Ojos Color Violeta.

Cap. 108: Y Asher volvió a llorar.

Capítulo 108: Quien heredó los ojos violetas, parte XL.

Y Asher volvió a llorar

A la mañana siguiente, Emanuel, Hannia y Katia llenaron una mochila con comida, Emanuel se la puso, y salieron del C.I. en el auto de Hannia para dirigirse al hotel del que era dueño el padre de Anabel, llegaron más temprano que él, y esperaron sentados en una banqueta del estacionamiento hasta que lo vieron bajar de su auto, entonces le explicaron rápidamente quienes eran y por qué estaban ahí, y él los invitó a esperar la llegada de Asher desde su oficina.

—Espero que puedan entender que, incluso si logran salvar mi vida el día de hoy, no puedo huir por siempre —les dijo el señor Leiva luego de sentarse en la silla de su escritorio—. Tengo todo un hotel que atender, hay muchas personas que dependen de mí, no puedo dejarlas de lado.

—Pero usted sabía que el señor Esteban vendría por usted algún día —respondió Emanuel cruzándose de brazos—, en especial luego de que nosotros habláramos con usted para avisarle que nos llevaríamos a Anabel.

—¿Por qué no preparó nada para lidiar con una situación como esta? —cuestionó Hannia.

—Oh, claro que lo hice —aseguró levemente molesto—. Aún recuerdo con claridad el día que Esteban entró a mi casa para asesinar a Cata por petición mía —, se mordió la lengua cuando notó sorpresa en el rostro de sus invitados, porque se dio cuenta de que ellos no estaban al tanto de ello y había hablado de más—… desde entonces he tenido pesadillas cada noche con Esteban viniendo por mi cabeza. Evidentemente no quiero morir, me aterra hacerlo, pero también he estado listo para ser asesinado por Esteban desde hace mucho tiempo. —Los miró a los ojos—. Mi esposa es perfectamente capaz de ocupar mi puesto si yo desaparezco, de hecho es la única que podría hacerlo, pero si en lugar de darle mi vida a Esteban, me dedico a huir, ¿acaso no creen que irán detrás de mi esposa?

—Su esposa puede…

—¡Lo sé! Huir conmigo, ¿no? Pero si ninguno de nosotros se hace cargo de este hotel, nadie más lo hará, mis empleados serán despojados del único ingreso que reciben para sobrevivir, y si Esteban fuera detrás de ellos para buscar información sobre mí, yo no podría seguir viviendo tranquilo —, arqueó una ceja—, ¿o es que acaso ustedes son capaces de proteger y alimentar a todos mis empleados?

Emanuel, Hannia y Katia intercambiaron miradas entre ellos y no fueron capaces de responder.

—No son capaces de hacerlo, ¿cierto? Puedo huir, pero muchas vidas serían sacrificadas a cambio, y yo no lo valgo. —Agachó la cabeza—. En cambio, si dejo que Esteban me mate, seguro se calmará y se pondrá de buen humor, él ha querido matarme desde siempre, así que mi muerte le traerá tanta alegría que se olvidará por un tiempo de Anabel y dejará en paz a mi esposa.

—… Ya estamos aquí, así que por lo menos, el día de hoy no dejaremos que muera —aseguró Emanuel con determinación—. Nos estamos enfrentando a Asher, su hermano Blaise está de nuestra parte y sé por él que Asher no es el tipo de persona que mata por gusto, de hecho lo detesta, así que, incluso si huimos, no atacará a ninguno de sus inocentes empleados. Por lo menos hoy, usted seguirá viviendo.

El señor Leiva relajó los hombros e hizo una sonrisa de alivio—. Gracias.

Unas horas más tarde, poco después de que almorzaran, Emanuel les aviso que Asher se encontraba acercándose al hotel, así que le pidieron al señor Leiva que se quedara ahí y ellos tres bajaron para darle la bienvenida al mercenario Blanco, pero entonces, mientras se encontraban bajando por el elevador, el celular de Emanuel sonó, era la llamada de un número desconocido, por lo que estuvo tentado a ignorar la llamada y colgar, pero al final decidió contestar.

—¡Emanuel! ¡Emanuel! ¿¡Eres tú!? ¡Soy Melisa! —gritó ella con voz ahogada desde su habitación.

Emanuel alejó su celular de su oído para mirarlo con extrañeza y luego volvió a acercárselo—. ¿Qué pasa? ¿Por qué suenas tan alterada?

—¡Dime por favor que no se encuentran en el hotel de Jared Leiva!

—Ah, sí, lo estamos…

—¡Tienen…! —gritó a todo pulmón, pero se cubrió la boca para callarse y luego volvió a susurrar—. ¡Tienen que irse de ahí antes de que llegue Asher!

Emanuel sintió que se le aceleraba el pulso y fue invadido por un mal presentimiento, y es que, Asher ya se encontraba enfrente del hotel—. ¿Por qué? ¿Qué pasa con él?

—No estoy segura de los detalles, pero algo pasó entre Asher, el doctor Dean y Blaise, y Blaise acaba de mandarme a decir con Matilde que Asher está tan furioso en este momento que es capaz de matar a cualquiera que se meta en su camino. —Ella se mordió la lengua para controlar su voz y que Emanuel no se diera cuenta de que ella estaba a punto de llorar de la preocupación por él—. Solo váyanse de ahí.

Emanuel le dio una mirada a Hannia—. Intentaremos noquear a Asher y lo llevaremos lejos de aquí para que no le haga daño a nadie… —Su rostro se puso pálido cuando con su poder sintió cómo las personas cerca de la entrada del hotel iban cayendo una después de otra al piso sin vida, y cuando las puertas del elevador se abrieron, escuchó gritos de pánico a lo lejos y su cuerpo se arqueó para vomitar.

—¿Estás bien? —le preguntó Katia mientras se agachaba para darle un pañuelo con el pudiera limpiarse el vómito.




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