Capítulo 97: Quien odia tener debilidades, parte IX.
Su calidez
(Universo 4, 115 años desde el nacimiento de los hijos de Junuem)
En mayo del siguiente año, el doctor Dean comenzó de nuevo a experimentar con Eve, ella ya había regresado a su habitación y ya estaba más estable, pero por órdenes de Esteban, el doctor Dean no se metería por un tiempo con su poder de sanación, así que el doctor Dean decidió continuar trabajando con el poder que causó tantos problemas en el hospital cuando ella nació.
Eve tenía el poder de darle un cuerpo intangible a las personas que tenían un peso emocional gigantesco en nuestros recuerdos, normalmente eran personas por las que teníamos un sentimiento de pérdida, así que la gran mayoría de las personas a las que Eve podía darles cuerpo, eran personas que ya habían muerto.
No sé qué demonios le haya inyectado el doctor Dean al cuerpo de Eve para potenciar ese poder, pero una noche, la habitación de Eve se llenó con personas muertas, más de 30, algunas venían de los recuerdos de Esteban, otras del doctor Dean, otras de Kenan, otras de los ancianos de REVENISH, también estaban los padres de Elián y las primeras víctimas que Asher asesinó… pero nadie había aparecido de mis recuerdos, ni siquiera Nael, y eso me sorprendió un poco, me hizo darme cuenta de que era más insensible de lo que creía.
Al ser Killian y yo las únicas personas que no fueron afectadas por el poder de Eve, fuimos los únicos que pudimos entrar a su habitación sin sufrir algún colapso nervioso, bueno, también estaba Valentina, la hija adoptiva de Esteban, pero ella nunca salía de su habitación y no nos conocía a la mayoría.
—¿Pueden hacerme el favor de formar una fila enfrente de mí, decirme sus nombres, de los recuerdos de quién vinieron y qué relación tenían con ellos? —les pregunté a las personas intangibles mientras abría mi libreta en una página en blanco, me senté en la orilla de la cama junto con Eve y Killian, y esperé a que todos se formaran.
En realidad, nadie me había ordenado hacer eso, pero pensé que sería interesante, y quizás podría encontrar algo útil en ellos. La primera persona que se formó era una mujer castaña que me resultó familiar, se trataba de la esposa de Esteban, aunque ella no provenía de los recuerdos de él, venía de los de Melisa.
—Nombre —le pedí.
Ella sonrió amablemente—. Jaqueline Lemus.
Escribí su nombre en mi libreta—. ¿De los recuerdos de quién provienes?
—De mi hija Melisa.
—Oh… escuché que ella te mató en el hospital en donde estaba Dalila cuando cayó del barranco —comenté mientras escribía el nombre de Melisa al lado del de ella.
—Te equivocas, quién me mató fue mi querida Lila —, bajó la cabeza—, yo quería mucho a mis dos hijas, pero se parecían tanto a Catalina que comencé a sentirme insegura, y mi casa también era un infierno, Melisa despertó el mismo poder que el de mi esposo, y me asustaba, ambos me daban miedo, así que yo solo… cometí un error e intenté matar Lila cuando ella estaba en el hospital, y todo terminó mal, lastimé por accidente a Melisa y Lila se enojó y me mató, pero yo no le guardo rencor a Lila —, sonrió torpemente—, tuve muchos errores, pero en el fondo soy una buena persona y quería a mis hijas con todo mi corazón… aunque… quizás no estaría muerta si Melisa hubiese hecho un mejor intento de detenerme cuando quise desquitarme con Lila —dijo con una cara sombría, pero luego volvió a sonreír—, pero ella se disculpará conmigo cuando muera en unos años, y entonces yo la perdonaré.
—… Seguro… uhm… siguiente.
Los siguientes en pasar fueron los padres de Elián, Sarah y Emil Zhukov, parecían ser buenas personas, tenían miradas muy amables y cada vez que intercambiaban miradas entre ellos, sus ojos reflejaban un amor infinito el uno por el otro, y el señor Emil acariciaba el gran estómago de su esposa cada que podía, fue cuando recordé que la mamá de Elián se encontraba embarazada cuando un ladrón los asesinó… ellos irradiaban tanta luz que genuinamente pensé que era una pena que Elián lo hubiese perdido.
Quienes les siguieron a ellos, fueron 7 pequeños niños que reconocí de inmediato, ninguno de ellos me supo decir su nombre porque Asher no los conocía, pero era increíble lo bien que Asher recordaba sus caras a pesar de que solo los había visto el día que los asesinó en su primera misión.
Luego de ellos, fue el turno de una mujer con rostro melancólico, tenía algunos moretones en los brazos y lucía débil y enfermiza, pero pese a eso, estaba parada con la espalda completamente recta, fue curioso verla, daba la impresión de ser una persona débil y fuerte a la vez.
—Nombre —le pedí.
—Victoria Isaev.
—¿De los recuerdos de quién provienes?
—De los de Connor Zokova —, ladeó la cabeza cuando se dio cuenta de que yo no tenía ni idea de quién era ese—… cierto, aquí no lo llaman por su nombre —, me señaló—, tú lo renombraste como Nael.
—Oh —, anoté el nombre de Connor al lado del de esa mujer—, ¿me puedes repetir el apellido de Na…? ¿De Connor?
—Zokova.
—Gracias. ¿Y qué relación tenías con él?
Esbozó una sonrisa—. Éramos buenos amigos, él cuidó de mí cuando enfermé de leucemia. Connor se lamenta no haber hecho más por mí, pero él era la única persona con la que podía hablar de mi enfermedad, ni siquiera pude hacer eso con mi esposo, ojalá entendiera que para mí fue suficiente que estuviera a mi lado y me escuchara, yo solía decírselo, pero aún ahora no me cree.