Ojos Color Violeta.

Cap. 81: Adiós, papá.

Capítulo 81: Quien no le gusta actuar como mala persona, parte I.

Adiós, papá.

(Universo 3, 120 años desde el nacimiento de los hijos de Junuem)

Conocí a mi hermana menor el mismo día que ella murió.

Asher atravesó la puerta del comedor en donde casi todos los miembros de los Vestigios de REVENISH estábamos comiendo, detrás de Asher llegó Killian, quien no tardó en buscar a Eve con la mirada y correr a sentarse junto a aquella risueña chica de rizos dorados, en seguida vimos entrar con la cabeza agachada a una pequeña y delgada chica, con ropa sucia y cabellos canosos que no podía creer que se tratara de mi hermana, y al final apareció Elián, quien parecía un poco deprimido, cosa bastante rara.

—Melisa, te encargo que nadie se acerque —ordenó mi papá, tomó una servilleta para limpiarse los rastros de comida que tenía en los labios, y se levantó de la silla ya sin ningún interés en la comida que tenía enfrente—. Dean, dame las llaves —pidió extendiendo su mano hacia él.

Luego de que el doctor Dean le diera unas llaves, mi papá condujo a mi hermana menor al enorme almacén que se ubica al lado del comedor, yo fui detrás de ellos hasta que entraron a un elevador que los llevaría a una habitación subterránea ubicada a 50 metros debajo de dónde nosotros estábamos.

Mientras recargaba mi espalda en las puertas del elevador, recordé que tiempo atrás le había dicho con mucha ilusión a Leo que algún día buscaría a mi hermana menor para conocerla, fui ingenua al pensar que mi papá no se atrevería a matarla, y aun cuando sabía lo desesperado que él estaba por cumplir cualquiera que fuese su deseo, me parecía una verdadera lástima no haber podido pasar más tiempo con mi hermana menor.

Cerré los ojos cuando pensé que para ese momento papá ya debería de estar en la habitación subterránea, el único lugar en el que podía matar a Anabel, porque en cualquier otra habitación habría más personas además de él a menos de 50 metros de ella, y Anabel podría escoger a cualquier persona distinta a mi papá para concederle un deseo, era por eso que ahí estaba yo montando guardia, para evitar que alguno cayera en la tentación y se acercara para ser elegido por mi hermana menor.

«Pero para este momento, Anabel ya debe de estar muerta», pensé, y entonces abrí los ojos.

Fue por un centímetro, pero logré entrar en el rango del poder de Anabel y fui elegida por ella en lugar de mi papá, así que cuando abrí los ojos, no me encontraba frente al elevador del almacén, si no en un lugar completamente blanco donde solo existía el suelo, ahí no había paredes o techo, solo un piso infinito de color blanco, mi hermana menor y yo.

—Hola de nuevo —me saludó Anabel con una sonrisa incómoda.

—¿Qué…? —Miré a mi alrededor tratando de entender la situación—. No puede ser… ¿utilizaste tu poder en mí? —pregunté con preocupación.

Ella asintió—. Un centímetro más lejos y no habría tenido de otra más que escoger a tu padre, pero tuve suerte.

—¿Suerte? —cuestioné arqueando una ceja—. ¿Acaso no sabes quién soy?

—Sé que eres mi hermana mayor.

La miré con sorpresa—. Entonces, ¿lo sabías?

—Ah —, desvió la mirada y sonrió—… en realidad me acabo de enterar, antes de que abrieras los ojos estuve hablando con Junuem Eisenhide, y ella me puso al tanto de varias cosas.

—Junuem... ¿está aquí? —farfullé, no pude contener mi sonrisa y empecé a mover mis pies de la emoción—. ¡Oh por el Dios Krymtheo! ¡Es verdad, estoy en la misma dimensión que Junuem! —Noté como Anabel se reía a lo bajo de mí, así que me aclaré la garganta y volví a adoptar una cara seria—. Perdón, ya me calmé.

—¿Has pensado en qué deseos quieres pedir? —preguntó con una sonrisa, esta vez más relajada.

—Bien… supongo que no tengo la opción de cederle mis deseos a papá, ¿cierto? —La miré y vi que negó con la cabeza—. ¿Puedo preguntar cuántos deseos tengo?

—Tres.

Bajé la mirada al suelo y me llevé una mano a la boca mientras intentaba pensar en algo, pero no había nada que yo realmente quisiera, y desconocía por completo cuál era el deseo de papá, entonces volví a alzar la mirada para ver a Anabel y supe qué deseo pedir—. ¿Será que puedo volver al pasado? —inquirí ante mi deseo de evitar que ella muriese.

—No existe algo como retroceder en el tiempo, pero puedo llevarte a un Universo en el que aún no hayan ocurrido acontecimientos que quieras evitar, la cuestión es que ese Universo tiene su propia Melisa y…

—Lo entiendo, lo entiendo… en ese caso… estaría bien si solo le pasas mis recuerdos a esa otra yo, ¿no?

Asintió—. Claro. Pero, ¿estás segura de hacerlo? Eso no cambiará nada en este Universo.

—Estoy segura, pero, espera un momento, todavía no cumplas ese deseo. Hay otra cosa que quiero que hagas con esa otra Melisa, quiero que...

Unas horas después, horas que de pronto se sintieron un instante, volví a abrir los ojos y me encontré de vuelta frente al elevador del almacén y sin ningún recuerdo de haber estado en la guarida de Krymtheo, de haber hablado con mi hermana menor, de conocer a Junuem, de pedirle que me contara más sobre mi papá, ni de los deseos que pedí, aunque sí tenía una sensación de satisfacción, pero desconocía su causa.




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