Ojalá Todo

Capítulo 8

Capítulo 8

Olivia

- Mañana solo evita a mí hermano, haz como que nada pasó...

Lo empujo un poco para que me deje sentar en mi cama donde el descansa tirado todo lo largo que es, al menos hoy se quitó los zapatos.

- ¿Qué nada pasó? Cada vez recuerdo más flashbacks y joder... Te aseguro que pasó, pasó mucho.

Alexander me mira inclinado hacia delante muy interesado.

- ¿Qué me miras así?

- ¿No vas a dar más detalles?

- ¿Qué? Es tu hermano... ¿Por qué quieres saberlo? Es perturbador...

- A ver... Tengo dos teorías. Uno pensaba que le gustaban los hombres, nunca nos ha presentado novias y dudaba que a sus acompañantes las invitase a pasar la noche...

- ¿Y qué más da lo que le guste?

- Ese no es el punto, ¡es que no me cuenta nada! Y yo quiero saber... Necesito saber... Soy su hermano pequeño. EL PEQUEÑO. ¿Entiendes? Yo debo saber los chismes familiares...

- Amber es más pequeña.

- He dicho hermano, no hermana. ¿Acaso me escuchas cuando hablo?

Levanto las manos en señal de rendición. Él y sus matices…

- ¿Y cuál es la otra teoría?

-Ah, pues que se guardaba virgen para el matrimonio - lo miro alzando una ceja.- Hasta pensé que era idea de mi madre. Ya sabes, para ofrecerlo como ofrenda cuando le encontrase la esposa indicada. Seguro que si mama se entera de que lo has desvirgado pide una compensación por el honor de la familia.

- Eso es de siglos pasados y creo que solo se hacía con las mujeres, bueno no opino, la historia no es lo mío...- le miro elevando las cejas.- Pero créeme, tu hermano no era virgen.

- Ahora me has fastidiado dos teorías.

- Creo que ninguna era válida. Tu hermano tiene lo que se llama vida privada.

- Pues no le dejo.

- Alexander eso no funciona así - me río de él.

Gira el cuello en mi dirección tan rápido que casi podría habérselo roto al hacer el movimiento y me mira con gran indignación.

-¿Y tú qué sabes?

- Porque también tengo un hermano mayor - y aquí empieza a despertar su aura dramática, todas sus expresiones se mueven al unísono.- Siempre ocultan cosas.

- ¿No eres hija única? ¿Qué más me ocultas?- me río.

- Nop, lo comenté en algún momento, y no te he ocultado, solo no has preguntado, supongo que no te llamó la atención, ya que eres demasiado cotilla.

- No recuerdo. Pero tampoco me los has presentado.

- No vive aquí.

- ¿Y dónde queda nuestro espíritu aventurero? Podríamos hacer un fin de semana de auténticas aventuras en un viaje por carretera a algún paraje olvidado del que has salido para que conozca a mí familia postiza y bebamos como indecentes.

- No nos hablamos... Quizá hace tiempo eso podría haber sido un gran plan, pero ahora...- miro a Alexander y frunce el ceño

- ¿Qué te hicieron?

- ¿Por qué no preguntas que hice?- ahora ambos nos miramos y veo su confusión.

- En el poco tiempo que nos conoceremos me he dado cuenta que no eres mala, sino irresponsable, pero siempre intentas solucionar tus errores. Además de que prefieres huir de los conflictos y no defenderte.

Enciendo mi portátil y evito mirar a mi amigo.

- No todos perdonan, pero no hablemos de esto. ¿Qué película quieres ver?

- Cualquiera de superhéroes.

- Siempre vemos lo mismo - Alex se encoge de hombros mientras coloca el bol de palomitas que deje en la mesita de noche entre los dos.

- Es lo que me gusta.

Suspiro porque no vale la pena discutir con él, si no vemos lo que quiere no dejara que veamos nada. A veces pienso que en lugar de un chico de veinticinco tengo un amigo de cinco años, pero como dijo una vez, es parte de su encanto y me hace reír.

______

El sonido de una alarma, mi alarma, taladra mis oídos, quisiera apagarla y dormir más pero no puedo, hoy comienza mi primer día trabajo en Conglomerados Moore, como le prometí a Alexander. Miro a la derecha y veo a mi amigo, durmiendo como el bebé grande que es, a la vista está que ni ha oído mi alarma. Vinimos muy cansados del viaje y la película pasó a la historia, mi portátil está sin batería olvidado entre los dos, las palomitas del fondo del cuenco esparcidas por la cama... Ambos nos quedamos dormidos con la ropa que traíamos puesta, Alexander no duró ni media hora, por mi parte, no recuerdo cuando me uní a su sueño.

- Alexander...- empujo al rubito a mi lado y este se remueve un poco.

- No... No quiero...- vuelvo a empujarle un poquito más- que no me gusta el brocoli, mamá...

¿Dónde tengo mi móvil dispuesto para grabar cuando lo necesito? Sigo empujándome y oyendo sus incoherencias.

- Alexander, llegaremos tarde.

Levanta la cabeza y parpadea mirando la habitación. Esta despeinado y un poco desorientado.

- Joder, no me echaste...- suspira y pasa las manos por su pelo.

- Sorpresa, también me quedé dormida.

- Encima es lunes...

- Encima empiezo en tu empresa.

Se queda paralizado y me mira esbozando una sonrisa como la del gato de Cheshire.

- ¿Por qué me miras así?

- Voy a disfrutar mucho... Muy mucho y más ahora.

- No te pillo.

- Es maravilloso, podré tenerte a mi disposición para chincharte todo el día y ahora podré ponerte incomoda con lo de mi hermano.

Le lanzo la mirada más mortal que podría tener en mi repertorio.

- Ni se te ocurra o no volvemos a ser amigos.

Se levanta de mi cama y se comienza a poner sus zapatos.

- Voy a por mi maleta al coche y a hacer el desayuno. Prepárate rápido que luego me adecento y vamos juntos a la empresa. Tengo un tour que darte.

-  A sus órdenes, señor.- le hago un saludo militar.

Ambos nos ponemos en marcha y llegamos a la empresa cinco minutos antes del comienzo de la jornada. Alexander tiene una plaza de garaje reservada y dice que me darán una llave de la barrera del parking pero no es necesario porque no tengo coche, aun así, él la pedirá y me enseña el parking como si fuera necesario porque simplemente es eso, el lugar donde dejas el coche. No es como si fuera a dejar el autobús que cogeré cada mañana para venir… Aun así el insiste, no vaya a ser que algún día me persiga un asesino en serie y no sepa por donde salir. Tomamos el ascensor que nos lleva a la primera planta, porque parar en el vestíbulo está sobrevalorado, ya que según él lo conozco y lo único interesante es Kent, el portero. Dice que si le llevo un café hablara conmigo de los chismes que se entere y no del tiempo. En fin, saco mi libreta para apuntar todo lo que crea interesante y...




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.