Ojo de Acero

Capitulo I - Un retrato en tiza

"El brillo de unos ojos que parecen reflejar un lago de plata, me observan, mientras una sonrisa lasciva se dibuja en su rostro oscurecido por las sombras"

El sonido de mi celular hace que de golpe este sentada en la cama.

Respiro un par de veces despertándome y tomando mi cabeza entre las manos, abro los ojos.

Miro perezosamente hacia la pared blanca frente a mi, donde esta colgado el cuadro que hice hace un par de años. El lago en medio de un bosque espeso me recibe, difuminado sobre un lienzo blanco y a pesar de la tiza negra con la que lo dibujé, se ve como un espejo que intenta ser el unico que refleje el sol que se esconde detrás de una nube, en un día lluvioso.

Aún puedo recordar la noche que soñe con ese paisaje, la manera en como sentia la brisa atravesar mi piel y refrescarme por dentro, la suave calidez que solo puede dar un sol escondido y el brillo del lago, como plata fundida e irreal, contrastando con la naturaleza del bosque.

Mi celular empieza a sonar de nuevo, la vibracion melodiosa que acompaña la canción de Coldplay retumba en mis oídos; busco de donde viene, vuelvo mi cabeza pero no esta en la mesa de noche, ni en la mesa de trabajo junto a la puerta y tampoco en la cómoda al lado del baño.

¡Por la fuerza de los cuatro puntos cardinales!

¿Tendré que hacer un hechizo de localización para encontrar mi propio telefono?

De repente, me vuelvo hacia mi lado izquierdo y veo como el caballete con el lienzo que esta contra la ventana que da a la calle, se mueve al ritmo de la vibración y se que de nuevo lo he dejado en la pequeña repisa junto a la tiza.

Levanto mi trasero que se siente como una jodida bolsa de boxeo, limpio mis ojos y doy un par de pasos hacia el, lo tomo y sin mirar quien es, contesto.

-Hola- mi lengua se siente un poco pesada.

-¡Al fin!- la voz de tía Lucinda exclama del otro lado -¿Por que tardaste tanto?

-Yo...-paso la mano por mi cabello, haciendo un lio las hondas rubias -Me quedé dormida.

-Eso lo explica...- responde pensativa -Pero no que no hallas venido a beber tu café matutino con tu tía Luce.

Sonrío.

-Lo siento, no dormí muy bien anoche y me levanté con el tiempo exacto para llegar a la academia.

Ahogo un bostezo.

-No te preocupes cariño, esta bien-soplo un mechón rubio que me cae en el rostro -Se que no te gusta...- empieza a hablar un par de segundos después.

Se lo que va a decir...

-Pisé algunos granos de café que traje del invernadero de tu tía Zafiro y con el polvo hice un vaso y lo serví para ti y puede que halla leido algunas cosas en el...

Suspiro.

-No sabia que se podia hacer eso y no era necesario tía, puedo pasar un día sin saber que ocurrirá en el transcurso de las horas.

Ella siempre esta intentando leer mi café, siempre se esta obsesionando con algo esotérico y ahora esta empeñada en mejorar en el arte de la cafeomancia. Aunque debo admitir que algunas veces acierta...solo algunas.

-Claro que se puede, aunque se necesita una gran energía de concentracion si no eres tú quien toma de la taza, ahora déjame continuar -demanda -Según pude ver, habría una clara mancha azul empañando tu día -susurra como si fuera algo místico.

Bajo la vista hacia mi cuerpo y frunzo el ceño.

Solo estoy usando un boxer negro y la camiseta con la mancha de pintura que regó Chad sobre mí hoy en clase.

-Tía sólo fue pintura -sonrío.

Ella hace algo parecido a un chillido.

-¡Eso quiere decir que atiné!

Pongo los ojos en blanco

-En realidad...

-Déjame continuar -me riñe de nuevo y su voz se vuelve más seria- También habia algo sobre el amor.

Dejo de intentar levantar la cortina de la ventana para ver la poca luz que le queda al día y presto mas atención a lo que dice.

-Se enterrara en tu pecho como un cuchillo de plata, que podría ser tu fin o el inicio de lo inesperado -su voz es suave y misteriosa.

-¿Plata?- pienso en voz alta.

-También podria ser acero...

Acero...

-...O una parte de un espejo cortado no estoy muy segura, solo es algo metafórico linda.

La cabeza empieza a darme vueltas un poco, pero sacudo mi cabello y le resto importancia.

Ellos no pueden encontrarme...El no puede encontrarme.

-Pasaré mañana ¿Esta bien?-hablo cuando recupero mi voz.

-¿Cielo estas bien?

-Si, yo...Adiós tía Luce - cuelgo antes de que diga algo mas.

Tiro el telefono en la cama e instintivamente deslizo mi dedo debajo de la tela del boxer y repaso suavemente la marca en forma de mancha con el ligero relieve sobre el hueso de mi cadera izquierda.

-Ahora, ellos no podrán encontrarte Callie , incluso él aunque te tenga justo al frente, no podrá olerte- las ultimas palabras con cordura de mamá susurran un eco en mi cabeza.

Tomo una bocanada de aire, me digo a mi misma que solo es una de las locas predicciones de tia Luce y abro los ojos.

Toco la madera del caballete junto a mí, tiene el lienzo blanco listo para usar y es suficiente para que mis dedos empiecen a picar, por la extraña necesidad de dibujar algo que aún desconozco.

Tomo el taburete que siempre tengo junto a el y me siento justo en frente, agarro una tiza negra y empiezo a trazar finas lineas sin saber a donde me llevarán esta vez.

***

Un par de golpes en la puerta me sobre saltan.

-¡Callie! -Cerafine chilla del otro lado.

-¿Si?

-¿Estas decente? Porque no quiero entrar y verte dibujando en Topless como la ultima vez.

Sonrío.

-¡Puedes pasar!- dejo la tiza en su lugar y me vuelvo hacia ella.

Ha abierto la puerta y esta recostada en el marco usando una falda demasiado corta, botas negras hasta arriba de la rodilla y una blusa de tiras del color del vino que apenas tapa su ombligo.

-Es viernes, iremos a una fiesta- anuncia con una sonrisa.

De repente arruga la nariz y sacude exageradamente su cabello de color rojo como el de un incendio voraz.



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En el texto hay: romance, magia, burjas

Editado: 25.11.2019

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