Capítulo 53: Quien mejor guarda secretos, parte XVI.
¿Por qué te falta un brazo?
Era principios de mayo cuando los gemelos, Paris, Ale, Leonardo, Hannia, Aylin y yo nos infiltramos en la base de una organización de tráfico de personas, pues luego de investigarlos por varios meses por la sospecha de que estaban vinculados con Las Llaves, descubrimos que algunos de los miembros de dicha organización eran personas con poderes, por lo que decidimos ir a capturarlos… y ese día, nos topamos con el lado más horrible del ser humano.
Había tres personas con poderes. El líder, quien tenía el poder de manipular la luz, y al concentrarla, podía lanzar peligrosos rayos de luz, pero fue derrotado cuando Paris, convertido en humo, lo rodeó y sus rayos de luz se difuminaron lo suficiente como para ya no hacer daño, dándole oportunidad a Hannia de acabar con él en un parpadeo. La mano derecha del líder, un viejo que podía inmovilizarte si estabas en su rango de visión, cosa inútil cuando uno de nosotros podía utilizar telequinesis. Y una mujer grandota que podía convertir todo lo que tocaba en arena y con ella crear guerreros, pero no contaba con que tendríamos de nuestro lado a una chica que tenía control total sobre cualquier tipo de tierra, así que su poder se volvió inútil, y viendo que sus dos compañeros con poderes ya habían sido derrotados, simplemente se rindió.
Fuera de ellos, el lugar estaba lleno de hombres equipados con armas de fuego que nos disparaban sin descanso, y de verdad era imposible lidiar con todos sin matarlos, por lo que tuvimos que tomar la horrible decisión de asesinar a algunos de ellos. Incluso antes de que fuéramos al lugar, lo habíamos estado discutiendo, era obvio que ninguno de nosotros quería convertirse en un asesino, pero muchas de las personas a las que nos íbamos a enfrentar eran escorias que no merecían piedad, y no era como que ellos nos fueran a perdonar la vida a nosotros, si tenían la posibilidad, ellos seguro nos matarían, así que nosotros teníamos que mentalizarnos para matarlos a ellos, porque era posible que no tuviéramos otra opción.
Tras atrapar a los tres con poderes y meterlos en un frasco, los gemelos, Aylin y Hannia se dedicaron a atrapar a los hombres restantes de la organización, a la vez que ésta última contactaba con su jefe para que su escuadrón fuera y los atrapara, mientras tanto Paris, Ale y yo nos fuimos por nuestro lado buscando a las personas que tenías secuestradas.
Usé mi poder para detectar cualquier presencia que estuviera en un radio menor a 500 metros, tanto a los alrededores como debajo de la tierra, y sentí a una gran cantidad de personas en un sótano cerca de dónde estábamos, tantas que me sentí abrumado y vomité, pero desde ese momento estaba seguro de que lo que veríamos al llegar ahí me haría revolver el estómago aún más. Jamás podré sacarme de la mente lo que vi ahí dentro, cuando entramos al sótano en el que tenían a las personas secuestradas, nos topamos con tres hombres violando a algunas chicas, y a algunos otros desmembrando a varias personas que se hallaban amarradas y suplicando piedad mientras veían cómo pronto serían los siguientes.
Esa fue la primera vez que vi a Ale tan enojado, y puedo jurar que lo vi disfrutar de matar a esos hijos de puta, desmembrándolos con su telequinesis. Liberamos a las personas que estaban encadenadas y en celdas, y les dijimos que habíamos llamado a la policía para que fueran rescatados y devueltos a sus casas, ya estábamos por irnos cuando Ale puso sus ojos en un chico rubio, bastante delgado y sin un brazo que se encontraba sentado sobre sus rodillas mientras examinaba con preocupación las heridas del chico que estaba junto a él.
A Ale le pareció familiar y se detuvo a contemplarlo hasta que se dio cuenta de algo—. Es… Andrés —dijo con un hilo de voz. Se acercó hacia él muy despacio, pero se detuvo cuando sintió la mirada asesina del chico que estaba sentado con las piernas cruzadas junto a Andrés.
Cuando miré a ese chico, pensé que él debía tener unos 25 años, tenía el cabello corto, negro y quebrado, con unos ojos negros también, era musculoso, y estaba lleno de heridas, tenía el labio inferior partido, varios cortes en las mejillas y la frente, la nariz morada y un poco chueca, y su pobre ojo derecho parecía que se le iba a salir, sin mencionar los moretones que tenía alrededor de sus brazos, y un pañuelo lleno de sangre envolviendo la punta de su pie izquierdo.
—Elián, suelta el cuchillo —pidió Andrés—. Creo que ellos son buenas personas.
Se escuchó algo metálico cayendo y la mano que Elián tenía en su espalda se posó sobre su rodilla, pero no dejó de mirar ferozmente a Ale.
—¿No te acuerdas de nosotros? —le preguntó Ale a Andrés, teniendo un ojo al pendiente de Elián.
Andrés negó con la cabeza—. ¿Quiénes son?
—Somos amigos de Dalila —respondí poniéndome al lado de Ale.
Andrés nos miró confundido—. No sé quién es Dalila.
—Bromeas, ¿cierto? —pregunté nervioso.
—En realidad —, bajó la cabeza—… no tengo recuerdos de los últimos años, por más que trato de buscar dentro de mi cabeza, solo he encontrado reminiscencias de algunos sucesos —, se puso su única mano en la cabeza y se agarró el cabello con desesperación—, pero lo último que recuerdo con claridad fueron los días de mierda que viví luego de la muerte de mi hermana.
Ale dio un respingo.