Ojos Color Violeta.

Cap. 78: La dueña de los ojos más bonitos del mundo.

Capítulo 78: La guardiana del escondite de un Dios, parte VIII.

La dueña de los ojos más bonitos del mundo.

Oliver se fue de Kleidi una semana después de que comenzaran las vacaciones de verano, desde entonces, Esteban salía a dar paseos por las calles cercanas al departamento en el que Oliver había estado viviendo, lo hacía de forma inconsciente, pero cuando se percató de ello y aceptó lo mucho que iba a extrañar a su mejor amigo, se dio cuenta de que Oliver solo le había comentado que se iría a Vátrachos, pero en sí, nunca le dio la dirección exacta de la casa de su abuelo, así que Esteban ni siquiera podía enviarle una carta, lo único que le quedaba fue esperar su regreso.

Una tarde, luego de pasar por tercera vez enfrente del antiguo departamento de Oliver, mientras pasaba cerca de un basurero, se detuvo cuando escuchó el maullido de un gato, y cuando se acercó más al basurero, pudo ver a un pequeño gato negro de ojos azules, delgado hasta los huesos, y tan débil que parecía incapaz de ponerse de pie.

A Esteban no le gustó mucho ese gato, sus ojos decían que solo estaba esperando el momento de su muerte, y le recordaron a los ojos que él mismo tuvo antes de conocer Oliver y volverse su amigo, aquella oscura época de su vida por fin comenzaba a ser parte de su pasado, pero ese gato trajo de vuelta a su mente todo de lo que él quería deshacerse en el universo paralelo que algún día él planeaba construir.

—No puedes morir aún —susurró mientras cargaba al gato entre sus brazos.

Se llevó al gato a su casa y lo escondió en su habitación en una caja de zapatos, luego bajó a la cocina para tomar algo de leche y unas galletas, y al volver a su habitación, trató de alimentar al gato con ello, pero éste no parecía interesado. Daba la impresión de que el gato quería morir, pero Esteban no quería que lo hiciera, parecía ridículo, incluso para él, pero tuvo la sensación de que, si moría, él tendría un destino similar en el que terminaría por rendirse ante la adversidad de la vida.

—Si vives te daré una buena vida —le prometió al gato luego de sentarse sobre sus rodillas y extendió su mano para volver a acariciar la cabeza del pequeño que lo miraba con ojos cansados—. Tu nombre será Hope, porque de verdad tengo la esperanza de que no te dejes vencer. Vive Hope.

Pero Esteban vio a Hope cerrar los ojos unas horas después, Hope quería marcharse de este mundo descompuesto, ya estaba demasiado contaminado por su putrefacta inmundicia, la misma que había ensuciado el corazón, cabeza y manos de Esteban de carmesí pocos años atrás.

Mi tataranieto pensó que la muerte de Hope era un presagio, uno que indicaba que debió tomar su propia vida cuando tuvo oportunidad, y más tarde en la noche, todos esos pensamientos negativos que le gritaban que no merecía estar vivo, desembocaron en una pesadilla con las muertes de Matilde, Selim y Hope, y un Lewe con la cabeza ensangrentada invitó a Esteban a que se sentara a su lado en las escaleras del metro.

—Tú vas a vivir, Esteban —aseguró luego de que mi tataranieto tomara asiento junto a él—. Pero vas a sufrir, vas a perder a más personas.

—¿Por qué?

—Porque es parte del precio a pagar por vivir.

—¿Y si yo no quiero vivir?

—No puedes engañarme, sé que deseas vivir —, se puso de pie, caminó hacia adelante y se adentró al oscuro interior del metro—. Morirás cuando tengas que morir, hasta entonces, soporta el duro futuro que te aguarda, porque aún tienes muchas cosas qué hacer.

«¿El duro futuro que me aguarda?», se preguntó Estaban cuando despertó, qué tan duro debía de ser el futuro para ser peor de lo que ya había sido su vida, y cuando la cara de Oliver apareció en su mente, no dejaron de cesar pensamientos horribles en los que su mejor amigo terminaba muerto. Pero se equivocó, no era a Oliver a quien iba a perder.

Unas semanas después, el día en que se cumplieron 5 años desde la muerte de Matilde, Esteban se negó, como cada año, a ir a visitar su tumba y prefirió quedarse en casa, y ya en la noche, salió de su habitación para pedirle al cocinero que le calentara la cena, pero cuando pasó por enfrente de la habitación de Ignacio, oyó voces y se detuvo un momento para escuchar mejor.

—No te estoy diciendo que te unas a lo que te conté antes, solo préstame tu ayuda por esta vez —pidió Ignacio con tono suplicante—… yo sé, Alan… ¡dije que ya lo sé! —gritó con enfado—. Por el amor de Dios, ¿quieres callarte un momento y escucharme...? Mi primo Román está aquí conmigo, me contó que hace unos días fue a un viaje de negocios a Chióni y escuchó rumores de unos tipos que al parecer son fanáticos de REVENISH, solo que ellos se encuentran más al norte y no parecen muy interesado en las ciudades más al sur de Chióni, pero lo que le llamó la atención a Román, es que al parecer estuvieron buscando personas con ojos violetas… ¿cómo que eso qué tiene que ver contigo, idiota? Tengo mis contactos, sé que estuviste envuelto en una pelea en Vátrachos hace dos años, quiero que me cuentes de los tipos con los que peleaste.

—Es de mala educación escuchar a escondidas —le susurró una voz femenina a Esteban en el oído.

Él se giró rápidamente, alejándose un paso de la persona que le había susurrado en el oído, y entonces sintió su rostro calentarse cuando vio que la persona que tenía frente a él era Catalina, y más hermosa que nunca, aunque bueno, en sí esa era la segunda vez que la veía, pero se veía mucho más hermosa que en los recuerdos borrosos que Esteban tenía de ella.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.