Ojos Color Violeta.

Cap. 136: Mi corazón se rompió un poquito.

Capítulo 136: Quien no sabe por qué atrae a las personas.

Mi corazón se rompió un poquito

Por alguna razón que nunca he sido capaz de comprender, suelo atraer a las personas, quizás emano alguna vibra extremadamente amistosa que no puedo controlar, y por eso completos desconocidos se acercan a mí y me hablan como si nos conociéramos desde hace años, pero gracias a eso, he tenido un par de malas experiencias, aunque también unas muy buenas, y a veces solo me sirve para matar el tiempo escuchando quejas que no me interesan demasiado, o problemas amorosos de lo que no tengo cabida.

—Salí tan deprisa que olvidé mi celular, así que no pude llamarla para decirle que me esperara un momento para entregarle un paraguas, aun así, me las arreglé para llegar a la parada justo después de que Dalila bajó del autobús, pero… había un chico esperándola ahí —dijo Damián con amargura.

Oh, problemas amorosos, incluidos los del tipo que antes de darme cuenta, me consideraba su mejor amigo.

—¿Los viste besarse o por qué esa cara? —pregunté arqueando una ceja.

Él me miró un poco indignado—. ¡No, no! ¡Dalila jamás me haría eso! Pero… ese tipo le entregó un paraguas y un termo, ¡seguro tenía café! No sé quién es, pero seguro sabe que la puede seducir con café. —Bajó la mirada con tristeza—. Cuando él se fue y se tropezó como un idiota, Dalila lo miró con una cara que jamás había visto, como si dijera: «Este es el hombre más tierno y lindo que jamás he conocido, mucho más que mi novio».

—Amigo, tú también eres lindo, más o menos. —Le di unas palmaditas en el hombro.

—Mira, gustar de alguien y estar enamorado, son dos cosas distintas, ¿cierto? Dalila está enamorada de mí, y probablemente le gusta ese tipo, tengo las de ganar, pero —, frunció el ceño—, no puedo quitarme de la cabeza que, si yo no hubiera regresado a la vida de Dalila, ella terminaría enamorándose de él, y lo amaría mucho más de lo que me ama a mí. Sé que lo que digo no tiene sentido, por lo que no pienso hacerle una escena de celos a Dalila ni le diré algo como que se aleje de él, pero, la ternura con la que ella lo mira, me duele mucho darme cuenta que yo jamás la he recibido.

Días después, Damián me llamó para darme la noticia de que ya había averiguado la identidad de su rival amoroso, su novia le habló de él, resultó ser un vecino de ella que llevaba cerca un año viviendo en el departamento de al lado, se habían vuelto lo suficientemente cercanos como para que él comiera un par de veces con Dalila y su roomie, y con el tiempo vio en Dalila a una mejor amiga.

—¿Esos son granos de café? —me preguntó un joven en el metro mientras señalaba la bolsa negra que yo sostenía en mis manos.

—Oh, sí —, me reí ligeramente—, ¿huele mucho?

Asintió con una sonrisa—. Un poco.

Él tenía el tipo de sonrisa que me hizo pensar de inmediato: «Este sujeto luce como una buena persona», por lo que instintivamente me cayó bien, y me pregunté si yo sonreía de la misma forma y por eso solían hablarme de la nada.

—A mí me gusta mucho hacer café de olla —me explicó con una sonrisa—, mis abuelos me enseñaron a prepararlo desde que era niño y desde entonces lo hago cada tanto, pero últimamente lo he hecho muy seguido, tengo una amiga a la que le gusta mucho.

Me reí—. ¿Solo una amiga?

Su rostro se sonrojó—. Sí…

Seguí haciéndole plática hasta que me bajé del metro, fueron solo 20 minutos, pero descubrí un par de cosas: él estaba enamorado de su amiga, pero ella tenía novio, y él era el tipo de persona que era demasiado buena como para si quiera pensar en poner sus ojos en una chica con novio, por lo que bloqueó de su cabeza toda posibilidad de enamorarse de su amiga. Y la cosa más importante que descubrí fue que, luego atar un par de cabos, él probablemente era el rival amoroso de Damián, y entendí por qué Dalila lo miraba con tanta ternura, ese sujeto era un maldito pan de Dios que debía de ser protegido para que nunca perdiera su inocencia.

Una vez bajé del metro, pasé a una pastelería y compré una tarta de café que había sido muy popular las últimas semanas, era una competencia fuerte para la cafetería donde trabajaba Damián, así que mi deber como su amigo era investigar al enemigo y darle mi opinión, aunque admito que también era porque tenía muchas ganas de probar esa tarta.

Como no podía esperar a llegar a casa para probarla, me senté en una banca de la plaza en donde estaba la pastelería y dirigí mi cuchara hacia la tarta para darle una probada, lo hice rápido, porque sabía que muy pronto saliva comenzaría a salir de mi boca.

—Waoh, eso luce delicioso —me dijo un chico que se había detenido frente a mí—, huele mucho a café, ¿es la tarta o esa bolsa?

Me encogí de hombros—. Tal vez los dos, la bolsa tiene café y la tarta es de café.

Hizo una sonrisa de lado—. ¿Eres un fan del café? Yo conozco una chica así. —Se sentó a mi lado—. Tal vez deba comprar una tarta mientras mato el tiempo.

—¿Esperas a alguien?

Negó con la cabeza—. Vivo en una casa enorme con mi padre adoptivo, él tiene mucho dinero, pero también trabaja mucho para conseguirlo, así que en casa estoy solo. ¡Oh! También tengo una madre adoptiva —me aclaró—, pero él vive encerrado en un laboratorio, en una pradera que está al lado del límite entre Kleidi y Bromia.




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