cambiado. Era más suave, como si fuese dolor hablar de aquello.

Me miró por uno segundos antes de sacar una fotografía de su cajón. Parecía algo vieja pero estaba muy bien conservada. Había dos hombres abrazados, como viejos amigos. Uno de ellos era muy parecido a Sascha, seguramente ese era su padre y junto a este, estaba el mío, podía reconocer esa sonrisa que quedó grabada en mi memoria.

 

—Lo único que debes saber es que tu padre los amaba con todas sus fuerzas. Tu padre era dueño de unas acciones en mi banco. Cuando el murió pasaron a mí, temporalmente. Ese era el acuerdo. Él nunca hizo público su matrimonio o expuso a su familia, quería protegerlos.

Hizo una breve pausa mientras servía un poco de whisky para ambos. De su bolsillo sacó un cigarrillo y lo encendió, disculpándose por fumar frente a mí.

—Te he estado observando desde que llegaste a esta casa. Lograste ponerle límites a Sascha y vamos, eso ya es más de lo que pude hacer yo. Eres joven y eres la imagen que quiero mostrar al país. Las acciones de tu padre volverán a ti y te daré la mitad de las mías. Con eso ya posees un 60% de las acciones y eres la dueña mayoritaria.

—E-espere…. No estoy entendiendo una mierda de lo que está sucediendo. Ok, las acciones de mi padre está bien pero… ¿por qué me da la mitad de las suyas? Eso le corresponde a su hijo, no a mí.

—Te lo pido como un favor por el recuerdo de tu padre. Hay cosas que yo no puedo decirte por ahora porque no tengo las palabras correctas para decírtelo. Pero ellos llevaron el caos a su vida, este es el lugar que te corresponde. Que siempre fue tuyo. Yo ya estoy viejo, Federico Betancourt es parte de esa sociedad y busca sacarme del camino, solo mírame soy un viejo senil, ¿Dónde crees que terminaré? No tienes involucrarte financieramente, solo reclamar tu derecho como heredera. Mi hijo no tiene interés en el banco, él ha hecho su propia fortuna. Y yo no tengo otro heredero.

—Yo… Señor…No tengo idea de que hacer. Agradezco, de alguna manera, su confianza en mí pero no sé qué hacer. Yo soy la asistente de su hijo, solo soy una empleada y de la noche a la mañana debo enfrentarme a un grupo de personas que seguramente me odiarán. Mentalmente no soportaría tanta presión…No lo soportaría pero tampoco deseo que usted termine en un hospicio o una casa hogar. Eso es demasiado cruel. Debo pensar y analizar muchas cosas, no puedo responder nada ahora.

Me levanté y lo miré por unos escasos segundos antes de devolverle la fotografía pero él negó levemente con una suave sonrisa en su rostro.

—Es tuya. Gracias por escucharme… Y esperaré tu respuesta.

 

Me sentía confundida, aturdida y el dolor de cabeza había regresado más fuerte que en ocasiones anteriores. Incluso las náuseas se hicieron presentes, el estómago se me revolvió ante tantas cosas que pasaban por mi mente, la idea de cargar con responsabilidades que no eran mías me estaban agotando. Tal vez hasta el desayuno había terminado por regresar.

En toda mi estadía en aquella casa no me había atrevido a tomar el teléfono pero esa noche necesitaba hacerlo. Esas respuestas que Rupert no me pudo dar, me las podía dar mi mamá. Ella más que nadie conocía a mi papá.

Regresé a de puntitas al salón principal y llevé el teléfono a mi habitación y me encerré en el baño. Era el único lugar donde me sentía más relajada.

Cuando escuché la voz de mi mamá me tomó unos segundos reaccionar, ese nudo en mi pecho volvía a crearse y me sentía mal. Era como si solo hubiese desaparecido como una fugitiva.

Preguntó una vez si había alguien y decidí contestarle.

 

—Mamá…

Hubo un silencio desde el otro lado antes de ser interrumpido por sollozos.

—Mi vida… Vuelve a casa, por favor. Te lo suplico.

—Mamá… M-mami… no puedo volver a casa. Estoy consiguiendo el dinero para estudiar lo que deseo, no te preocupes por eso. Estoy bien, todo está bien.

—Mi vida…Mi niña. Con tantas cosas que pasan… Necesito saber de ti, confirmar que estás bien.

—Mamá… Yo necesito que me hables de papá. Quiero que me digas en que trabajaba mi papá, quienes eran sus amigos… ¿Por qué nos mantuvo ocultos?

—Hija… Yo no puedo responder todas esas cosas. Leonardo tenía negocios en la bolsa, algunas inversiones en bancos y de eso vivía; tenía un par de amigos con los que trabajaba pero una de sus sociedades se estaba quebrantando. Tu padre intentó mantener esa sociedad sólida pero luego de eso murió tras una operación, Rupert era su mejor amigo y estuvo allí hasta el final… Yo cedí todo lo de tu padre a él. No quería problemas en nuestras vidas… Solo quiero que sepas que tu madre nunca nos ocultó, yo se lo pedí.




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