Ojos Color Violeta.

Cap. 51: ¿Has perdido a alguien?

Capítulo 51: Quien mejor guarda secretos, parte XIV.

¿Has perdido a alguien?

Luego de calmar a Emily y hacerla entrar en razón, haciéndole ver que no tenía caso ir en ese preciso momento a la ciudad Filos a buscar a Anabel, algunos se fueron a cenar, y otros simplemente nos dirigimos a nuestra habitación a dormir, excepto Dalila y Aylin, esas dos fueron con el abuelo de Dalila para ponerlo al tanto de todo, y explicarle más acerca de nuestra situación a Aylin.

Ya estaba por cruzar la puerta de mi habitación cuando Salma apareció detrás de mí y me habló—. Dalila piensa que tú querías que ella estuviera contigo en Kleidi por Aylin.

Me giré para verla de frente, y en vez de responder, preferí guardar silencio para escucharla.

—No les conté, pero, de hecho, aunque Rafael Frayssinet no debía sentarse contigo, tú y Emily se lo topaban porque ese chico se quedaba por ahí cerca, y tal como te pasó a ti, el Emanuel que solo iba con Emily, descubría que ese chico era el hermano menor de cierta chica. ¿Estuvo bien que me lo haya callado?

Asentí con la cabeza y le sonreí—. Gracias, Salma. Buenas noches.

Luego de entrar a mi habitación, mi sonrisa de desvaneció y me tiré sobre la cama sin cambiarme la ropa por mi pijama, estaba cansado y quería dormir, pero sabía que no podría hacerlo. Estaba de acuerdo con Salma, la verdadera razón por la que yo debí de haber deseado que Dalila estuviera conmigo, no era para comprobar que Aylin tenía un poder o si ella era un enemigo, era porque la necesitaba a mi lado cuando me topara con el hermano de Dánae.

Dalila fue la que se quedó a mi lado cuando Dánae murió, Ale también me dio su apoyo a su manera, pero él estuvo más al pendiente de Katia, así que quien se dedicó a sacarme de mi habitación cada mañana, fue Dalila. Me sentí un poco asustado en ese momento, y muy confundido y perdido, si pensaba en Rafael, volvía a sentirme lo suficientemente mal como para vomitar de nervios, pero… me bastaba con recordar a Dalila tomando mi mano temblorosa para regresar la calma a mí.

Tenía miedo de pensar más sobre ello. ¿Y si yo me había vuelto a enamorar de Dalila? ¿Y si en realidad nunca la dejé de querer? ¿Entonces qué había de mi amor por Dánae? ¿Era falso? No… no lo era. Estoy seguro de que yo la amaba. Sabía que no tenía por qué pasar toda mi vida encadenado al recuerdo de Dánae, pero su muerte estaba demasiado fresca, por lo que no me sentí con el derecho de amar a alguien más, así que callé el hecho de que sentía necesitar de Dalila en mis momentos más vulnerables, esperando que al callarlo, no me enamorara de ella, no otra vez.

Al día siguiente, luego de desayunar, todos fuimos hasta la sala de juntas en el 5to piso para decidir si era prudente o no ir a la ciudad Filos a buscar a Anabel Miller, aunque bueno, en realidad no nos encontrábamos todos.  Hannia se encontraba en un curso de la academia de policías; Paris también se encontraba fuera, había regresado a su ciudad natal, Bromia, para ayudar a un amigo, pues resultaba que Paris trabajaba como médico barbero, y debido a que su amigo era buscado por la policía, no podía ir a un hospital, así que contactó a Paris para que fuera a atenderlo de lesiones que Paris no me quiso decir cómo se había hecho; y los gemelos se encontraban con Oli para detener a un tipo que estaba dando problemas en una ciudad al sur.

Por lo tanto, solo estábamos el abuelo de Dalila, el señor Alan, el señor Guilmer, aunque este se quedó en su habitación porque le dolía la cadera, Dalila, Ale, Katia, Emily, Leonardo, Salma, Aylin y yo. 

—Entonces, ¿cuándo se supone que fue vista Anabel Miller en Filos? — inquirió el señor Alan.

—Hace una semana y media —respondió Aylin—, cuando recién habían empezado las vacaciones de verano.

—Yo dudo que ella siga en Filos —opinó Ale.

Dalila asintió—. Por el comportamiento que Anabel tuvo con el hermano de Dánae, es fácil ver que ella y el hombre que la acompañaba se la han pasado huyendo sin relacionarse mucho con las personas, deben de estar yendo de un lado para otro para no ser encontrados por los Vestigios de REVENISH.

—Pero, aun así, no está de más buscar en los alrededores —comentó Leonardo.

—¡Entonces, vayamos! ¿¡Qué estamos esperando!? —cuestionó Emily poniéndose de pie.

—Emily, siéntate —pidió Dalila con tono autoritario, y esperó a que ella se sentara para volver a hablar—. ¿Quiénes van a ir?

—Yo puedo llevarlos —ofreció Aylin levantando la mano—. Escuché que hay alguien aquí que puede hacer cosas invisibles, y yo puedo crear plataformas de tierra lo suficientemente grandes como para que nos montemos varias personas…

—¿Eres como una maestra tierra? —preguntó Emily con interés.

—Ah… ¿supongo? —respondió Aylin entre risas—. Tengo control absoluto sobre la tierra, puedo moverla y moldearla a mi antojo.

—Es una buena opción —admitió el señor Alan mientras se cruzaba de brazos—. Entonces Katia también tendría que ir. Y Emanuel, es prácticamente obligatoria tu asistencia.

Asentí—. Claro, yo voy.

—También es obligatoria mi asistencia —comentó Emily.

—No, tú no vas —dijo el señor Alan de forma cortante—, no quiero que uses tu poder descuidadamente, ¿qué pasa si para encontrar a Anabel, tu poder los guía hacia los Vestigios de REVENISH?




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