Capítulo 7
Olivia
Para mí sorpresa viajamos en un vuelo comercial, ya que el Jet privado de los Moore lo tenía su querido hijo, Ethan, aunque el viaje fue cómodo pero no quita el cansancio de estar alrededor de dieciséis horas en un avión y el cambio horario. Cuando llegamos al hotel de Dubái, la noche está cerca y yo ando desorientada, los Moore se van a comer algo. Declino la oferta de unirme con la excusa de no molestar pero es que solo quiero dormir mil horas. Lo intenté en el avión pero mi querido amigo Alexander se aburría y tras molestar mucho acabe aceptando jugar con él a las cartas. No sé porque acepté, no sabía jugar y tengo mal perder.
Con la llave que me dio el padre de Álex me dirijo a la habitación que me han asignado. Al abrir la puerta dejo que mi mandíbula toque el suelo. Esto no parece una habitación, es como un mini apartamento sin cocina. La zona que parece un pequeño salón tiene un par de sofás de cuero blanco con un televisor de pantalla plana y una mesita, las paredes son en un tono crema con adornos dorados, como las alfombras. Dejo el bolso y la maleta junto a una mesita que hay en la entrada que tiene un jarrón con rosas blancas y me dirijo a investigar la habitación para llevarme más de lo mismo, una cama tamaño King junto a otra decoración con tonos crema y dorado. Me da hasta miedo pisar el suelo, parece que todo se va a ensuciar. He de decir que ver el baño es como estar en el paraíso, ojala uno así en el piso de Brooklyn. Quiero un jacuzzi y una ducha de hidromasaje en casa, aunque la tenga que compartir con Chloé y Kim, lo robaría si cogiera en mi maleta.
Aprovecho mi enamoramiento con la ducha para refrescarme y dormir, pensaba que sería un sueño corto pero cuando quise reaccionar Alex estaba aporreando mi puerta y eran las once de la mañana. Con todo mi pesar lo dejé pasar a la habitación mientras me preparaba.
- Deberías estar lista desde hace rato, íbamos a hacer el tour juntos.
No se calla, acabo de volver al mundo de los vivos tras largas horas de sueño y el señor solo hace que hablarme. No puedo responder, es como si las conexiones de mis neuronas estuvieran fallando ahora.
- Tuve que desayunar sin ti, ¿Sabes lo molesta que es mi madre por las mañas?
- Me lo imagino- siempre que hable tanto como él.
- Además tenemos que darnos prisa para ver todo, mi padre reservó para la comida, hoy es su cumpleaños.
Había olvidado ese dato, vine a unas vacaciones pagadas con toda la jeta y me olvide de cual era el motivo del viaje. Soy un asco.
- Mierda, no tengo nada para darle - Alexander se empieza a reír.
- Cariño, no se le regala nada. Nos invita a comer por su cumpleaños pero no se te ocurra mencionarlo y mucho menos preguntar por su edad.
- ¿Por qué?
- Odia hacerse viejo.
- Bueno, como todos.
- Pues yo quiero hacerme viejo y tener nietos, podría ir al parque con ellos todos los días.
- Eres consciente de que serás viejo y no podrás moverte ni tendrás la vitalidad que tiene ahora.
- Me conservaré.
- Ajá.
Pasamos toda la mañana conociendo la cuidad y es increíble, Álex sabe muchos datos curiosos, que se leyó en internet pero no le voy a quitar méritos. En esta ciudad se ven desfilar numerosas personas con dinero y me gano más de una broma de Álex. Es más, conocimos a un jeque y el muy idiota quiso hacer trato conmigo, menos mal que el hombre se lo tomó a broma y los tres acabamos riéndonos. Verdaderamente espero que supiera que era broma y que no me rechazara por fea, porque si no buscaré como maldecirlo, mi abuela decía que la mejor opción era buscar a una gitana que ellas saben muy bien de eso.
Tras dejar al jeque nos vamos al restaurante y llegamos tarde, siendo los únicos que faltan en la mesa, cosa que a la adorable señora Moore, nótese el sarcasmo, no le gusta nada.
- ¿Habéis visto ya toda la ciudad?- pregunta el señor Moore mientras nos traen la carta.
- Ni de lejos, esta tarde vamos a salir otra vez - miro a Alexander horrorizada.
- ¿Vamos a andar más?
- Muuucho más, querida.
- ¿No ha sido suficiente tortura?
- Pero es que aún no he conseguido venderte.
-¿Venderla? - la hermana de Álex nos mira como si estuviéramos locos.
- Ha intentado ofrecerme a un jeque en la entrada del hotel.
- Tengo que aprovechar a obtener un buen precio por ella, ya va vieja.- dice Alexander y se gana una colleja de su padre.
- No la llames vieja, es joven y guapa.
- Pues nada seguiré en venta. Dios no quiera que me cambie por unos camellos si no consigue un buen trato.- Amber, Richard y Alexander se ríen de nuestra ridícula conversación.
Por otro lado la señora Moore y su hermano no hacen el amago ni de ser simpáticos, parecen dos témpanos de hielo, solo entablan conversaciones formales y no usan más de cuatro palabras. Se nota a quien se parecen Alexander y Amber... Y me alegro por ello porque son tres personas maravillosas, madre e hijo no pegan en esta familia, pero me quedo con la parte buena. Creo que incluso les avergonzamos con nuestras conversaciones.
Acabamos de comer y Amber se une a nuestro paseo vespertino. Ahora Alexander intenta vendernos a las dos y el muy desgraciado para hacernos enfadar para a gente por la calle para ofrecerlo. Aunque he de decir que los enfados no duran, acabamos riéndonos todo el tiempo, como según Alexander aquí no nos conocen pues no importa lo que hagamos o digamos, siempre que sea legal.
Nos lleva a ver el Burj Khalifa, el considerado el edificio más grande del mundo, y junto el vimos el espectáculo de agua que ofrecía la fuente. También fuimos al Dubái Mall y entramos en el Souk al Bahar. Todo se veía increíble. Tras esa agotadora tarde llegamos al hotel, donde cenamos y nos fuimos al bar a tomar unas copas. Solo íbamos por la tercera cuando somos interrumpidos,