Ojos Color Violeta.

Cap. 25: ¡Quiero hacerlo!

Capítulo 25: Quien heredó los ojos violetas, parte XXV.

¡Quiero hacerlo!

Luego de haber conseguido el número de Andrés, le pedí prestado su celular a Alexa para llamarlo para quedar, de esa forma, él me dijo que iría a Kleidi aquel fin de semana para hablar conmigo, nos quedamos de ver en la cafetería San Francisco, en donde vendían el maldito mejor café del mundo, lo cité a las 3:00 de la tarde y le informé que necesitaba de su poder para explicarle algunas cosas a Katia, quien llegaría junto con Alexa una hora más tarde, luego de colgar, le devolví su celular a Alexa y alcancé a Damián en la entrada para regresar juntos a casa.

—¡Dalila! —me saludó Andrés cuando me vio sentada en una de las mesas del fondo de la cafetería. Corrió hacia mí con una sonrisa y se sentó en el asiento frente a mí a la vez que tomaba la carta que le tendí para escoger qué pedir—. Ha pasado mucho tiempo, esperaba poder hablar contigo, pero no estaba seguro de ir a buscarte por temor a que la persona que te sigue le contara a Esteban… a tu padre —, rio levemente—, puesto que vi todos tus recuerdos, a veces tengo la impresión de que despertaré en esa enorme mansión y bajaré al comedor con sigilo para no toparme con Esteban… con tu padre, y con tu hermana.

—Es comprensible —dije esbozando una sonrisa.

—¿Y hoy no hay peligro? ¿No hay nadie siguiéndonos?

—No siento su mirada, pero al parecer siempre está ahí incluso si yo no lo noto.

—Entonces, ¿está bien que nos hayamos reunido? —preguntó preocupado.

Miré hacia la ventana—. Tengo una teoría que quiero probar, pero dejemos eso para después. —Me giré de nuevo hacia él—. ¿Qué piensas de unirte a mi abuelo?

—Claro, ¿por qué no?

Arrugué las cejas—. Necesito que pienses bien las cosas, Andrés. Mira, cuando termine el semestre, yo me iré a al Centro de Investigación…

—¿¡Por fin podrás salir de la casa de tu padre!? ¡Eso es genial! —dijo con enorme felicidad.

Yo lo miré conmovida, literalmente él era quien mejor me conocía, así que él mejor que nadie entendía lo que significaba para mí irme con mi abuelo—. Gracias. Como debes suponer, irme al Centro de Investigación significa no volver a Kleidi por un tiempo, y mi abuelo quiere tener cerca a los nuevos aliados, él tiene planes de llevarse también a Alexa y a Katia, e incluso a Emanuel.

Ladeó la cabeza—. Pero Gibson no tiene ningún poder, a menos que… ¿es por su habilidad de detectar a los que te siguen?

—Exacto. Por supuesto, mi abuelo también quiere que tú te unas a ellos, pero esto no es obligatorio, te puedes negar y ayudar a mi abuelo a distancia, aunque tendrás menos participación en las misiones.

—Uhm —, se cruzó de brazos—… si me lo hubieras dicho hace unos meses, seguro te habría dicho que me largaba contigo sin dudarlo, tú sabes la clase de infierno que es mi casa, pero ahora…

—¿Es por Anabel?

Su rostro se sonrojó—… No…

—Damián me contó lo que pasó en su última cita con ella, te vio aparecer cuando la dejó en la estación del metro, y tuvo la impresión de que le gustas a ella.

—¡Claro que no! —aseguró mientras agitaba las manos.

—¿Y qué hay de ti? ¿Te gusta ella?

—… ¡No!

Entorné los ojos—. Dudaste antes de contestar.

Hizo una mueca—. Mira, te crees muy lista, y tal vez lo seas, pero en esto te equivocas.

—Qué curiosa es la vida, Anabel y tú estaban enamorado de Damián y terminaron enamorándose entre ustedes.

—Te digo que las cosas no son así —gruñó—… ella es tan… agh… tan poco linda. Si pudiera elegir una chica para enamorarme, definitivamente no la elegiría a ella, preferiría mil veces enamorarme de ti o incluso de Mily.

—Oh, gracias, me siento halagada. Pero tú mismo acabas de decir que si «pudieras elegir», pero no puedes hacerlo. ¿Y qué hay de Damián? ¿Ya no te gusta? ¿Ya no le gusta a Anabel?

—Pues —, suspiró y negó con la cabeza—… yo me rendí con Damián hace un tiempo, admito que me encariñé con Anabel, pero solo la veo como una amiga —aclaró antes de que yo pudiera decir algo—, y comencé a apoyar su amor con Damián. El día de su cita, yo estaba ahí para darle apoyo moral, ella estaba muy nerviosa porque era la primera vez que lo veía en mucho tiempo, y como él ha estado muy ocupado y ya casi no intercambiaba mensajes con él, ese día iba muy ilusionada… pero… mira, ella no ha dicho nada sobre que ya no le gusta Damián, pero tú sabes lo mal que terminó esa cita, ella ya no se muestra animada cuando hablamos de él, ni tampoco revisa su celular esperando un mensaje de Damián.

—Entonces ya no le gusta.

—No lo sé… pero Mily opina que ya no. —Revisó su celular cuando sintió que éste había vibrado, y al verlo encontró un mensaje de su padrastro—. Es Nael, quiere que regrese a casa, es tan raro, él casi nunca se interesa por mí, la última vez que me llamó por teléfono fue el día que te conocí, ¿lo recuerdas?

—Sí.

—Agh... ¿pero qué demonios querrá Nael? —se quejó cuando recibió un segundo mensaje de él—. Seguro que él es más feliz cuando no estoy en casa, así no tiene que molestarse en calmar los ataques de ira y ansiedad que tiene mi madre cuando me ve.




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