Ojalá Todo

Capítulo 5

Capítulo 5

Olivia

Otra semana a empieza y he comenzado a buscar trabajo, he entregado mi currículum tanto online como en persona, algunas empresas han llamado disculpándose alegando que no soy su tipo y buscan a alguien con más experiencia, otra ni se han manifestado. Solo llevo tres días en mi búsqueda y ya estoy resignada a seguir trabajando en la cafetería, aunque Martha me despidiera, bajo ninguna circunstancia podría volver a casa…

- Invítame a un café, tengo buenas noticias.

Dejo de limpiar la máquina y me giro para ver a una de las pocas personas que le importo.

- Buenos días, Adrien. ¿Café solo?

- Si le pones un chorrito de whisky no me quejare.

- Está en horario laboral, mejor le pongo un sobre de azúcar - le sonrío.

- Vale, pero llévamelo a una mesa, tengo que hablar contigo.

Preparo café de Adrien y aviso a Martha de que pararé unos minutos para que atienda ella la barra. Como no hay ningún problema en ello, cojo la bebida y me siento frente al padre de mi amiga.

- A ver, ¿Qué te trae por aquí si suele ser tu secretaria quien viene?

- Ya te lo he dicho, buenas noticias - pone el azúcar en el vaso y remueve con calma sin decir nada más.

- ¿A qué esperas para decírmelas?

- Primero tengo que catar este café - sonríe con picardía.- Vale, no me mires así, te saldrán arrugas.

- Es que no puedo parar de trabajar mucho tiempo, en nada y menos comenzará la hora punta y...

- Te he conseguido una entrevista y les gusta tu currículum.

-¿Qué? ¿Dónde?

- En conglomerados Moore, tiene cita mañana a las doce para la entrevista.

- ¿Qué?

- Prepárese señorita Hall, su suerte está a punto de cambiar.

Dejándome atónita y con ganas de matar a alguien coge su café y se larga.  Le cuento todo a mis compañeras de trabajo y Martha es la que más se alegra, tanto que me ha dado el día libre mañana, a pesar de que podría perder una empleada.

Cuando acaba mi turno intento contactar con Alexander, que parece que se lo ha tragado la tierra, está claro que sí le conté sobre mi situación no era para conseguir trabajo y ha estado mal que haya usado al señor Vansseur como intermediario. El puesto sería increíble, sí, pero no quiero nada por enchufe. Es más, evité su empresa a toda costa para no darle pena...

- Deja de llamar y acosar con mensajes al pobre chico harás que explote su móvil.

- Ojalá- me siento junto a mi amiga- Chloé no puedo aceptar el puesto, es abusar de su amistad.

- Pero te lo ha propuesto mi padre, no él.

- ¿Quién dice que no están confabulados?- me mira alzando una ceja que queda escondida bajo su flequillo.- Da igual, mañana cuando me entrevisten en recursos humanos expondré la situación y seguro me dejan fuera.

- No seas aguafiestas, es tu oportunidad de dedicarte a lo que tanto te gustaba y tanto esfuerzo le pusiste. Aprovecha la oportunidad, te haya dado el trabajo tu amigo, el ministro o el presidente.

- Lo pensaré.

Claro que lo pensaré, como hacer trocitos a Alexander y esparcir sus restos por los contenedores de la ciudad.

-No, no lo harás. Eres muy terca.

___________________

Por la mañana me preparo para la entrevista, que vaya a sabotearla no significa que deba ir pareciendo una indigente y en mi esfuerzo por parecer profesional tiro del clásico de falda de tubo negra hasta la rodilla y una camisa blanca con un maquillaje sutil. Estoy impecable con mi pelo con ondas cayendo sobre mi espalda.

Llego a la sede de conglomerados Moore con quince minutos de antelación y la chica de recepción, tras hacerme esperar mientras atendía una llamada, dice que me esperan en la última planta. El viaje en ascensor se me hace eterno y tortuoso, solo imagina que hay un incidente y cae el vacío, con tantas plantas no sabrían dónde acaba mi cuerpo y empieza la botonera. Además, añade que todos los modelos de Armani que se están subiendo y bajando constantemente  son un peso extra que menguan las escasas probabilidades de salir viva.

Olivia, piensa en cosas bonitas. En gatitos, por ejemplo, suaves y peludos, acariciarlos mientras ronronean. En uno amarillo que se llamaría bigotes y otro gris que se llamaría pelusita. Si ellos estuvieran aquí no es que fueran a evitar un desplome, pero caerían de pie, aunque también podrían morir.... Stop esto se ha puesto feo, mejor no pienses, cierra los ojos y espera que el ascensor llegue a su destino.

Es una bendición llegar al piso ciento diez, me dan ganas de besar el suelo. Podrían haber cogido un edificio más pequeño o varios, unos cuantos quintos pisos sin ascensor, muchos empleados se ahorrarían el gimnasio.

Miro a mi alrededor viendo una sala increíble de suelos blancos con paredes de cristal excepto la que hay justo detrás de la chica sentada sobre el escritorio negro, y bueno, todo está decorado en blanco un negro, a mi derecha hay un espacio con sofás de cuero negro y una mesita. Mientras a mí izquierda se ve una sala de reuniones con paredes de cristal.

Camino dirección a la chica del escritorio, tiene el pelo castaño recogido en un moño y su cara tiene rasgos finos con pómulos altos… Dejo mi escrutinio  y sin perder más tiempo acelero el paso hacia ella, están a punto de ser las doce. Estoy llegando cuando no me da tiempo ni a presentarme.

- Señorita Hall, el señor Moore la está esperando.- Deben haber avisado de mi llegada desde la recepción.

Simplemente me indica que entre al despacho, cosa que hago y veo a Alexander de espalda mirando por la ventana ignorando mi presencia y mientras cierro la puerta empiezo con mi regañina.

- Alexander, te voy a matar, de verdad, no te conté que buscaba trabajo para que me lo dieras tú, evite la empresa y todas sus filiales de mil maneras posibles y ni te imaginas lo que me costó. De verdad, eres idiota y te agradezco el gesto pero sabes que no puedo aceptarlo. Estaría más que feo emborracharme con mi jefe e invitarle a bañarse en una fuente por la noche. - el muy desgraciado no mueve ni un músculo, no hace ninguna de sus bromas de mierda.-Oye Álex, no me ignores que te estoy hablando y además quiero una explicación de porqué me ignoras desde ayer. Esta vez no hay vestidos de por medio y...




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