Ojos Color Violeta.

Cap. 106: Los poderes que afectaban a terceros.

Capítulo 106: Quien heredó los ojos violetas, parte XXXVIII.

Los poderes que afectaban a terceros

—Vaya, así que tú eres la hija que la señora Catalina tuvo con el señor Leiva —dijo el señor Shawn con sorpresa cuando Anabel y yo le explicamos que ella era mi media hermana. Él recargó los codos en la mesa que tenía enfrente y examinó a Anabel con la mirada por un momento—. Creo que puedo ver algunos rasgos de la señora Catalina en ti, como la forma de tu nariz, pero en su mayoría, te pareces más a tu padre —, me señaló con la cabeza y sonrió—, pero si quieres saber cómo lucía tu madre, solo mira a tus hermanas, pareciera que la señora Catalina se clonó.

—Entonces, ¿usted la conoció bien? —pregunté un poco nerviosa, o quizás emocionada, nadie me había hablado mucho de mi madre, y esa era la primera vez que tenía la oportunidad de conocer más acerca de ella.

—Para serles sincero, la señora Catalina y yo no intercambiamos muchas palabras, pero de lo que pude observar, puedo decir que ella era del tipo alegre y positiva, era una persona brillante que atraía a los demás como si fuesen insectos volando hacia la luz.

Me reí ligeramente—. Esteban es un insecto, entonces.

—Se puede decir eso —confirmó mientras reía y asintió con la cabeza—. Puede que yo conozca más a la señora Catalina de lo que lo hace el señor Ignacio, pero eso es debido a que el amo Esteban me hablaba mucho de ella. —Me miró a los ojos—. Tengo entendido que tienes una mala relación con tu padre, y si ni él ni tu abuelo te han contado sobre lo que pasó cuando —, soltó un suspiro—… aunque… seguramente tu abuelo también lo ignora. Mira, yo no voy a defender al amo Esteban, él decidió por sí mismo tomar el camino en el que está ahora, está lleno de errores, y actualmente seguro él es el peor tipo de persona, pero déjame decirte al menos esto, Dalila: créeme cuando te digo que tu padre amó muchísimo a la señora Catalina y no abusó sexualmente de ella como tu abuelo cree.

Lo miré dudosa—. ¿Y cómo está tan seguro de eso, señor Reber? Las únicas personas que de verdad pueden decirlo son Catalina y Esteban.

Él asintió—. Pues antes de que muriera, no hubo un día en que la señora Catalina se cansara de decir que ella no fue abusada por el amo Esteban. De hecho, quien dijo que había sido una violación, fue tu padre, y tiempo después, él me confesó cómo estuvieron las cosas en realidad, y te aseguro que él no la violó.

Bajé la cabeza sin saber muy bien qué decir, toda mi vida había visto a Esteban como un monstruo sin corazón, todo aquel que lo conociera le temía y hablaba mal de él, incluyendo a mi abuelo, esa era la primera vez que alguien intentaba mejorar un poco la imagen que tenía de él, y me costaba creer que Esteban no hiciera algo malo.

El señor Shawn sonrió—. Aunque no lo creas, el amo Esteban fue un buen niño, y tenía un corazón muy amable, pero si quieres saber más sobre el lado bueno de tu padre, a quien tienes que preguntarle, es a Oliver, después de todo, esos dos fueron mejores amigos durante los 3 años de secundaria. Pero bueno, me estoy saliendo del tema, ustedes vinieron a preguntar sobre Catalina, ¿no? ¿Tienen curiosidad sobre algo en específico? Quizás yo pueda responder algunas de sus dudas.

—Yo solo quiero saber si ella fue feliz hasta el final —respondió Anabel en voz baja.

—Eso… —Desvió la mirada—. Digamos que ella estuvo satisfecha con la forma en que murió. Cambiando de tema, Anabel, si estás aquí, ¿significa que también tienes una habilidad genial como la mayoría en este lugar?

—Oh, sí… se suponía que yo tenía un poder que se conoce como «El poder de la Llave», pero —, se encogió de hombros—, tal parece que ya no lo tengo. Hay un chico por aquí que se llama Emanuel, estoy segura de que él sabe por qué ese poder desapareció, pero no me quiere decir nada. Ah, pero también tengo otro poder con el que voy a luchar en la batalla contra los Vestigios de REVENISH, es… chan, chan… ¡telequinesis!

—¿En serio? —Esbozó una sonrisa de lado—. No me sorprende, tu madre también era una telequinética.

Anabel intercambió una mirada conmigo—. Jamás escuché hablar de eso, ¿y tú?

Negué con la cabeza, porque, aunque ya lo sabía por la vez en que Salma nos habló de su visión, realmente nadie me lo había podido confirmar, ni si quiera mi abuelo Román la vez que fui por la copia que él tenía del libro de Junuem, pues se negó a hablar de Catalina.

—Lo entiendo, supongo que nadie además del señor Román, el señor Leiva y el amo Esteban lo sabían… bueno, y yo —explicó el señor Shawn—. Eso es debido a que la señora Matilde anuló la telequinesis de la señora Catalina cuando ésta aún se encontraba en el vientre de su madre, por ende, seguramente ni siquiera la propia señora Catalina haya sabido de su poder gran parte de su vida.

Arrugué las cejas—. Entonces, ¿cómo se enteró Esteban de eso?

Él soltó un largo suspiro—… Me pregunto si es correcto que yo hable de esto… bueno, ustedes dos ya están un poco grandes así que… bien, les contaré lo poco que sé. El día que Dalila y Melisa nacieron, el amo Estaban fue al hospital para conocerlas, pero al final regresó a casa sin verlas, eso es porque escuchó sin querer una conversación entre el señor Román y el señor Leiva, en donde el primero dijo que la telequinesis de la señora Catalina había vuelto a aparecer en los meses recientes al parto.




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