Ojos Color Violeta.

Cap. 101: Planear una batalla.

Capítulo 101: Quien odia tener debilidades, parte XIII.

Planear una batalla

—Entonces, ¿quién es? —le pregunté a Melisa luego de sentarnos en una mesa de una cafetería de Kleidi.

Ella miró alrededor hasta que lo encontró—. Ese, el de cabello castaño que está tratando de librarse de ese grupo de niñas de secundaria.

Levanté las cejas—. Wow, tu hermana se consiguió uno casi tan guapo como Kenan, ¿está bien si lo llamo para que nos atienda?

—Sí, Dalila le borró la memoria, así que no hay riesgo de que me reconozca, además, hay que ayudarlo a librarse de esas niñas.

—Así que, en sí, ¿solo viniste para conocer cómo es el novio de tu hermana? Sin sus recuerdos de Dalila, no es como que puedas conversar con él sobre ella —Levanté la mano para llamar la atención de Damián Mitford—. ¿Podrías atendernos?

Él nos miró con alivio y se apresuró a huir hacia nuestra mesa, luego sacó una pequeña libreta de su bolsillo y una pluma para apuntar nuestra orden—. Buenos días, ¿qué quieren pedir?

Le di un último pequeño vistazo a la carta de nuestra mesa—. Un blue latte.

—¡Oh! ¡Escuché que ese es uno de los favoritos de Dalila! —comentó Melisa con emoción—. Leo me dijo que le gusta tomar una mezcla de ese con café toraja, así que —, se giró hacia Mitford—, yo un toraja, por favor.

Él asintió y apuntó nuestras órdenes—. En seguida se los traigo.

—… Él realmente no la recuerda, ¿eh? —comenté luego de que se marchara—. No reaccionó ni un poco cuando te vio ni cuando escuchó el nombre de Dalila.

—Y sin embargo trabaja en una cafetería, el paraíso de Dalila —, miró de reojo la barra, en donde estaba Mitford entregando la hoja con nuestros pedidos—, en sí, Dalila le borró la memoria para que cuando viniéramos a buscar pistas de su paradero, viéramos que Damián era inútil y no nos metiéramos con él, fue su forma de protegerlo. Pero resulta que ni tú ni yo tenemos intenciones de torturarlo para sacarle información, porque —, se encogió de hombros y sonrió ligeramente—, yo sé muchas más cosas que él, así que, ¿no crees que carece de sentido que él no recuerde a Dalila?

Me incliné hacia delante y recargué los codos en la mesa—. ¿Y entonces? ¿Le vas a devolver sus recuerdos?

Ella asintió—. Justo eso. Y sé lo que me vas a decir: «Pero tú no tienes el poder de anular poderes». Es verdad, pero al igual que Dalila, tengo el poder de borrar recuerdos, así que también tengo el poder de devolverlos. Verás, este poder consiste en seleccionar el recuerdo que quieres borrar mientras piensas en una palabra clave, así, si quieres devolver el recuerdo, usas esa palabra clave como una contraseña para acceder al recuerdo.

—O sea que, más que borrar recuerdos, lo que ustedes hacen es más como, ¿guardarlos? O más bien, bloquearlos.

—Exactamente.

—Y me imagino que sabes cuál es la palabra clave que usa Dalila cuando usa ese poder, ¿verdad?

—«Molesto» —respondió mientras reía—, siempre usaba ese poder para ayudar a mi papá, y ya ves que ella no le tiene mucho aprecio. En sí, quien me ayudó a averiguar la palabra clave fue Leo, pero creo aún sin su ayuda la habría terminado adivinando.

—Entonces, ¿le vas a devolver la memoria hoy?

Negó con la cabeza—. No, hoy no… y no sé cuándo en realidad —, miró hacia la ventana—, devolverle la memoria a Damián justo ahora podría cambiar el futuro de mi hermana, y no sé si cambie para bien o para mal, pero estoy curiosa, tengo un recuerdo vago sobre Junuem diciendo… en fin, necesito darle un par de vueltas más antes de hacerlo.

Solté un suspiro—. Y bueno, ya que has mencionado la palabra «futuro», ¿por qué no me cuentas cómo demonios lo conoces? ¿Acaso viajaste en el tiempo?

—… ¿Recuerdas que una vez me contaste sobre la identidad de la Llave? Mi media hermana a la que mi papá no quiere matar porque para él es un pedazo de mi madre biológica —, dejó caer la cabeza en la mesa—, bueno, se supone que en unos meses él tendría que dar la orden de buscarla para matarla, aunque ahora puede que tarde más en darla, o quizás ya nunca la dé.

—¿Y la lográbamos encontrar?

Ella asintió.

—… Esa niña… murió, ¿cierto? Pero no le concedió su deseo a Esteban —, me llevé las manos a la cabeza—, fuiste tú quien fue a la guarida de Krymtheo, por eso mencionaste: «un recuerdo vago sobre Junuem», porque la conociste… oh, wow… vale, supongo que uno de tus deseos fue regresar al pasado, ¿cuáles fueron los otros dos?

—... No lo sé... —admitió con voz apagada, levantó la cabeza para verme y suspiró—. Mira, recién el año pasado, sólo… desperté un día con todos los recuerdos de los días que me faltaban por vivir, incluso de los días posteriores a la muerte de Anabel, es por eso que sé que moriré a los 27 años por problemas con mi estúpido corazón. Sé que fui a la guarida de Krymtheo porque tenía la sensación de haber estado en otro lugar justo después de que mi papá matara a Anabel, pero no tengo ningún recuerdo claro de lo que hice ahí… solo unas reminiscencias de estar llorando con Anabel, de Junuem hablándome sobre Damián, y de la vida de mi papá.

—¿Por qué demonios tendrías reminiscencias de la vida de Esteban?




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