Ojos Color Violeta.

Cap. 118: La hija del Señor Buen Papá.

Capítulo 118: Quien heredó los ojos violetas, parte XLVIII.

La hija del Señor Buen Papá

(Universo 4, 120 años desde el nacimiento de los hijos de Junuem)

Mientras yo corría por el laberinto del 4to piso subterráneo acompañada de una copia del señor Nael y de Blaise, el doctor Dean se mantuvo disparando hacia el foco intacto de la habitación en la que se encontraba, con el propósito de acabar con todas las fuentes de luz y así entorpecer el poder de Emanuel, el cual, aunque iba de manejar sombreas, necesitaba luz, sin embargo, todas las balas disparadas por el doctor Den fueron detenidas por Hannia, quien saltó a toda velocidad para alcanzar todas las balas en el aire.

Emanuel bajó la mirada para darle un vistazo a la bestia que estaba creando para que ocupara un espacio y no fuera solo una proyección sobre una superficie, solo había completado la mitad de su cuerpo, y una parte de él pensó que sería mejor apresurar las cosas y terminarla de una buena vez, una vez la bestia estuviera lista, ya no tendría qué preocuparse de la luz, pues esa bestia no desaparecería a menos que estuviera tan oscuro que no se pudiera ver ni su propia mano, pero apresurar la creación de la bestia tenía sus riesgos.

Para permitirle a la sombra de una bestia ocupar un espacio, Emanuel tenía que establecer una conexión mucho más fuerte que con las demás, por lo que, si esa sombra de bestia resultaba herida, Emanuel también, así que tenía que crearla poco a poco y con cuidado, usando casi toda su concentración para darle a la sombra de bestia un cuerpo con volumen sin poner en riesgo su propio cuerpo.

Al mismo tiempo, con su otro poder, detectó las presencias del señor Bernardo, el señor Kenan y el Señor Buen Papá paseándose por el 5to piso subterráneo, y a su vez, se mantuvo atento de mi recorrido por el laberinto, hasta que de pronto sintió algo que lo hizo desconcentrarse por un instante, sintió la presencia de alguien más aparecer en uno de los pisos de arriba, aquella presencia se quedó inmóvil, como si esperase que alguien la regresara al lugar en donde se encontraba peleando, pero luego de un rato, comenzó a moverse para buscar las escaleras.

—Emanuel, ¿sigues ahí? —preguntó mi abuelo desde el comunicador.

—Aquí sigo —respondió en voz baja—. ¿Qué fue lo de hace un rato? Solo me dijo que Hannia debía de encargarse a toda costa de detener las balas del doctor Dean y no me explicó nada. ¿Qué premonición vio Salma? ¿Y por qué Dalila viene hacia acá?

—Eso es porque… tu vida se encuentra en riesgo, hijo. —Bajó la cabeza y se frotó la cara con una mano—. Creo que este es un buen momento para que actives tus marcas de buena suerte.

—… Vale… dígale al señor Yanis que las active. —Se miró las palmas de las manos y notó cómo tenedores verdes comenzaban a desaparecer poco a poco, a cambio, las balas del doctor Dean estuvieron cada vez más lejos de darle al foco de la habitación—. Por cierto, hay tres ratas paseándose por el piso en el que están ustedes.

Mi abuelo arrugó las cejas—. ¿Qué? ¿No son de casualidad los hombres que tendrían que estar en el laberinto?

—Así es, la cosa es que vieron a Dalila, encontraron la salida hacia el 5to piso subterráneo y fueron hacia ahí, mientras que Blaise los dejó para ir detrás de Dalila. Parece que están revisando todas las celdas, supongo que en busca de Elián. Pronto llegarán a las escaleras que llevaban al 6to piso subterráneo, igual y deberían detenerlos.

—Muy bien. —Cortó la comunicación con Emanuel y se cruzó de brazos para meditar un poco sus opciones—. Parece que hay enemigos paseándose en este piso, aunque tengo entendido que no son los más fuertes de los Vestigios de REVENISH. —Miró hacia el señor Yanis.

Él arqueó una ceja—. ¿Qué? ¿Quieres que vaya yo? ¿No se supone que mi presencia aquí es para proteger tu viejo trasero?

Mi abuelo hizo una mueca y arqueó una ceja—. Creo que estaremos bien, señor Yanis, aunque si lo que le preocupa a usted es ir solo, la copia de Nael puede acompañarlo.

La copia del señor Nael bajó la cabeza para ver sus piernas desnudas, pues sus pantalones iban con la copia que estaba junto a mí, y soltó un suspiro.

—Ah, como sea —masculló el señor Yanis. Se puso de pie y caminó hacia la puerta.

—Señor Lizardi —, lo llamó Salma—, se encontrará con un hombre de apariencia joven delante de una de las celdas cercanas a las escaleras, él no tiene ninguna intención de pelear, así que puede ignorarlo e ir detrás de los otros dos.

—Bueno. —Abrió la puerta y se fue caminando lo más rápido que su cuerpo le permitía, al lado de la copia del señor Nael.

—¿Y si le avisa al señor Alan de la presencia de los enemigos para que les cierre el paso? —le propuso Andrés a mi abuelo.

—… Sí, así el señor Yanis los alcanzará más rápido.

Luego de que mi abuelo le diera el aviso al señor Alan y a Aylin, quienes se encontraban en el 7mo piso subterráneo, afuera de la celda en donde estaba encerrado Elián, Aylin decidió ser la responsable de cerrarles el paso, en parte porque solo eran dos enemigos y de los más débiles, y por otra, le daba pena quedarse ahí sentada sin hacer nada, mientras que un hombre mayor de 70 años, iba a luchar contra los enemigos.

De esa forma, Aylin se puso de pie y se marchó junto con la montaña de tierra que había traído consigo desde el exterior, caminó por los pasillos, en dirección a las escaleras que llevaban al piso de arriba, y esperó la llegada de los enemigos. Unos pocos minutos después, escuchó el disparo de un arma y la voz del señor Bernardo gritar.




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