Capítulo 15
Olivia
Llegar a trabajar sabiendo que en mi interior está creciendo un bebé de Ethan hace como si la culpa de callar pesara una tonelada. Me limito a mirar la maravillosa fachada del edificio frente a mí, mis pies no quieren cruzar las puertas de la entrada y Alexander a mi lado pone una mano en la espalda para que avance, dejando claro su apoyo, que está ahí para mí. Juntos cruzamos el vestíbulo como muchas mañanas desde que me incorpore a Conglomerados Moore y si subir al ascensor antes se convertía en un castigo, lo detesto incluso más ahora que me acerca al lugar donde se encuentra el padre de mi hijo. Mi estómago se siente como si tuviera ácido dentro corroyéndome.
- Olivia, tienes que tranquilizarte...- Alexander toma mi mano.- Todo estará bien.
- Esto va a matarme, seguro que alguien se dará cuenta.
Las puertas del ascensor se abren y entran dos trabajadores del cuarto piso. Alex y yo nos mantenemos en silencio hasta llegar a nuestro destino, donde vamos a mi despacho y él cierra la puerta.
- Tienes que actuar normal, si nadas por ahí como si tuvieras un palo en el culo, claro que la gente pensará que te ocurre algo.
Paseo por el despacho desgastando el suelo con tanta vuelta mientras mi amigo no se pierde ni uno de mis movimientos.
- Alexander, esto es muy serio, acabo de pensar en algo que no había pensado. ¿Qué haré cuando se note?
- Ya pensaremos algo hay tiempo - me mira pensativo.- Pero no puedes estar con esa cara de angustia, ahora sí parece que murió tu gato.
- Lo mejor será que renuncie, noto que me estoy asfixiando aquí.- Alexander se acerca y me toma por los hombros deteniendo mi caminata sin sentido.
- Tú no vas a renunciar...
- ¿Y cuándo se noté y la gente comience a preguntar qué?- lo corto.
- Para entonces habremos encontrado un supuesto padre convincente y si no lo hacemos diremos que es mío - abro mis ojos desmesuradamente.
- ¿Pero tú te oíste? ¿Estás loco o que te pasa? De ninguna manera.
- Lo primero baja la voz- levanta una ceja.- Lo segundo te dije que en las buenas y las malas y si nos hundimos, lo hacemos juntos.
No sé en qué momento empecé a llorar, como no he parado de hacer desde ayer, pero lo abrazo. No se imagina que signifique para mí todo lo que está haciendo. Su apoyo incondicional es algo que valoro más que mi vida y además no tuve nunca.
Dos toques y la apertura de la puerta de mi despacho nos hace separarnos. Mientras Ethan Moore cruza el umbral de la puerta y nos observa mientras me giro para ir hasta mi silla secando las lágrimas por el camino. Nos observa a Alexander y a mí sin decir nada, intentando averiguar el motivo de nuestra reunión.
- Bueno, nos vemos para comer...- Alexander rasca su nuca y sale del despacho.
- ¿Qué desea señor Moore?
- Necesito hablar contigo- asiento en su dirección.- ¿Estás bien?
- Perfectamente, señor Moore.
- Estabas llorando.
Bufo sonoramente y no puedo evitar ser condescendiente.
- Qué perspicaz...
- Olivia, no seas así, por favor - pide con pesar.- Me importas.
- ¿Así como?- pregunto quitando el valor de sus palabras.
- No voy a entrar al juego, no he venido a discutir. Solo he venido a ver cómo estás, Ann me pasó los documentos de la reunión y me contó que Álex tuvo que llevarte al hospital.
Tampoco voy a desmentir nada, prefiero guardarlo para mí.
- Sí, algo así, pero ya estoy perfectamente. Solo fue un susto. ¿Se solucionó el problema?
-Todo quedó arreglado, ya se hizo el procedimiento legal y se arregló con la prensa. Los costes por eliminar la noticia fueron altos, pero ya está hacho.
Ethan me mira como esperando que diga algo, pero no sé qué decir, cualquier cosa que tenga que ver con su matrimonio me da absolutamente igual. Por mí esas noticias seguirían en la prensa y que todo el mundo supiera la clase de personas que hay en la elite neoyorkina. Mentirosos, interesados, manipuladores…
- Perfecto entonces... ¿Necesita algo más o puedo ponerme con mi trabajo?
- Olivia, no de esto de lo que quería hablar.
-Bien, dime, ¿Qué necesitas?
-No puedes ignorarme, debemos hablar de lo nuestro...
- Señor Moore, usted y yo no tenemos nada más que hablar que no sea trabajo. Así que, no quiero ser maleducada, pero si no son temas laborales, le pido por favor que no se acerque a mí.
Ethan suspira y sale de la oficina dejándome sola y con ganas de llorar. Se supone que éramos dos personas adultas que eran amigos y tenían relaciones sin sentimientos, pero Alexander tenía razón, me hice ilusiones. Ahora quedé como una estúpida, él se va a casar y yo aquí, con su bebé que no sabe ni que existe.
Algo que está claro es que no pienso interponerme, si él va a hacer todo lo que mande su madre, no le quitaré las ilusiones de complacer ni lo ataré a mí con un embarazo. No quiero oír palabras despectivas de esas personas ni que mi bebé tenga que ser juzgado sin tener culpa de nada.
Evito salir de mi oficina toda la mañana solo con tal de evitar encontrarme a Ethan. He tenido a la pobre Ann de aquí allá con dosieres y fotocopias, es tan amable que cede a todo pensando que estoy enferma. Cuando llega Alexander para ir a comer a la cafetería de mi antigua jefa, no tardo en salir corriendo.
Al llegar a la cafetería, Martha tenía la mesa preparada, porque Alexander con esa extraña obsesión que tiene, la llamó para que lo preparase. No hemos cruzado la puerta apenas y tengo a mi ex jefa abrazándome.
- Enhorabuena, cariño- le devuelvo el abrazo pero la miro extrañada.- Alexander me lo ha dicho. Sentaos, voy a por la carta. Es nueva.- me guiña el ojo.
Mientras nos sentamos le lanzo una mirada acusadora a Álex.
- ¿Y la parte de que era un secreto?