Capítulo 96: Quien odia tener debilidades, parte VIII.
Unos tipos molestos
Aproximadamente un mes después, comencé a notar a Melisa un poco extraña. En realidad, siempre pensé que ella era demasiado buena persona para estar vinculada con nosotros, pero decidió mentirse a sí misma y convertirse en una villana para darle gusto a su papá, sin embargo, aunque pudo engañarlos a todos, algo siempre me dijo que ella era del mismo tipo que mis hermanos, me refiero a que, sin importar cuánto tiempo pasara, ella odiaba ser una asesina.
Lo que los hacía diferentes, era que mis hermanos mataron sus sentimientos de empatía, lástima, pena y culpa para poder cumplir con su trabajo, pero Melisa nunca lo hizo, ella no se deshizo de ellos, enfrentó esos sentimientos y aprendió a vivir con ellos.
Eso me hizo respetarla, pero también desconfiar de ella, así que, luego de aprender un truco por mi cuenta que me permitió escuchar conversaciones telefónicas, me puse a trabajar en una máquina que era capaz de grabar las conversaciones y transcribirlas con un 65% de precisión, la hice para que de esa forma Bernardo no se enterara de lo que decían las conversaciones que espiaba, y una vez terminé la máquina, me puse a leer las transcripciones de las conversaciones telefónicas de Melisa.
No pasó mucho tiempo para que yo descubriera que ella mantenía constante contacto con un niño llamado Leonardo Stoltenberg, de hecho, hasta me enteré que ellos se veían cada viernes en la noche en la casa de Esteban, aparentemente se veían a escondidas, pero yo no creía que Esteban fuera tan estúpido como para no haberlo notado, así que supuse que solo lo dejó pasar e hizo como que no sabía nada.
Así que yo hice lo mismo. Yo «no sabía» que Melisa le contaba todo lo que ella averiguaba en la base a ese amigo suyo. Y yo «no sabía» que ese amigo suyo le contaba algunos de los asuntos de nosotros a la organización del señor Ignacio para que frustrara algunas de nuestras misiones.
Había pasado un buen rato desde la última vez que había jugado a espiar las conversaciones telefónicas entre Melisa y Leonardo, pero luego de notar a Melisa rara, volví a hacerlo y, tras conectar varias conversaciones confusas y tratar de darles sentido, llegué a la muy loca teoría de que Melisa conocía el futuro.
“El vicepresidente Gibson vino a verde hoy. Me preguntó por forma de conectar con tu abuelo porque él sabe que tú y yo somos las espinas de los Vestidos de revertir.
Entonces él ya tiene los recortes del futuro.
Sí. ¿Le dirás que tú también coses el futuro?
Voy a esperar un topo, quiero límite a ver qué accidentes tomará antes de informe.”
Cuando leí aquello, además de reírme de la transcripción tan genial de mi máquina porque me regaló la imagen mental de Esteban con vestido, comprobé que mi teoría era cierta, así que quemé la hoja donde estaba escrita esa conversación para que nadie más se enterara sobre ello, y decidí esperar al igual que Melisa, aunque en serio moría por confrontarla y sacarle toda la información del futuro que tenía. Y también aquel vicepresidente que mencionó Leonardo, no sabía quién era, pero él también había logrado conocer el futuro.
Unas semanas después, en una tarde en la que Esteban estuvo leyendo en voz alta su amado libro en la enfermería tras hacer un berrinche y herirse a sí mismo, como de costumbre, me fui a tirar a una camilla cercana a la de él para escucharlo, y cuando él finalizó el libro por 3ra vez ese día, dejó el libro a un lado y se enderezó.
—Acabo de recordar a unos tipos molestos —dijo con tono despectivo—, se hacían llamar SIGMA, yo maté a uno de ellos, pero no tengo ni idea de qué pasó con los demás. Investígalos e infórmame su situación actual.
Obedecí a Esteban y me puse a trabajar en ello, pero me tomó alrededor de 2 meses encontrar algo cuando se me ocurrió ir a investigar en la ciudad Chióni, y es que, aunque supuse que Bernardo tenía algo de información sobre ellos, porque al parecer ellos tenían que ver con el secuestro de Dalila cuando ella era una bebé, me parecía humillante ser ayudado por él, por lo que toda la investigación la hice por mi cuenta.
Descubrí que esa organización había sido creada por unos militares del ejército de la ciudad Diaváste, la ciudad que conectaba a Chióni con todas las ciudades del norte que se encontraban rodeadas por montañas. Escuché rumores de que hacía más de 20 años atrás, hubo un conflicto interno entre miembros de SIGMA cuando dos de ellos intentaron huir de la organización y otros tantos fueron detrás de ellos para matarlos, lo que dio lugar a una batalla en la ciudad de Vátrachos, pero, al parecer, al final los desertores de SIGMA pudieron huir.
Otra cosa que pude averiguar, fue que el líder de esa organización, nació dentro de la familia Aboulker, la misma familia a la que perteneció la primera líder de REVENISH, y ya con esa información, regresé a la base para preguntarle al señor Tahiel sobre ella.
—La señora Simona nació en Quitrino —me contó con emoción—, pertenecía una familia adinerada, los Aboulker, pero cuando se alió con el señor Jano, fue a Quitrino y los mató a casi todos.
Al imaginarme que el señor Tahiel era del mismo tipo que Bernardo, es decir, un admirador de asesinos, me costó trabajo reprimir una cara de disgusto—… Ya veo. ¿De casualidad alguna vez escuchó hablar de SIGMA? Dicen que su líder era familiar de Simona Aboulker.