Ojos Color Violeta.

Cap. 92: No quería que se enterara.

Capítulo 92: Quien odia tener debilidades, parte IV.

No quería que se enterara

(Universo 4, 103 años desde el nacimiento de los hijos de Junuem)

—Hermano, ¿cómo son las misiones que hacen tú y el jefe Esteban? —me preguntó Asher a unas pocas semanas de poder comenzar a hacer misiones también.

Sentí la verdad atorarse en mi garganta y me la tragué—... Es mejor que no lo sepas por ahora, ya lo averiguarás dentro de poco.

En realidad, no había ninguna razón para no decírselo, pero no pude. En ese momento ya no sólo nos dedicábamos a secuestrar niños, también habíamos comenzado a hacer trabajos como mercenarios bajo el nombre de «Las Llaves», y muchas veces pensé en decírselo a esos dos niños que habían comenzado a llamarme hermano, porque lo mejor era que ellos se fueran preparando mentalmente para convertirse en asesinos, pero fui postergándolo una y otra vez, e incluso aquella vez cuando Asher me preguntó por las misiones, pese a que era la oportunidad perfecta para decírselo, no lo hice.

La última misión que hice con Esteban antes de comenzar a hacerlas con Asher, o simplemente solo, fue secuestrar a un bebé recién nacido. Esteban se había convertido en un hombre con un poder tan enorme, que él solía ser informado de anormalidades mucho antes que la policía, gracias a eso, supo de un fenómeno ocurrido en un hospital de la ciudad Chásete, una ciudad ubicada entre Chióni y Nero, las ciudades natales de Asher y Elián respectivamente.

El nacimiento de un bebé había causado un completo caos, había habido un sin fin de avistamientos de personas que ya habían fallecido o se encontraban entre la vida y la muerte, pero se veían caminando por el hospital sanos y vivos como en sus mejores momentos.

Mientras nos dirigíamos al hospital, a Esteban solo le tomó un par de llamadas para ser capaz de llegar al hospital y que un doctor nos entregara al bebé sin la necesidad de arrebatárselo a alguien o asesinarlo, así que, en sí, yo solo fui para cargar al bebé mientras Esteban conducía el auto en el que íbamos. Pensé que esa era una misión fácil y regresaríamos a la base sin ningún inconveniente, pero entonces vi algo en el espejo retrovisor del auto y al girarme para ver el asiento de atrás, perdí el aliento por un momento al ver a un chico harapiento sentado ahí.

—¿Qué demonios…? Esteban, hay alguien sentado en el asiento de atrás —le avisé.

Él apartó un momento su vista de la carretera para ver por el espejo retrovisor y detuvo el auto en seco para girarse con sorpresa hacia el chico—… Hermano… Selim… ¿cómo…? —Se llevó ambas manos a la cara y soltó un grito ahogado—. Es la primera vez que tengo ganas de matar a un bebé —gruñó mirando con desprecio al bebé en mis brazos, y luego volvió a arrancar el auto para seguir.

—¡Esteban! ¿Cómo puedes querer matar a un bebé? —cuestionó Selim con indignación—. Yo no te eduqué de esa forma.

—¡No me hables! ¡Estás muerto! —Apretó los dientes y de pronto comenzó a acelerar, como queriendo llegar pronto a la base y poder alejarse del bebé.

Hubo un punto en el que él condujo tan rápido, que comencé a temer por mi vida, incluso Selim lo regañó y le dijo que desacelerara, que el Esteban que él conocía era más considerado y nunca hubiese hecho algo que pusiera en riesgo a otros, pero en lugar de ayudar, Selim solo logró que Esteban acelerara aún más mientras soltaba maldiciones entre dientes.

Juro que cuando llegamos a la base y me bajé del auto, mis piernas temblaban tanto que tuve problemas para caminar sin caerme, Esteban por su parte salió corriendo y se encerró en su habitación, así que fui yo el encargado de llevar al bebé al laboratorio donde estaba el doctor Dean, para entonces ya estaba bastante lejos de Esteban, así que Selim desapareció. Era la primera vez que teníamos a un niño tan pequeño, que luego descubrí que no era niño, sino niña, y no teníamos ni idea de cómo cuidar de ella.

Al final se me delegó la tarea a mí, yo tenía un poco de experiencia cuidando niños pequeños por mi tiempo en la casa de Cometa en donde también había bebés, aunque la mayoría de estos morían, pero en esa ocasión yo no podía dejar que la bebé que había quedado a mi cuidado muriera, era más que obvio que ella tenía un poder y me matarían si no la cuidaba bien, pero no podía hacerlo solo, así que tuve la peor idea que pude haber tenido en mi vida: les pedí ayuda a mis hermanos pequeños.

Había olvidado que Elián iba a convertirse en un hermano mayor cuando un ladrón asesinó a sus padres, así que la llegada de esa niña llenó su deseo de ser un hermano mayor, deseo que se había convertido en casi una necesidad, y se encariñó de la niña a un nivel que jamás contemplé.

—¡Se llamará Eve! ¡Como mi hermanita! —dijo entre lágrimas cuando la cargó entre sus brazos el día que se las presenté.

—También vamos a llevarnos a Eve cuando escapemos —sugirió Asher mientras acariciaba la cabeza de Eve.

—… Sí… seguro —dije de mala gana.

Esa me parecía una pésima idea, mi plan era solo llevarme conmigo a Asher y a Elián, nada más, pero bueno, pensé que aún faltaban 5 años para que nos marcháramos, así que seguro iba a encontrar una forma de llevarnos también a esa niña.

Unas semanas después, al llegar el 20 de marzo, Asher cumplió 12 años, y 3 días después, fui llamado al comedor en donde Esteban y el doctor Dean se encontraban esperándome, sabía que me iban a hablar de la primera misión que se le encargaría a Asher, y por primera vez desde que tenía consciencia, tuve una emoción intensa que desconocía, era una mezcla entre nervios y preocupación, esa era una de las emociones que yo tanto quería conocer, pero ahora que la vivía, me di cuenta de lo horrible que era sentirse así.




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