Ojos Color Violeta.

Cap. 52: 10-31-137.

Capítulo 52: Quien mejor guarda secretos, parte XV.

10-31-137.

Ale y Katia regresaron cuando el Sol estaba por terminar de ocultarse, nos contaron que solo se encontraba la mamá de Dánae en su casa, y que ella muy amablemente les habló sobre la estadía de Anabel ahí. Al parecer solo estuvo ahí tres días en los que no habló casi nada, pero cuando llegó el señor Halffter, él les pidió de favor que, si un día llegaban a necesitar donde quedarse por ahí cerca, estaría agradecido de que le permitieran a Anabel descansar ahí.

—Le di el número del señor Ignacio y el mío para que nos contactara en caso de que Miller volviera a quedarse con ellos —nos contó Ale—. Y sobre el señor Halffter… creo que realmente está tratando de esconder a Miller, la señora Frayssinet nos dijo que Miller estaba tan aliviada de ver al señor Halffter que incluso lloró, y la vio sonreír como no la había visto hacer en los tres días que se quedó con ella.

—También nos dijo que antes de que su hijo encontrara a Miller, ella y el señor Halffter estuvieron quedándose en una cueva cerca de la playa —comentó Katia.

—Por eso nos tardamos, fuimos a la playa a buscar la cueva, vimos rastros de una fogata, y se dejaron esto —nos mostró unos zapatos pequeños, viejos y desgastados.

—Emanuel y yo estábamos comentando cuando veíamos las grabaciones que el señor Halffter estaba descalzo —dijo Aylin—, pero Emanuel me dijo que eso era porque era una copia del señor Halffter y luego me perdí.

Me reí ante la cara de confusión de Aylin—. Cuando terminamos de armar la ruta que recorrió Miller y el señor Halffter —, le mostré el mapa a Ale con una ruta dibujada con un plumón rojo—, quise darles otro vistazo a las grabaciones, porque me había parecido ver al señor Halffter con una ropa diferente en una grabación diferente a las que corresponden a la ruta que él recorrió con Miller. ¿Recuerdas el poder de ese hombre?

Ale asintió—. Claro, podía hacer copias de sí mismo, tres, si no mal recuerdo.

Encendí la laptop y me senté junto a él para enseñarle un vídeo—. Este vídeo es el que me enseñaste, corresponde a cuando el señor Halffter busca a Miller con los Frayssinet… ¡mira! Ahí está caminando hacia la casa de ellos. Fíjate en la hora —, le puse pausa—, son las 7:03 de la tarde —, me salí del vídeo y me metí en otro—. Esta grabación es del mismo día y hora, es de una cámara a cinco cuadras al norte de la calle en la que viven los Frayssinet, y también se ve al señor Halffter, aunque con otra ropa, y también sin zapatos. Hay otras dos grabaciones en las que se ve al señor Halffter el mismo día y la misma hora en lugares diferentes, y todos están sin zapatos.

—Sigo sin entender qué es lo importante de eso —confesó Aylin.

—La primera cosa a observar es que el señor Halffter y el original, están todos cerca de Miller, todos usan ropa desgastada y lo más importante, a todos les hace falta zapatos. No importan las copias, porque si el original se mantiene a salvo, a las copias no les pasa nada, no se pueden lastimar los pies si no usan zapatos. No sé cuál grabación muestra al señor Halffter original, pero él no usa zapatos, y fijándonos bien, los zapatos que usa Miller son demasiado grandes para ella. Tenía mis dudas sobre si el señor Halffter estaría realmente tratando de proteger a Miller, pero si él estuviera trabajando aún para el papá de Dalila, no creo que llegaría tan lejos como para darle sus zapatos a Miller y caminar descalzo por decenas de calles, arriesgándose a que le sangren los pies.

—¿Y por qué no regresó a la cueva de la playa por lo zapatos de esa chica?

—Esa es la cuestión —, señaló Ale—, ¿habrán tenido tanta prisa de dejar la cueva como para dejarse los zapatos de Miller?

—Pero, ¿qué fue lo que los hizo dejar la cueva en primer lugar? —pregunté.

—Quizás el señor Esteban Eisenhide los encontró —opinó Katia con preocupación.

Ale asintió—. Es lo más probable.

—Eso justificaría la actitud paranoica de Miller cuando Rafael la encontró —dije.

Luego de hacer una fogata para calentar agua, preparamos café y cenamos emparedados de queso, luego extendimos las bolsas de dormir sobre la plataforma de tierra y nos metimos en ellas, entonces Katia nos hizo invisibles, y, por último, Aylin elevó la plataforma. A la mañana siguiente, bajamos al parque y compramos chocolate caliente, lo estaban vendiendo afuera de éste, luego regresamos a la plataforma de tierra y emprendimos nuestro camino de regreso hacia el Centro de Investigación.

Paris llegó en la noche de ese mismo día, la mayoría ya se encontraba acostado y durmiendo, pero Ale, Dalila y yo nos quedamos despiertos revisando grabaciones de la ciudad Aíma, ciudad por la que el señor Halffter y Anabel se habían dirigido luego de irse de Filos, revisamos las grabaciones en las pantallas disponibles del observatorio en el primer piso subterráneo, fue por eso que desde ahí pudimos ver la cámara de seguridad que mostraba el exterior del Centro de Investigación y vimos la llegada de Paris.

Un rato después, el señor Alan bajó hasta dónde estábamos nosotros para decirnos que el abuelo de Dalila nos quería ver en la sala en la que solíamos hacer los interrogatorios dentro de ese mismo piso. Cuando llegamos a esa habitación, el señor Ignacio y Paris estaban sentados enfrente de una mesa, viendo con seriedad un frasco que se hallaba en dicha mesa.




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