Ojos Color Violeta.

Cap. 16: Vine por dos cosas.

Capítulo 16: Quien heredó los ojos violetas, parte XVI.

Vine por dos cosas.

—¿Quieres una barra de chocolate? —le preguntó Emanuel a Dánae, luego de que ambos se hubieran sentado en los columpios.

Ella tomó la barra que Emanuel le extendió, pero no hizo más que verla como si quisiera preguntarle «¿Qué estoy haciendo?»—. Lo siento, yo… de hecho…

Emanuel le dio un mordisco al chocolate en su mano y luego de darle un vistazo a la indecisa Dánae, suspiró—. De ninguna manera pienses en huir, no pienso dejarte sola ahora.

Ella lo miró de nuevo como si quisiera soltarse a llorar, pero luego de unos segundos, se animó a ella misma a decirle a Emanuel qué era lo que la angustiaba—. No estoy segura por dónde empezar.

—Bueno, no es que tenga mucha prisa por llegar a casa y lavar la montaña de platos socios que me esperan.

—… Puede ser… que me guste un amigo mío —dijo lentamente, como si cada una de las palabras que pronunciaba fueran increíblemente pesadas.

—¿El del teléfono?

Ella asintió—. En mi mejor amigo, nos conocemos desde niños, su nombre es Oscar.

—Tu amigo de la infancia —susurró Emanuel, y casi se le sale decir que él también tuvo un amor en su infancia, porque por un momento sintió que así había sido, que de niño había encontrado a alguien especial, pero cuando comenzó a buscar en sus recuerdos para verificar, se dio cuenta de que no era así.

—Él se mudó en la casa junto a la mía cuando estábamos en la primaria y nuestros padres se encargaron de juntarnos cada que podían, como yo solía ser muy tímida en ese entonces y él era de esos niños que hacen un montón de amigos porque era fácil llevarse bien con él, siempre me dejaba arrastrar por su alegría, creo que porque lo admiraba, desde niño siempre fue alguien muy honesto con las cosas que no le gustaban, y siempre buscaba la forma de encontrar soluciones para que todos estuvieran contentos, en especial él, se puede decir que él es un líder natural, y no puedes evitar sentirte atraído por él.

—¿Y cuándo supiste que te gustaba de forma romántica?

—Él y yo nos llevamos por 3 años, así que cuando yo tenía 13, siendo una niña que jamás en su vida había pensado en el amor, un día, él llegó todo radiante a más no poder de felicidad, para contarme que se había conseguido novia, entonces sentí un pequeño sentimiento de disconformidad. Aun cuando hice nuevos amigos en el colegio, tan pronto yo regresaba a casa, iba a buscarlo, él hacía lo mismo, y una vez juntos, éramos inseparables, entonces empecé a sentir que había una posibilidad para ese pequeño sentimiento de disconformidad que sentí antes.

Cuando Dánae se dio cuenta de aquello que sentía era amor, inevitablemente la palabra «Imposible» se quedó de forma permanente grabada en su cabeza. Pensó cuán bueno sería si hubiese pretendido no sentirlo, y un día, sólo olvidarlo. Al mismo tiempo, ella temió cuán fácil comenzó a aferrarse a cualquier rayo de esperanza, por más pequeño que fuera.

Para poner distancia, Dánae aplicó a nuestra preparatoria, así que cuando fue aceptada, se mudó a Kleidi con una tía para ingresar a Marilyn, y mientras tanto, Oscar se tomó un año sabático para trabajar antes de entrar a la Universidad. Dánae pasó cada día tratando de adaptarse a un nuevo ambiente, llenándose de trabajo para mantener la mente ocupada, y estando tan lejos físicamente de Oscar, creyó que sus sentimientos desaparecerían, así podría proteger su lugar como su amiga, y aun así…

—Te quedarás a dormir, ¿verdad?

Dánae había estado esforzándose todo ese día para actuar de forma natural frente a Oscar mientras lo ayudaba con la mudanza, los padres de él aún estaban en su ciudad natal, por lo que esa noche él sería el único durmiendo en esa gran casa, y eso no le gustaba mucho porque lo hacía sentir solo.

—No, me voy a casa —contestó Dánae, tratando de que su cara no expusiera demasiado sus ganas de salir corriendo.

Oscar hizo un puchero—. Vamos, puedo poner un montón de cobijas en el suelo y armar una casa como cuando hacíamos pijamas cuando éramos niños, será grandioso. —Él tomó la mano derecha de Dánae y la sujetó entre las suyas mientras la miraba de forma más tierna que le era posible—. Por favor.

Ella desvió la mirada—… Solo por hoy, ¿sí?

Dánae estaba cansada, ¿cuántas veces tendría que repetirse esa escena? Lo veía dormido al lado de ella, y ella tenía que frenar su mano cuando ésta quería acariciarlo. Luego de notar que Oscar se había quedado dormido, salió con cuidado la casa armada con cobijas, almohadas y palos de escoba, y luego huyó hacia la calle, rogando que alguien la ayudara a saber qué hacer, fue así como sin planearlo siquiera, sus pies la terminaron llevando al parque.

—Yo planeo ser su amiga para siempre —le dijo a Emanuel—, y quiero serlo, pero justo ahora no puedo… es sofocante y doloroso.

—Amistad antes que amor, ¿uh? —Se cruzó de brazos—. Y si hubiera la posibilidad de que tu amor fuera correspondido, ¿seguirías escogiendo amistad?

—Dudo mucho que él me vea de esa manera algún día, me adora, pero soy como su hermana menor, y no creo que funcionemos como pareja, no puedo imaginarnos así, porque somos perfectos como amigos. No necesito estos sentimientos —aseguró con la cabeza agachada—. Me fui de la ciudad Filos para olvidarme de él, pero ahora que lo volví a ver, me tiene de vuelta a lo mucho me gusta, y por eso, ya no sé qué más hacer.




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