Ojos Color Violeta.

Cap. 110: Una pequeña sonrisa de completa felicidad.

Capítulo 110: Quien heredó los ojos violetas, parte XLII.

Una pequeña sonrisa de completa felicidad

Habiendo pasado un par de semanas desde que Elián había llegado al C.I., me di cuenta de que todos, excepto Emanuel, parecían evitarlo, tal vez lo hacían de forma inconsciente, pero nadie empezaba una conversación con él o siquiera se le acercaba, y yo, sabiendo que Elián no tenía ningún recuerdo y no tenía ni idea de por qué todo el mundo lo excluía de ese modo, comencé a sentirme un poco mal con él.

Sin embargo, yo era lo contrario a una persona sociable, Emily, Alexander, Hannia, los gemelos, Aylin e incluso Emanuel, eran muy buenos para acercarse a la gente y comenzar una conversación de forma natural, siempre me ponían las cosas fáciles porque por lo general ellos hablaban y yo podía limitarme a escuchar, fue entonces que aprecié lo cómodo que era hablar con ellos por eso mismo, y de pronto sentí una gran admiración por ellos, porque, ahora que yo me había planteado acercarme a alguien, no tenía ni idea de cómo hacerlo.

—Realmente sé cómo te sientes —dijo Katia, la persona más tímida que yo conocía, cuando se lo conté—. Yo también soy así, la mayoría de las veces, o si no es que todas, espero a que llegue Alexander o Emanuel y me dejo arrastrar por ellos. Con Dánae era igual, nunca tuve que esforzarme para conversar con ella porque ella hablaba todo el tiempo, y tampoco necesitaba invitarla a ir algún lugar al que yo quisiese ir porque me bastaba con mencionarlo para que ella fuese la propusiese ir. —Colocó sus manos sobre sus mejillas y puso los codos sobre la mesa en la que estábamos sentadas en el comedor—. Realmente la extraño.

Sonreí, porque, en primer lugar, Katia se veía adorable con sus mejillas apretadas entre sus manos, y por otra parte, a diferencia del universo paralelo del que provenían los recuerdos de Emanuel, incluso si estaba separada de Dánae, era seguro que llegaría un día en que Katia la podría volver a ver y reestablecerían su amistad—. ¿Nunca has intentado iniciar una conversación con alguien que no conoces o que conoces poco?

Ella me sonrió con nerviosismo—. Nunca me ha salido bien, me pongo muy nerviosa y la voz no me sale, entonces pienso que los demás han de pensar que soy rara y me alejo, y más tarde, cuando estoy en la ducha, pienso en todos los errores de mi vida y todas las humillaciones de mi pasado, y me deprimo.

—… Vaya. —Me crucé de brazos e intenté recordar mis primeras interacciones con mis amigos—. En mi caso —, fruncí el ceño—… qué rayos, creo que ni siquiera intenté hacerlo —, tragué saliva—, y no solo eso, siempre que los demás intentaban acercarse a mí, los ignoraba, o los insultaba, o los golpeaba. Emanuel intentó darme un sándwich la primera vez que nos conocimos, lo cual ahora me doy cuenta que fue un gesto demasiado amable de su parte, porque él es muy celoso con su comida, y yo… se lo aventé. ¿Por qué demonios fui tan grosera? —me pregunté con culpa mientras agachaba la cabeza hasta que mi frente chocó con la mesa.

—Pensé… que aquello solo eran rumores —confesó Katia con nerviosismo—. Uhm… quizás puedas empezar de forma más sutil. Yo siempre he sido tímida, pero recuerdo que cuando aún estaba en la primaria, había una niña a la que yo consideré una amiga pese a que nunca cruzamos ninguna palabra, simplemente nos gustaba sentarnos juntas, si yo llegaba después de ella, ella me miraba, quitaba su mochila de la silla de al lado, y yo me sentaba ahí, era lo mismo cuando yo llegaba antes. Creo que si haces algo así, Elián sentirá que no te molesta su presencia, y eso es un gran comienzo.

Era común que, si yo no veía por ninguna parte a Emanuel, era porque él estaba en el 5to piso cantando mientras veía el paisaje desde la ventana, y desde que Elián había llegado, él solía acompañarlo y tocaba su armónica; me pareció más fácil estar en la misma habitación que Elián con Emanuel presente, así que empecé a ir regularmente a la sala de juntas en donde ellos estaban, tomaba asiento en alguna silla, me ponía cómoda y los escuchaba tocar y cantar, y me sorprendió lo mucho que llegué a disfrutar de esos momentos.

La primera persona que notó que yo estaba haciendo aquello fue Aylin, y supongo que saber que alguien se metió en la sala de juntas mientras esos dos estaban ahí, le dio ánimos para entrar también, porque poco después, ella comenzó a hacer lo mismo.

—La verdad es que estoy un poco interesada en Elián —me confesó Aylin una noche en la que, luego de entrar a mi habitación, se metió a mi cama sin siquiera preguntarme y se acomodó al lado de mí—, no es un interés romántico… creo —dijo entornando los ojos y luego se soltó a reír—. Bueno, admito que me parece atractivo, pero digamos que no he dejado que mi corazón se emocione con él porque sé que es un enemigo, y la forma más sencilla de no caer por él es manteniendo cierta distancia, pero la verdad es que mis ojos lo han estado siguiendo todo el tiempo. —Me miró a los ojos mientras hacía una mueca—. Está mal pensar que Elián es una buena persona, ¿cierto?

Arqueé una ceja—. ¿Piensas que es una buena persona?

Ella desvió la mirada—. No lo sé… es solo que… me di cuenta que él es consciente de que todos lo evitamos, así que intenta no estar mucho tiempo cerca de nosotros, como si temiera molestarnos o ponernos incómodos, y se aísla cada vez más… y aun así, cuando piensa que nadie lo está viendo, nos ayuda en silencio. ¿Recuerdas el día que Pher estuvo de malas porque no recordaba dónde había dejado su celular?




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