Ojos Color Violeta.

Cap. 131: Soy igual que tú.

Capítulo 131: Quien heredó los ojos violetas, parte LX.

Soy igual que tú

(Universo 4, 113 años desde el nacimiento de los hijos de Junuem)

En una mañana fría y nublada de febrero, Esteban abrió la puerta de la habitación oscura y me sacó de ahí, al principio me negué a siquiera atravesar la puerta, tenía la nariz constipada, fiebre y un horrible dolor de cabeza, odiaba estar enferma, porque siempre que lo hacía y mi cuerpo se debilitaba, mi poder de anulación no funcionaba bien, tampoco era como que lo hubiese comprobado realmente, pero era la sensación que me daba.

Estar sin mi poder de anulación me hacía sentir vulnerable, era lo único que me garantizaba quitarles sus garras a los monstruos con los que vivía, sin embargo, con o sin garras, ante mis ojos, Esteban seguía siendo un monstruo, e incluso más que odio, yo le temía, por lo que terminé por salir de la habitación cuando noté un pequeño rastro de impaciencia en su mirada.

—¿Por qué tengo que ir yo? —inquirí como queja cuando vi una camioneta llena de personas afuera de la mansión—. No parece que me vayan a necesitar.

—Tienes razón. No sirves para lo que vamos a hacer, pero necesito tu poder de borrar recuerdos para después, y no quiero dar toda una vuelta de más para regresar por ti —me miró por un momento y luego sonrió con malicia—, ¿aunque sabes qué? Te haré participar en esta misión, solo para que tengas algo qué hacer, solo espero que no lo arruines.

Una vez subí a aquella camioneta, me explicaron rápidamente que estábamos de camino al hospital de Kleidi, en donde iríamos por Renata, quien tenía el poder de abrir portales a otras dimensiones, poder que serviría para cumplir el deseo de Esteban de ir a la Dimensión de Krymtheo. Aunque originalmente yo debía quedarme en el auto y esperar a que los Vestigios de REVENISH la raptaran, solo porque a Esteban se le dio la gana, fui junto con Asher y Elián a lo que, de hecho, era la parte más importante de la misión: tomar a Renata e irse.

Ese no estaba siendo mi día, estaba resfriada, tenía el cuerpo cortado, estaba en un hospital, lugar que atentaba contra mi estabilidad emocional porque me recordaban la muerte de Jaqueline, la ausencia de mi poder de anulación me estaba poniendo nerviosa y hasta un poco paranoica, y me dejaron a mí la tarea de entrar a la habitación de Renata y cargarla fuera de ahí mientras Asher y Elián montaban guardia.

Renata era pequeña y la enfermedad que tenía había causado que adelgazara un montón, probablemente para cualquier persona sana le habría sido fácil cargarla, pero yo estaba muy débil por el limitado ejercicio que podía hacer dentro de la habitación oscura, prácticamente solo comía y dormía ahí dentro, así que me fue imposible cargarla por más de 3 segundos.

Comencé a desesperarme y me dieron ganas de llorar al pensar en la reacción de Esteban cuando le dijeran que yo estaba siendo un estorbo, luego me enojé mucho con él por ponerme en esa situación, y entonces, para empeorar las cosas, Asher y Elián no hicieron bien su trabajo y dejaron que entraran a la habitación dos enfermeras que de inmediato cuestionaron mi presencia ahí y me pidieron retirarme, cosa que no hice.

Todas las situaciones, una detrás de otra, fueron idóneas para yo tuviera un ataque de pánico, caí sobre mis rodillas y me sostuve el pecho cuando sentí una fuerte opresión en él, fui invadida por un horrible escalofrío, no podía respirar y me asusté porque sentí que estaba por ahogarme y morir, y entonces… todo se volvió oscuro… por un momento creí que me había desmayado, o quizás había muerto… pero estaba equivocada.

Escuché una voz diciéndome: «Duérmete, porque hoy vi que realmente eres mi bisnieta», la oscuridad se fue y vi vagamente la cara de un anciano desconocido frente a mí, pero ni siquiera pude verlo con claridad antes de caer dormida por completo. Desperté un rato después, en la base de los Vestigios de REVENISH, Esteban estaba a mi lado, así que tan pronto me vio abrir los ojos, sin siquiera darme tiempo de orientarme y recordar lo que había pasado, me llevó rápidamente hacia una habitación en donde Renata yacía inconsciente.

—… ¿Qué recuerdos debo borrarle? —pregunté en voz baja luego de mirar su rostro por un momento.

Esteban arrugó las cejas, y noté cierto nerviosismo y duda en sus ojos mientras la miraba—. Todos.

Levanté una mano para tocar a Renata, pero la aparté de inmediato y me paralicé al ver mi mano llena de sangre—. ¿¡Qué…!? ¿¡Por qué tengo sangre!?

—Te lo diré cuando termines tu trabajo —dijo con molestia—, ¿o también quieres arruinar esto?

Tragué saliva y, con una temblorosa y ensangrentada mano que se sentía culpable de tocar a una inocente niña, quité de la memoria de Renata todos sus recuerdos mientras pensaba en la palabra “Reiníciate”. Una vez terminé, seguí a Esteban hasta la habitación en donde había despertado, se tomó el tiempo para explicarme que yo poseía el mismo poder que él y Melisa tenían, y rio a carcajadas cuando me hizo saber que mi poder superaba al de ellos, tanto que yo llegaba al punto de no poder controlarme y destruía todo, como las vidas de las enfermeras que quisieron sacarme de la habitación de Renata.

—¡Mientes! —grité con lágrimas en los ojos—. ¡Yo no soy una asesina! ¡Soy diferente a ti! ¡¡¡Yo no soy un monstruo!!!

Por un momento, Esteban me miró con unos ojos tan fríos que tuve la sensación de que ese sería mi fin, pero entonces él me mostró una sonrisa burlona—. Lo eres. Cuando entré a esa pequeña habitación de hospital, las paredes, suelo y ventanas estaban empapados con sangre, Renata estaba inconsciente, Asher y Elián estaba heridos y apenas podían ponerse de pie, y tú… estabas en medio de todo, con unas enormes garras negras en las manos y pies…




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