Capítulo 48: Quien mejor guarda secretos, parte XI.
Aunque sea una copa.
Había pasado un mes desde que había cumplido 18 años, cuando una noche, alguien tocó la puerta de mi habitación, entonces puse el libro que estaba leyendo a un lado, escondí las gafas que solía usar cuando leía a solas, y caminé hasta la puerta para abrirla. Paris estaba al otro lado de la puerta, con una sonrisa adornando su cara, y una botella de alcohol y dos vasos.
—No pensarás beber aquí, ¿cierto? —le cuestioné mirando fijamente la botella en su mano izquierda.
—Vamos. Hace mucho que no bebo y no quiero hacerlo solo, y ya que por fin cumpliste 18 años, pensé que podrías ser mi acompañante.
Me limité a mirarlo con seriedad mientras él hacía una cara suplicante.
—Por favor, Emanuel, eres el único amigo que tengo aquí.
Sentí mi corazón ablandarse—. Uhm... pero yo nunca he tomado alcohol, así que...
—Seguro lo harás bien, luces como alguien que podrá soportarlo. —Me tomó de los hombros y bajó el volumen de su voz—. Hannia acaba de decirme que le gusto, realmente necesito hablar con alguien, eres un buen chico, sé que eres confiable y discreto, y sabes escuchar, eres justo lo que necesito, por favor, bebe conmigo, aunque sea una copa.
Reprimí una sonrisa—. Bueno... está bien. —Dejé que entrara a mi habitación, cerré la puerta y luego de suprimir mi felicidad por ser halagado por Paris, me senté en el suelo al lado de él, con nuestras espaldas recargadas en mi cama, y vi cómo servía alcohol en los dos vasos que había traído—. Entonces le gustas a Hannia.
Él dio un respingo y me pasó el vaso que ya había llenado—… Sí.
Tomé el vaso y lo olí, pero lo alejé de inmediato mientras hacía una mueca, no me gustaba ese olor tan intenso—. No pareces feliz, ¿ella te desagrada? Pensé que se llevaban bien, además, ella es muy genial. Emily me contó que Dalila le confesó que Hannia es su ideal de una hermana mayor.
—Ella me agrada —, le dio un sorbo a su vaso y luego me miró—, ¿no piensas beber?
Respiré hondo y le di un pequeño sorbo a mi vaso—. Agh... me arde la garganta.
—Esa sensación se siente genial una vez te acostumbras —aseguró mientras reía y le dio otro sorbo a su vaso—. Tómalo despacio, no quiero hacer tu primera experiencia con el alcohol un mal recuerdo.
—Bueno, ¿y cómo se te declaró?
—Hoy era mi turno de lavar los platos, la señora Verónica ya se había ido, así que luego de la cena, me quedé solo en la cocina, pero un rato después apareció Hannia diciendo que quería ayudarme. Cuando terminamos, ella me dijo que había algo que quería hablar conmigo, así que nos sentamos en una de las mesas y...
—Espera, ¿tú no sospechabas nada? Quiero decir, ella siempre se queja un montón cuando es su turno de lavar los platos, incluso se pone de malas y es difícil hablarle, que haya decidido ayudarte era prácticamente como si estuviera gritando que te amaba.
—Admito que me pareció extraño, pero lo último que esperaba era que me dijera eso... ya estoy viejo —, se empinó lo que quedaba en su vaso, y tras poner el vaso de vuelta al suelo, hizo su cabeza hacia atrás y miró al techo—, ella aún es muy joven, ¿qué vio en mí?
—No se llevan tantos años —dije, y luego le di otro pequeño sorbo a mi vaso, traté de disfrutar del sabor, pero solo pude hacer una mueca una vez más.
—Ella tiene 24, yo estoy a unos días de cumplir 37, nos llevamos 13 años, ¿cómo no van a ser tantos? —Se enderezó y volvió a llenar su vaso.
—Bueno, y luego de que te dijera que le gustas, ¿tú que respondiste?
—Bueno, hubo un silencio incómodo en el que yo traté de no entrar en pánico, y cuando estuve a punto de decirle «Lo siento», ella me besó, me dijo que no permitiría que me disculpara y luego se fue. Entonces regresé a la cocina, tomé una botella y dos vasos, y vine hacia aquí porque eres mi único amigo. Soy un hombre patético, ¿cierto? No soy capaz de responder ante la confesión de una chica, y vengo a desahogarme con un niño que recién cumplió sus 18 años.
Solté un suspiro y me empiné lo que aún tenía en mi vaso, el ardor que sentí en mi garganta fue terrible, tosí varias veces y los ojos me lloraron, pero cuando por fin se pasó un poco el ardor, golpeé a Paris en el hombro para que callara su risa y me aclaré la garganta para hablar—. ¿Y qué si te desahogas con alguien menor que tú por 19 años? Somos amigos, ¿no? La edad no nos ha impedido serlo, así que, tampoco veo por qué...
—Alto, alto, ya sé por dónde vas, pero intenta ponerte en mi lugar, las cosas no son tan fáciles como crees.
—Explícate entonces.
—Ella está a la mitad de sus 20's, está llena de energía y juventud, yo ya estoy cerca de mis 40's, no se sí pueda soportar el hecho de que ya no soy joven. No es solo lo que piensan los demás... solo no quiero salir lastimado con mis propias inseguridades, aunque, de hecho, siempre he pensado que algún día el karma vendría por mí, quizás Hannia sea mi karma.
Le di sorbo a mi vaso que había sido llenado de nuevo sin que yo me diera cuenta—. ¿A qué te refieres?