Ojos Color Violeta.

Cap. 49: Transformarse en cualquier animal.

Capítulo 49: Quien mejor guarda secretos, parte XII.

Transformarse en cualquier animal.

Unas semanas más tarde, mientras me hallaba junto con Dalila en el cuarto de lavado en el primer piso para lavar nuestra respectiva ropa, y en mi caso, también mis sábanas, Salma entró al cuarto a lo mismo y dirigió su mirada hacia mí tan pronto atravesó la puerta.

—Gibson, ¿sabías que hay un gimnasio en el cuarto piso? —me preguntó.

La miré confundido—. ¿Qué? Pues… lo sé. ¿Por qué?

Se encogió de hombros—. Pienso que deberías ir.

Me giré hacia Dalila con indignación—. ¿Acaso Miraini me está diciendo gordo?

Dalila posó sus ojos en mi estómago—. No lo había notado antes, pero es cierto que estás un poco —, se detuvo a meditar qué decirme—… blandito.

Salma comenzó a reír a la vez que metía su ropa a una de las lavadoras—. Los gemelos lo notarán en una semana y comenzarán a molestarte.

—¿En serio? Wow, supongo que me has salvado. —Una idea vino a mi cabeza y miré a Salma con ilusión—. Oye, ahora que me lo has dicho, definitivamente me pondré a hacer ejercicio, así que, dime, ¿me podré tan musculoso como Paris?

Ella se encogió de hombros—. No lo sé, en realidad solo puedo ver lo que sucederá dentro de los siguientes 7 días.

Dalila entornó los ojos al mirarla—. Pero viste que tu padre reforzaba la seguridad de tu casa desde varios meses atrás.

Salma asintió—. Sobre eso… es raro. Verán, a voluntad, puedo ver solo el futuro cercano, cualquier cosa que pase en menos de una semana puedo verlo con facilidad, pero no puedo ir más allá. Sin embargo, a veces, cuando sueño, veo cosas que pasan mucho tiempo después, pero no escojo qué sucesos ver, ni de quién.

—Wow, entonces fue una total fortuna que pudieras ver lo de tu padre para poder escapar —dije.

Ella bajó la cabeza y sonrió—. Fue un milagro.

—Tú dijiste que no usarías tu poder para ayudarnos —comentó Dalila—, ¿por qué?

Salma hizo una mueca, pues, aunque no era intención de Dalila, sintió sus palabras como un reclamo—. No hay problema si predigo cosas y le hago pequeños cambios que no afecten mucho. Por ejemplo, no importa si le digo a Cristián que su novia va a cortar con él el día de mañana, porque incluso si él lo sabe, ellos igual van a terminar.

Dalila y yo intercambiamos una mirada de lástima por Cristián.

—Pero digamos… que llega a haber un espía entre ustedes, y gracias a ese espía, es posible que los Vestigios de REVENISH se infiltren aquí en una semana, yo trato de ayudarlos y les digo sobre ello, pero el espía lo averigua de alguna manera y alerta a sus compañeros, entonces la infiltración no ocurre dentro de una semana, sino dentro de unas horas. Al final no los ayude, sino todo lo contrario. Quiero evitar cosas de ese estilo, así que incluso si ocurren cosas malas, yo no les voy a advertir de ello. Además de que, debido a que llevo toda mi vida sabiendo lo que ocurrirá en los siguientes segundos, y los siguientes minutos, y las siguientes horas, y los siguientes 7 días, hacer algo que cambie radicalmente las cosas, me pone ansiosa.

—También puedes ver algo como las sombras de la muerte, ¿cierto? —pregunté—. ¿Tampoco nos advertirás de nuestras muertes?

Ella se rascó la cabeza, nerviosa—. No lo sé, preferiría no pensar en cosas como esas… supongo que, llegando el momento, lo decidiré. Por cierto, Eisenhide, en un rato le pedirás a Alexander que te ayude a cortarte el pelo porque te molesta en la cara, pero resultará un desastre, yo puedo hacerlo.

Dalila se acarició el flequillo que tenía delante de sus ojos—. ¿Sabes cortar cabello?

Salma asintió un poco aliviada por haber cambiado de tema con éxito—. Sí, mi abuelo Sasha era increíble cortando cabello y me enseñó a hacerlo. Cuando era niña, practicamos un montón con mis muñecas hasta que fui lo suficientemente buena como para cortar el cabello de mi mamá, mi papá, mi abuela y el de él.

—Cierto, Emily dijo que tenías tu habitación llena de muñecas —comenté.

Salma me miró con miedo—. ¿Cuándo fue que esa chica entró a mi habitación? ¿Y cómo? Yo siempre la tengo cerrada con llave cuando no estoy dentro.

—Ella tuvo una época oscura en la que hizo amistad con pandilleros —explicó Dalila como si se tratara de algo normal—, supongo que de ahí obtuvo su habilidad para abrir puertas.

—¿Se ha metido también a sus habitaciones? —preguntó alarmada.

—Sí —respondimos Dalila y yo con calma, lo cual alarmó aún más a Salma.

—¿Y la dejan hacerlo?

—Bueno, no es como que haya forma de detenerla —contestó Dalila.

—Además, solo entra a curiosear —agregué—, al único al que le ha robado es a Paris, él es su fuente principal de cigarrillos, aunque sé que también le toma algunos a Hannia.

Unos meses más tarde, tras varios días de discusiones entre el abuelo de Dalila y el señor Alan, se decidió hacer con Leonardo lo mismo que se había hecho conmigo, así que cuando un hombre mayor que había sido encontrado por Oli aceptó colaborar para darle a Leonardo su poder de transformarse en cualquier animal, él y el señor Alan estuvieron encerrados en el laboratorio por algunas semanas. Y aunque ese señor dijo que con el tiempo era cierto que Leonardo podría transformarse en cualquier animal, dijo que, al principio, dependiendo de Leonardo, podía ser más afín a ciertos animales.




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