Ojos Color Violeta.

Cap. 91: Mi poca decepción me decepcionó.

Capítulo 91: Quien odia tener debilidades, parte III.

Mi poca decepción me decepcionó.

Cinco meses más tarde, a mediados de octubre, el doctor Dean nos hizo saber a Esteban, a Bernardo y a mí que, luego de torturar física y mentalmente a los niños que habíamos atrapado para estimular el despertar de sus poderes, un niño por fin había dado señales de tener uno, era el primero después de Asher al que le podíamos confirmar la existencia de su poder, así que él sería el otro niño con el que uniría fuerzas para escapar de ese lugar.

Por ese tiempo, decidimos etiquetar a todas las personas atrapadas, empezando por mí, con un número. Yo propuse que entre los números colocáramos la edad en la que los atrapados serían capaces de utilizar al 100% sus poderes, porque a esas edades serían aptos para futuras misiones y no terminarían casi asesinados como yo; Bernardo, quien para entonces yo ya sabía que era un fanático de Esteban, propuso que también colocáramos la diferencia de años que había entre los atrapados y Esteban, como queriendo simbolizar la conexión entre ambos y para recordarnos a los atrapados a quién le debíamos ser leales; y el doctor Dean simplemente dijo que les pusiéramos el número en el que iban llegando.

En base a lo anterior, el doctor Dean y yo hicimos una lista con los números de todos los atrapados, y luego ese maldito lunático consiguió una máquina para hacer tatuajes y grabó los números en nuestra piel. Desde entonces, para él dejé de ser Blaise y me convertí en 11-11-01, Asher en 12-14-16 y el niño al que recién le había confirmado un poder, 14-17-22.

Cuando conocí a 14-17-22, dudé un poco de su utilidad por lo pequeño que era, apenas tenía 6 años y no sabía si me serviría, pero entonces descubrí su poder. El pequeño Elián podía controlar el agua. Sabía por Bernardo que entre los antiguos miembros de REVENISH se encontraba un sujeto con ese poder, y los rumores decían que quien lo poseía, era uno de los principales hombres de Tahiel Roger, así que controlar el agua debía de ser un poder increíblemente destructivo.

Con mi poder de predecir las cifras de tiempo, sabía que Elián tendría 14 años cuando, con la ayuda de los experimentos inhumanos del doctor Dean, fuera a ser capaz de tener control total sobre su poder, y decidí que sería entonces cuando él, Asher y yo tendríamos que escapar, esto me daba 8 años para planear nuestra huida, era mucho tiempo el que tendría que esperar, pero pensé en utilizar ese tiempo para sacar el mayor provecho posible de estar atrapado ahí, me estaba esforzando mucho para adquirir conocimientos de todo tipo con tal de ser útil y sobrevivir, de algo me tendrían que servir en el futuro.

Para cuando Asher y yo conocimos a Elián, Asher ya sabía que no se encontraba en ninguna fábrica de superhéroes como creía al principio, yo había sido el encargado de calmarlo para que no llorara por sus papás y soportara todos los experimentos que le hacía el doctor Dean, le argumenté que, aunque era doloroso, al final lograría volverse alguien muy poderoso, y podría usar su poder para escapar de ahí y volver con sus padres, y él era un niño tan noble que incluso sin que yo se lo propusiera, prometió sacarnos a Elián y a mí también.

Durante los meses siguientes me di cuenta que en realidad estaba caminando sobre un delgado cascarón, que era más fácil de romperse de lo que imaginaba; tanto Esteban, como el doctor Dean, como Bernardo, estaban locos. Me costó sacárselo, pero logré que el doctor Dean me confesara que él padecía de Trastorno Límite de Personalidad, lo logré luego de preguntarle por las cientos de pastillas que tomaba y la razón por la que de vez en cuando colocaba cubitos de hielo en las palmas de sus manos.

—Lo cubos de hielo me queman las manos y el dolor calma mis ansias de cortarme las muñecas —explicó sin mirarme a los ojos mientras tomaba asiento en la silla de un laboratorio—. Veras, tengo altibajos emocionales y problemas para controlar mi ira, aunque con esto último, Esteban está mucho peor —aseguró encogiéndose de hombros mientras daba vueltas en su silla.

—¿Esteban también tiene eso? —pregunté arqueando una ceja.

—¡Sí! Le he conseguido un montón de medicamentos para mantenerlo controlado también, así que, si lo sueles ver con sueño, cansado, muy relajado, o mareado, es por ello. Si no fuera por la gran cantidad de pastillas que se toma, tendría berrinches tan grandes que, ¡nos mataría a todos! —exclamó con tono teatral.

—Vaya…

—Ah, y, por cierto, a las personas con TLP nos aterra el abandono. Digamos que yo ya tengo eso un poco superado, pero Esteban recién ha comenzado —, me sonrió—, a ti ya te considera parte de nosotros, así que es probable que jamás te deje ir, y créeme que hará lo que sea para que no te vayas.

Creo que esa fue la primera vez que sentí verdadero miedo de Esteban.

(Universo 4, 101 años desde el nacimiento de los hijos de Junuem)

Recuerdo que, a principios del siguiente año, Bernardo me llevó a la casa de Esteban sin explicarme nada, él parecía realmente emocionado y eso me dio muy mala espina, cuando llegamos, una mujer joven de complexión delgada, y con un cabello castaño y larguísimo, nos recibió con la cara bañada en lágrimas.

—Ustedes deben ser a quienes llamó mi esposo —sollozó la mujer.

—¿Dónde está el gatito monstruoso? —preguntó Bernardo con una sonrisa.




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