Capítulo 128: Quien heredó los ojos violetas, parte LVII.
¿Estás preparada para saber la verdad?
—Hey, Dalila, ¿tú y yo estamos saliendo? —me preguntó Damián una tarde mientras estaba con Alexander en la cafetería San Francisco para hablar sobre lo que había encontrado de Leo y Elián.
—Esperen, ¿hay duda de que ustedes dos salen? —cuestionó Alexander mientras reía.
—Es que nunca hubo un momento en que alguno dijera: «¿Quieres salir conmigo?» —respondí—. Así que —, miré a Damián a los ojos—, ¿quieres salir conmigo?
Damián intentó contener una sonrisa y se llevó ambas manos a la cara mientras sus orejas se ponían rojas—. ¡Sí!
Recargué los codos en la mesa y sonreí satisfecha—. Bueno, pues ya, estamos saliendo.
—¿Y por qué lo preguntaste justo ahora, Damián? —inquirió Alexander—. Pudiste tener esta conversación en privado, de forma más romántica y terminar esto con resultados sexuales.
Damián y yo cruzamos miradas, avergonzados, y luego golpeamos a Alexander en los brazos un par de veces, pero él no dejó de reír aun cuando claramente le dolieron los golpes.
Damián se aclaró la garganta para recuperar la compostura—. Voy a empezar a dar un curso de barista la siguiente semana, estuve hablado de eso anoche con Rafa, el hermano menor de Dánae, él se ha metido a todos los cursos y talleres que he dado, así que lo llamé para preguntarle si podía ayudarme a dar el curso como mi ayudante, y como de costumbre terminé hablando sobre Dalila. Él no la conoce, así que me preguntó si era mi novia y yo no supe qué responder. Es curioso que nunca antes me lo hayan preguntado.
Alexander se soltó a reír—. Es que todos asumimos que ya eran novios.
—¿Entonces ya eres capaz de convertir a otros en baristas profesionales? —le pregunté a Damián.
Él se encogió de hombros—. No realmente, todavía me falta experiencia. Lo que voy a dar es un mini curso, una introducción al mundo del café de especialidad.
Alexander se pasó un dedo por la cara, como si estuviese limpiándose una lágrima, y lo miró como una mamá orgullosa de su hijo—. Nuestro pequeño Damián ya es todo un hombre —, me volteó a ver e hizo una sonrisa de lado—, y pensar que nosotros todavía no terminamos la preparatoria.
—Bueno, yo regresaré a la cocina —, dio un par de pasos y luego se giró hacia nosotros de nuevo—. Dalila, hoy salgo temprano, así que espérame.
Asentí con la cabeza mientras sonreía ligeramente.
—Lo siento por cortar un poco la miel —dijo Alexander mientras se agachaba para sacar su laptop de su mochila—, pero comencemos a hablar de lo que venimos a hablar. Hace poco comencé a hacer algunos trabajos para la policía con respecto a la seguridad informática, también le hice unos ajustes a su base de datos para optimizarla y entre otras cosas, un amigo me facilitó el acceso a las cámaras de seguridad de Kleidi, Bromia, Trela y Mellón. No he encontrado nada sobre Elián, y estoy comenzando a sospechar que es porque él sigue viviendo en Dynami, habría que ir a dar un par de rondas para buscarlo en esa ciudad fantasma.
—Emanuel está ocupado en este momento, pero podríamos pedirle ayuda al señor Oliver, él suele buscar y seguir personas con las cosas que salen de sus portales.
—Oh, sí, los Matia. Esa es una buena idea. —Giró su laptop hacia mí para mostrarme la pantalla—. En cuanto a Leonardo, te tengo buenas noticias, ese mapa que ves ahí pertenece a Filos, y las rutas marcadas con rojo son todas por las que ha pasado Leonardo desde que apareció en esa ciudad en un barco hace tres días. Antier lo estuve siguiendo por su paseo por Metánoia y Tycheros. Y hoy en la mañana comenzó a moverse hacia Trela, no falta mucho para que llegue a Kleidi. El padre de Leonardo me contactó hace media hora, me dijo que Leonardo le avisó que iría a su casa esta noche.
Apreté mis piños sobre mis rodillas—. Y… ¿Leo ya sabe lo que pasó con Gustavo?
Negó con la cabeza—. El señor Stoltenberg me dijo que se lo diría cuando llegara a casa para darle la noticia frente a frente.
Me crucé de brazos—. Podría ir a buscar a Leo mañana antes de que se vuelva a largar, pero quiero estar con él cuando le den la noticia, supongo que tendré que decirle a Damián que hoy no iré a su casa. ¿Te molestaría acompañarme a casa de Leo?
—Ah —, se rascó la cabeza—… lo siento, te fallo. Conseguí un trabajo temporal como modelo de ropa unisex y tengo que presentarme en el estudio más tarde. ¿Por qué no le pides a Damián que te acompañe?
Chasqueé la lengua—. No puedo, a Damián no le cae bien Leo; una vez en preparatoria vio a Leo poniendo su cara muy cerca de la mía, pensó que él me iba a besar y desde entonces no lo traga.
Alexander se llevó una mano a la boca—. ¿¡Por qué yo no sabía sobre eso!? Bueno, en ese caso, ¿por qué no le preguntas a Ema?
—Uhm, pero él debe estar ocupado con la universidad.
Movió la mano como diciendo «No importa»—. Él siempre tiene tiempo para ti y para mí, privilegio de ser sus mejores amigos. Ah, bueno, y para su novia.
Unas horas más tarde, fui hasta la facultad de Emanuel justo después de que terminó de preparar con su equipo una exposición que presentaría la semana siguiente, me compró unos tacos para comer con él, y luego nos subimos a su auto para ir hasta la casa de los Stoltenberg, en donde Leo no llegó hasta en la noche.