Ojos Color Violeta.

Cap. 17: Un lugar junto a ti.

Capítulo 17: Quien heredó los ojos violetas, parte XVII.

Un lugar junto a ti.

Le conté a Damián todo lo que creí que se podía, primeramente, que yo no era Melisa, cosa que él ya sabía, que Melisa era mi hermana gemela y que mi verdadero nombre era Dalila, le hablé de la maldición de la familia Eisenhide para tratar de explicarle la razón de mi aparente muerte a los 6 años, y por supuesto también de la competición entre Melisa y yo en la que se decidió que yo iba a «morir».

—¿Y tú mamá? —preguntó indignado y se levantó de la silla en la que estaba sentado—, ¿no dijo nada de que fueras encerrada?

—Mi madre, la mujer que viste en el cuadro, murió cuando yo era muy pequeña, Esteban me dijo que la mató cuando descubrió que estaba por tener un hijo con otro hombre.

—¿¡Qué demonios!? —Se llevó ambas manos a la boca para suprimir sus ganas de seguir gritando y luego se dejó caer en la silla de nuevo.

Yo lo fulminé con la mirada y luego agudicé mi oído para tratar de escuchar pasos o algo que me indicara que la presencia de Damián ahí había sido descubierta, pero continué luego de unos segundos sin escuchar nada—. Según mi abuelo, Esteban se enamoró de mi madre debido al color de sus ojos, eran como los míos, violetas, es un color peculiar, pero en sí no entiendo a qué vino la obsesión de mi Esteban con ellos. Mi abuelo no sabía de los sentimientos de Esteban, pero sí sospechaba a que al menos le tenía cariño a mi madre, porque siempre que ella venía de visita, ellos solían hablar a solas por horas.

—Entonces, ¿era mutuo?

—No, mi madre jamás vio a Esteban con ojos de amor, su corazón le pertenecía a otro, y un día, Esteban se volvió loco de celos y violó a mi madre, fue así como quedó embarazada de Melisa y de mí. —Vi la cara de horror de Damián y de pronto me volví consciente de ello, que yo había sido producto de una violación, no era como que no lo supiera, pero creo que antes lo estaba viendo más como si fuera la historia de otra persona—… La distancia entre ellos no hizo más que crecer, Esteban le prohibió la entrada a esta casa y se quedó con nuestra custodia, y mi madre fue y se refugió en los brazos del hombre que siempre amó, pero supongo que Esteban no quería que ella fuera feliz sin él, así que la mató, al parecer, frente a los ojos del otro hombre.

—¿Y por qué tu padre no está en la cárcel? ¡Es un asesino! —Se tapó la boca con las manos y me miró con culpa—. Perdón, no quise…

—Está bien, sé que es un asesino… cuando hablé de eso con mi abuelo Ignacio, él se sorprendió mucho porque no sabía que Esteban la había matado, y es que, cuando se presentó en el funeral de mi madre, el primo de mi abuelo Ignacio le dijo que el hombre con el que se iba a casar mi madre había atestiguado cuando ella murió, y dijo que ella lo hizo en el parto junto con el bebé, y que no había querido decir nada más.

—Espera, ¿el primo de tu abuelo?, ¿él que tiene qué ver?

—Oh, Ignacio, mi abuelo paterno, y Román, mi abuelo materno, son primos hermanos. Y bueno, mi abuelo Ignacio trató de investigar luego de que yo le contara que Esteban había sido el verdadero responsable de la muerte de mi madre, pero al parecer el parto no fue en ningún hospital, sino en la casa del prometido de mi madre, y la partera que había ido a atenderla murió, así que el único testigo del incidente es el hombre que mi madre amaba, pero él se fue de la ciudad luego de aquello y quién sabe dónde está ahora.

—… Wow —, hico una mueca—, tu historia familiar es terrible.

Me encogí de hombros—. Y solo te conté el resumen. No te he hablado de todas las cosas que me ha hecho Melisa, ni de Jaqueline, la mujer que creí que era mi madre, ni de cómo murió, ni de cuan destrozada me sentí cuando supe que aquella mujer no me amaba...

—… Yo tampoco tengo una relación familiar perfecta, en realidad soy adoptado, pero wow, mi historia no es nada si la comparo con la tuya.

—¿Eres adoptado?

Él sonrió—. ¿Tienes tiempo de escuchar mi historia?

Asentí.

—A diferencia de muchos otros niños adoptados, yo conozco a mis padres biológicos, viví con ellos hasta los 8 años, y, a decir verdad, creo que mi infancia es bastante parecida a la tuya, al menos hasta tu «muerte». Tenía una madre amorosa que disfrutaba de mimarme, pero mi padre trabajaba todo el día y era prácticamente un desconocido para mí, dejé de preguntar cuándo podría tener tiempo para mí desde los 5 años, cuando en una ocasión me gritó a todo pulmón que lo estaba molestando. Y un día mi mamá se enfermó y nunca más volví a verla sana, terminó siendo internada en un hospital, por primera vez vi a mi padre todos los días de la semana, supe que él de verdad la amaba y tenía mucho miedo de perderla —, sonrió con desgana—, creí estúpidamente que quizás nuestra relación podría mejorar si nos uníamos para darle nuestro apoyo a mamá, pero no fue así…

—¿Empeoró?

—Sí… el día que me armé de valor para acercarme a hablar con él, lo encontré llorando, él era un hombre orgulloso que no permitía que vieran su lado débil, así que se enojó mucho conmigo, comenzó a gritarme que era mi culpa que mi madre estuviera tan enferma, y luego de eso ni siquiera se molestó en mirarme, como si aún más que antes yo no valiera su atención, y cuando mi mamá finalmente murió, él me corrió de la casa y la suerte, el destino o lo que fuera, me llevó a que mi padre adoptivo me encontrara.




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